Maestra titiritera

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Forks, Estado de Washington. Sábado 08 de junio de 2006, por la mañana. Afueras de la casa de los Stanley (donde Bella Swan acaba de reencontrarse con el largamente perdido, muy llorado y por fin reencontrado Sean Jackson, además de alguien que se hace llamar Michael Bow pero se parece demasiado a Milton Briscioli y probablemente sea el asesino de Mike Newton).

Me ocupé de llevar a Jessica de vuelta adentro de su casa por la ventana, mientras Charlie, Emmett, Edward y Jackson se ocupaban del individuo que había intentado matar a Jessica, quien, dicho sea de paso, estaba espantada.

Eso de ser despertada un sábado temprano por la mañana, justo el día que ella había pretendido dormir hasta el mediodía, con un desconocido en su habitación, más teniendo en cuenta que este desconocido estaba intentando ahorcarla, le había afectado seriamente los nervios. Supongo que en cierta medida, ni siquiera puedo culparla.

—Me desperté y lo tenía frente a mí. ¡En mi habitación! –farfulló Jessica, los ojos enormes y un poco desorbitados—. Me tapó la boca con la mano y me sujetó las muñecas; ya había atado una soga a una de las vigas y estaba a punto de colgarme... —se estremeció visiblemente, señalando la soga, que todavía estaba colgada, bamboleándose ligeramente—. De golpe, apareció el pordiosero, y le pegó un puñetazo al alto, el que pretendía matarme. Pero no parecía que le hubiese hecho gran cosa, en todo caso, sólo logró enojarlo más. El alto me soltó y atacó al mendigo... yo estaba como paralizada, no podía ni gritar, y justo cuando creí que iba a matarlo al vagabundo, entró Emmett Cullen de un salto y lo agarró al alto, el que quería matarnos, y lo redujo como si tal cosa... Cullen miró todo con atención, entonces sacó el teléfono, ¡y te llamó!

—Eh, sí –tuve que pensar a toda prisa en algo que justificara por qué Emmet me había llamado. Acabé haciendo una mezcla de medias verdades y omisiones que sonaba bastante creíble—. Charlie estaba preocupado, creía que alguien podría atacarte después de lo que contaste sobre la muerte de Mike en televisión, y yo sugerí que podríamos pedirle a Emmett que venga a vigilar. Como yo hablé con Emmett, él me llamó a mí.

Si haber estado a punto de perder la vida había alterado los nervios de Jessica, saber que esto se debía a su testimonio televisivo pareció reconfortarla. Aparentemente creía que ser ahorcada después de salir en la tele tenía más glamour que ser asesinada a secas.

La convencí con algo de esfuerzo que no le dijera, escribiera, dibujara, mencionara ni comunicara de forma alguna nada a nadie, ya que eso haría que se corriera la voz y le impediría a la policía atrapar a los cómplices del que había intentado matarla. También descolgué la soga y me la llevé como "evidencia".

Yo estaba segura que el hombre al que estaban revisando fuera del dormitorio de Jessica era una de las muchas piezas del rompecabezas. Autumn Monterro era otra, y había otras que todavía nos faltaban, como el (o la, era posible que fuese una mujer) creador (o creadora) de 'Bryan'. Había otras piezas que yo no sabía muy bien dónde encajaban, como la muerte de Mike y las fotos, pero todo se resolvería... o eso esperaba yo.

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Emmett llamó a Alice (sospecho que lo hizo para guardar las apariencias) y le pidió que pasara a buscarnos, una vez que Charlie llamó a sus ayudantes y ellos se encargaron del detenido.

Media hora más tarde, el hombre que todos sabíamos que era Milton Briscioli, dijeran lo que dijesen sus documentos, estaba en la parte posterior del móvil patrulla, esposado de pies y manos, y camino a Port Angels. Charlie conducía, y Mark y Gus, sus dos ayudantes de más confianza, iban con él.

Las cosas no pintaban nada bien para Briscioli. En cuanto se confirmara su identidad, quedaría formalmente acusado del asesinato de Mike, y mientras tanto, tenía que cargar con las acusaciones de irrupción en la propiedad privada, agresiones contra el agente del orden Sean Jackson, e intento de asesinato por ahorcamiento de Jessica Stanley. Se le había advertido que tenía derecho a permanecer en silencio hasta que hubiese visto un abogado, y él sólo había asentido quedamente. Parecía conocer el procedimiento bastante bien.

Swan, Bella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora