Forks, Estado de Washington. 9 de junio de 2006. Casa de los Swan, por la mañana.
Volví a mi acogedora cama una vez que terminé de hablar por teléfono con mi mamá. Le dije a Caddy que se pusiera cómoda, porque Charlie no iba a llegar hasta la noche y yo tenía intenciones de dormir unas cuantas horas más, de modo que considerara suya la casa e hiciera lo que se le antojara.
—¿No quieres desayunar? –me ofreció ella, que estaba muy ocupada tostando pan y fritando huevos, queso cheddar y tocino.
—No, gracias –bostecé—. Si dentro de tres días no bajé, ven a ver si respiro, pero no antes. Buenas noches... buenos días... como sea –descarté con un gesto antes de trepar por las escaleras.
—¡Tu graduación es en dos días! –me recordó Caddy desde la cocina—. ¿Debo despertarte o no te importa perdértela?
Me detuve, desganada.
—A mí no me importaría perdérmela, pero no creo que ni Alice ni Renée lo permitirían... de acuerdo, despiértame media hora antes de la ceremonia, así tengo tiempo de bañarme y cambiarme de ropa –indiqué.
Escuchando de fondo la risa de Caddy, subí con pasos lentos y pesados hasta mi dormitorio. Una vez dentro, me saqué las pantuflas y me dejé caer sobre la cama, acurrucándome bajo las sábanas y frazadas, que todavía estaban tibias.
Pese a lo cansada que estaba, no pude dormirme. Estaba incómoda. Me giré en varias direcciones, pero no había manera. La cama era demasiado grande, demasiado caliente. Faltaba algo... o mejor dicho, alguien.
Miré con anhelo hacia la ventana y ahí mismo entró él, con pequeñas gotas de garúa brillando en su cabello y la más hermosa de las sonrisas.
—Por fin –suspiré cuando se acomodó a mi lado sobre la cama, abrazándome—. Estuviste lejos demasiado tiempo.
—Fueron veinte minutos como mucho –murmuró él, su aliento helado causándome piel de gallina cuando soplaba sobre mi cuello.
—Lo dicho, demasiado tiempo –insistí. Lo sentí reír en voz baja.
—Lo lamento, mi amor –se disculpó Edward—. Hubiese venido antes, pero Alice me detuvo. Está planeando la fiesta de graduación que quiere dar en casa.
—Caddy ya le dijo que no. Las fiestas significan descontrol, y eso es lo que los agentes del FBI están tratando de impedir aquí –le recordé.
—Yo le recordé eso también, pero Alice insiste que ahora que Briscioli está arrestado y Blackwater no va a molestar más, no hay razón para no descontrolarnos un poco –explicó él.
—Creí que me había salvado de la fiesta –gimoteé.
—Todavía no está dicha la última palabra –razonó Edward—. Caddy todavía puede obligar a Alice a suspender todo.
—¿Alguna vez alguien consiguió detener a Alice de llevar adelante uno de sus locos planes? –refunfuñé.
—No regularmente –admitió Edward—. Pero pasó... una vez o dos... en cincuenta años.
—Eso sí que es darme aliento –suspiré—. Estoy cansada, sólo quiero dormir... ya voy a lidiar con Alice más tarde.
Por fin, con Edward acurrucado a mi lado, tarareando mi nana, y la seguridad que ningún desquiciado estaba queriendo matar a mis seres queridos ni a mí, concilié un sueño profundo y reparador.
Forks, estado de Washington. Martes 11 de junio de 2006. Día de la graduación de Bella y sus compañeros de curso.
Me vestí con mi blusa roja de las ocasiones especiales, elegante sin ser demasiado formal y bastante escotada, pero el nuevo corpiño con relleno que Renée me había traído me hacía ver lo suficientemente curvilínea como para que la blusa se luciera. Me permití una sonrisa calculadora. Una vez que esas horribles togas de poliéster desaparecieran, yo tenía bastante interés por ver la reacción de Edward ante mi indumentaria.
![](https://img.wattpad.com/cover/66697549-288-k665987.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Swan, Bella Swan
FanfictionTras despertar del sueño de 16 horas posterior al regreso de Italia, Bella tiene muchas explicaciones que darle a Edward, empezando sobre por qué hay una pistola bajo el suelo de su habitación y por qué Charlie le inyectó una droga para despertarla...