Generala Bella Swan

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Forks. Dormitorio de Bella. 00:15 AM del viernes 17 de mayo de 2006, a la madrugada después de la noche en que Bella y Charlie discuten la transformación de ella en vampiresa.

Pensándolo mejor esa misma noche, llegué a la conclusión que quizás una excursión relámpago a Jacksonville no era tan mala idea, sobre todo con Victoria rondando cerca de casa. Despejar el polígono de tiro, por así decirlo, era sin duda mucho más conveniente para los Cullen que tenerme estorbando en medio si lo que planeaban era una emboscada para Victoria.

Sería estupendo si consiguieran sacarla de en medio. La verdad era que Victoria me asustaba mucho, más de lo que yo estaba dispuesta a admitir. El mundo humano era bastante malo, pero yo podía contra él, o contra la parte de él que intentaba lastimarme. Pero los vampiros eran otra historia.

-Edward, ¿cómo están planeando acabar con Victoria? –le pregunté, acurrucándome más contra él.

Edward dejó de canturrear mi nana en ese mismo instante. Estaba serio, por lo que pude ver a la escasa luz que se filtraba por la ventana, pero no tan tenso como las otras veces que hablábamos de Victoria.

-Jasper se está ocupando de eso –me respondió-. Es un gran estratega. Como yo contaba con estar lejos, no presté demasiada atención, a decir verdad.

Estábamos acurrucados en mi cama, yo bajo las mantas y él encima, abrazándome y canturreando mi nana. Edward se iba siempre puntualmente cuando Charlie lo echaba, y regresaba solo cuando estaba convencido que mi papá estaba en la fase REM del sueño, la más profunda.

Habíamos encontrado que el sistema de sensores infrarrojos tenía un pequeño hueco, un área muy estrecha que no cubría, y que afortunadamente coincidía con la ventana del cuarto de baño de la planta alta. No era un hueco importante, ya que la única forma de acceder a la ventana sin pasar por una zona vigilada era mediante un salto vampírico, de modo que en realidad Charlie y yo estábamos tan a salvo como antes dentro de casa. Los detectores de movimiento seguían siendo un problema, pero parecía que si Edward iba al máximo de velocidad posible, los detectores eran incapaces de captarlo.

De modo que Edward tenía que tomar carrera a unos cuantos metros, dar un enorme salto, prestar muchísima atención de atinarle a la venta abierta, y caer sobre sus pies y manos sin hacer ruido. Todo eso después de verificar con toda seguridad que el baño estaba desocupado, desde luego. Era complicado, pero la única forma de evitar la vigilancia de los sistemas de seguridad.

Pese a que Edward consideraba que estábamos logrando evitar que Charlie descubriera que él, Edward, pasaba la mayoría de las noches viéndome dormir, yo no estaba muy segura. Me daba más bien la impresión que Charlie lo sabía perfectamente y prefería no darse por enterado, pero yo sabía que de mencionárselo a Edward él probablemente se asustaría lo suficiente como para dejar de venir por las noches, de modo que me guardé mis sospechas.

-Estaba pensando... que quizás irnos a Jacksonville por el fin de semana no sea mala idea. Para no tenerme estorbando, quiero decir –expliqué.

-No estorbas, Bella –me aseguró Edward de inmediato.

-Como sea, sería más cómodo para tu familia si yo estuviese a una distancia segura, donde Victoria no pudiese alcanzarme fácilmente, mientras ellos intentan cazarla aquí. Sólo me preocupa Charlie... si Victoria sigue mi olor y va a casa...

-Si es el fin de semana, lo más probable es que esté en una expedición de pesca –señaló Edward-. Aunque no estaría de más advertirle. Si se va a La Push, no creo que Victoria se atreva a entrar y seguirlo. De todos modos, no es en Charlie en quien está interesada; creo que si él se aleja lo suficiente de la casa, no debería correr riesgos.

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