Tenemos varias cosas de que hablar –dijo Charlie, señalando vagamente el sobre de la Universidad del Sudeste de Alaska-. Por ejemplo, de tu transformación en vampiresa.
Empecé a abrir y cerrar la boca como un pez fuera del agua, mientras me sentía palidecer y enrojecer alternadamente y a la vez.
No era posible.
¿Cómo... cómo podía mi padre saber...? Yo había sido enormemente cuidadosa en mencionar, insinuar o siquiera dar a entender nada. Había evitado el tema con toda atención. ¡¿Cómo era posible entonces?! ¿Acaso de pronto Charlie podía oír la mente de Edward, o la mía? ¿Acaso se le había contagiado el don de Alice y podía ver el futuro?
-Bells, siéntate, pareces a punto de desmayarte –me dijo Charlie con preocupación, acercándome una silla sobre la que me dejé caer, literalmente.
Charlie me trajo un vaso de agua. Sólo pude beber un sorbo, demasiado estupefacta para siquiera tragar. Después de un minuto, me había recobrado lo suficiente como para hacer preguntas. La más obvia, primero:
-¿Cómo...? –murmuré.
-No estaba seguro, pero acabas de confirmármelo –explicó Charlie, sus ojos serios y preocupados fijos en los míos-. Ya ves por qué necesitábamos hablarlo a solas primero.
Asentí levemente, todavía aturdida por las revelaciones.
-En primer lugar, necesitaría que me digas si es verdad que es tu deseo. No quiero dar nada por sentado –explicó Charlie en voz baja.
-Sí –dije en un hilo de voz-. Sí, es lo que quiero. Lo que más deseo.
-Ser como él –señaló Charlie, serio.
-Sí –admití. No tenía sentido negarlo, yo quería ser vampiresa porque Edward lo era. Si hubiese sido un ser humano común, un mago o un hombre-lobo, yo hubiese querido serlo también...
Intenté evitar la corriente de tristeza que me recorrió al pensar en hombres-lobo. Yo extrañaba a Jake, y mucho, pero era él quien se negaba a responder al teléfono cuando yo quería hablar con él. Pese a haberle alcahueteado a Charlie lo de las motos, Jacob seguía siendo el amigo más cercano que había tenido. Echaba de menos sus chistes y la facilidad con que conversábamos, además que le estaría agradecida siempre por la forma en que me había ayudado y contenido cuando mi mundo estaba desmoronado.
Volví al presente, en el que Charlie estaba mirando pensativo hacia la nada. Tragué saliva, nerviosa. Nunca se me hubiese ocurrido que discutiría mi transformación con Charlie, la persona más alejada de lo sobrenatural en el universo entero.
-Lo amas, ¿verdad? –preguntó mi padre, completamente serio.
No había burla, desdén ni furia en su voz, sino solo extrema seriedad, la propia de cuando se discute un tema de vida o muerte... que lo era en este caso, de cierta manera.
-Con todo mi corazón –respondí con fervor.
-¿Y él siente lo mismo? –preguntó Charlie mirándome a los ojos.
-Sí –respondí, convencida-. No sé cómo es posible, pero él me ama también.
-¿Estás segura? –insistió Charlie, mortalmente serio.
-¡Sí, claro que lo estoy! –repuse.
-Es de él de quién desconfío –aclaró Charlie-. Sé que lo amas más allá de la razón, pero eso mismo es lo que me preocupa. Cuando él te dejó... estabas destruida –explicó en voz baja, incómodo-. Ahora regresó, y lo perdonaste por completo, como si nunca hubiese pasado nada. Sí, ya sé –atajó cuando yo abrí la boca-, él también la pasó mal, cuando creyó que estabas muerta intentó suicidarse y todo eso...

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Swan, Bella Swan
FanficTras despertar del sueño de 16 horas posterior al regreso de Italia, Bella tiene muchas explicaciones que darle a Edward, empezando sobre por qué hay una pistola bajo el suelo de su habitación y por qué Charlie le inyectó una droga para despertarla...