Decisiones

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Forks. Casa de los Cullen. 08:30 AM del 22 de marzo de 2006, el día posterior al regreso de Volterra.

Jackson y yo discutimos un rato, sin poder encontrar respuestas eficaces. Todas tenían algún punto flojo. Yo apuntaba a los Vulturi, pero Jackson insistía en que todo el asunto se había resuelto entre humanos y que era definitivamente humano quien había dado esa orden.

Yo le repliqué que él no podía saber hasta qué punto los Vulturi estaban infiltrados y controlaban a los humanos. Jackson dijo que lo mío ya no era olfato sino paranoia y que no hacía falta que intervinieran unos siniestros milenarios vampiros italianos para que alguien dé órdenes que iban contra el sentido común.

Por fin, nos despedimos otra ven en buenos términos. Las órdenes que tenía para mí eran claras: debía quedarme en Forks, acabar mis estudios y esperar nuevas instrucciones. La investigación quedaba suprimida por completo.

Para cuando corté la comunicación, los Cullen me miraban como si fuese la primera vez que me veían tal y como era, pero no tuve tiempo de empezar a dar explicaciones.

Llamé a Sheila de inmediato, esperando que pudiese darme algunas novedades, pero ella tampoco sabía nada. Había recibido la orden de abortar la misión de labios de Jackson, aunque al jefe le había costado lo suyo convencer a Sheila que era realmente él quien hablaba, que no estaba siendo amenazado para decir eso y que más le valía obedecer órdenes si no quería acabar suspendida por indisciplina.

-A Alex le asignaron un nuevo trabajo hoy mismo –añadió Sheila-. Está ocupándose de un caso de evasión impositiva. Yo no tengo un caso por ahora, pero lo más probable es que me asignen uno pronto. A Fred quieren encargarle la investigación de una red de trata de personas.

-De modo que el equipo de trabajo está virtualmente desintegrado, ocupado cada uno en casos distintos –señalé, pensativa.

-Sí... -reconoció Sheila-. Jackson fue enviado a Florida. Según él, parecía que lo estaban castigando, le encomendaron investigar un suicidio extraño, que podría ser en realidad un asesinato. Por lo que me dijo, ése es trabajo de principiantes.

-Esto se vuelve más y más raro. La investigación abortada, el equipo desintegrado, los trabajos bien disímiles de cada uno... -enumeré-. Me huele mal. Alguien está saboteando nuestro trabajo.

-Fred y yo opinamos igual –me aseguró Sheila-. Alex no cree en eso, dice que no es asunto nuestro qué se hace con nuestro trabajo, que debemos limitarnos a hacerlo. Tuvimos una pelea bastante fea por eso, no nos estamos hablando de momento. Respecto a Jackson, él no dice nada, pero me parece que no sabe muy bien qué pensar.

-Yo tampoco sé qué pensar, sólo que no voy a quedarme de brazos cruzados viendo cómo el trabajo de años se va a la papelera. Quiero seguir investigando, no a los Cullen, sino al FBI. Quiero saber quién saboteó nuestro trabajo –añadí con algo de ferocidad.

-Cuenta conmigo, y creo que puedes sumar a Fred también. Haré lo posible por convencer a Alex, pero por ahora somos tres.

-Bien. En primer lugar, tenemos que saber de dónde exactamente partió la orden de abortar –señalé, inmersa en mis pensamientos-. Quiero un organigrama completo de las instancias superiores: quién, cómo y dónde. Quiénes pueden haber tenido acceso al informe, quiénes lo leyeron con toda certeza y quiénes probablemente lo leyeron. Quiero saber quién tomó la decisión, y todo sobre esa persona. Nombre, edad, tiempo que hace que está en el FBI, casos en los que participó, cargos que ejerció, y en general todo lo que pueda saberse sobre él o ella.

-Wow, ya suenas como Jackson –medio rió Sheila.

-Aprendí del mejor –me encogí de hombros-. ¿Crees que habrá alguna forma de conseguir esos datos?

Swan, Bella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora