Forks, Washington. Casa de los Swan, temprano por la mañana. Miércoles 29 de mayo de 2006. Ocho días después de la muerte de Mike Newton, al día siguiente de que Bella limpiara la tienda.
Si el lunes y el martes las cosas estaban mal y peor, el miércoles merece una definición aparte. Yo había dormido muy mal, Edward tuvo que despertarme dos veces durante la noche a causa de las pesadillas. En la segunda pesadilla, al despertar recordaba claramente el intenso miedo, la sensación de que algo me perseguía, algo enorme y horrible, y yo trataba de huir, pero ese algo estaba a punto de atraparme o devorarme o lo que sea que quisiera hacer conmigo cuando me desperté, temblando y empapada en sudor frío.
Edward estaba preocupadísimo y angustiado, se le notaba en la cara. Él había hecho siempre lo imposible para protegerme, ya sea de los demás, como con James, o hasta de sí mismo, con su bienintencionada pero completamente errónea ruptura y posterior abandono. Pero esta vez no podía protegerme de mis pesadillas, y eso lo enfermaba.
Llamé a Sheila y hablé unos minutos con ella ni bien me levanté. Su papá estaba mejor, y si bien seguía muy delicado, ya estaba fuera de peligro. Su hermana también mejoraba; Fred, en cambio, estaba peor. Había bebido un vaso de agua por la noche, y acabó vomitándolo unas horas más tarde entre violentas arcadas. Estaba tan débil que durante la noche el médico lo mantuvo sedado para facilitarle el descanso a su debilitado organismo, intentando que al menos pudiese dormir sin dolores. De Jackson no se sabía nada, y Alex por el momento seguía incomunicado. En cuanto obtuviese permiso para hablar con un abogado, podría verse qué hacer.
Tragué mi desayuno con más sentimiento de obligación que hambre. Hacía días que no tenía apetito, y sólo la insistencia de Edward me hacía comer a intervalos regulares, aunque nunca logré terminar el plato que tenía delante. Las últimas noticias tampoco ayudaban a hacerme sentir mejor.
-Bella, ¿qué estás leyendo estos días? –me preguntó Edward de pronto.
-Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, para la clase de Literatura –le respondí, un poco sorprendida, con la cuchara de cereal con leche a medio camino hacia la boca-. No estoy leyendo nada fuera de los que nos mandan en clases, si te refieres a eso. ¿Por qué? –quise saber, llevándome la cuchara a la boca.
-Pensé... pensé que tal vez habías estado leyendo a Sheakespeare otra vez –admitió él.
-¿Y qué te hace pensar que estuve leyendo Romeo y Julieta? –pregunté, confundida, después de tragar.
-No dije que hubieses leído Romeo y Julieta, dije que quizás hubieses leído a Shakespeare –corrigió Edward-. Es por algo que mencionaste en sueños.
-¿Recité a Shakespeare en sueños? –me sorprendí-. Wow, lo mío es la cultura del subconsciente, por lo visto.
-Me gustaría darte la razón, pero me temo que sólo tuviste pesadillas. Te frotabas las manos y decías que tenías sangre en ellas –admitió Edward, observándome fijamente-. Creí que quizás estuvieses soñando con Macbeth. O con lady Macbeth, mejor dicho.
Me metí otra cucharada de cereal con leche a la boca rápidamente, para evitar responder. Yo había soñado, de hecho, una escena similar a la de lady Macbeth caminando sonámbula, hablando en sueños y frotándose compulsivamente las manos, que sentía manchadas de sangre... cargos de conciencia por el asesinato cometido por ella y su marido.
era que en mi sueño yo entraba a la cafetería, donde todos me daban la espalda y murmuraban. Sólo entonces yo caía en la cuenta que mis manos estaban empapadas en sangre, sangre que yo sabía era la de Mike. Yo intentaba lavarme, limpiarme, pero la sangre seguía siempre presente, roja y brillante. De pronto ya no era la cafetería sino el bosque, y Edward desaparecía siempre detrás de un árbol lejano, mientras yo corría con las manos cubiertas de sangre...
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Swan, Bella Swan
FanfictionTras despertar del sueño de 16 horas posterior al regreso de Italia, Bella tiene muchas explicaciones que darle a Edward, empezando sobre por qué hay una pistola bajo el suelo de su habitación y por qué Charlie le inyectó una droga para despertarla...