Forks, Washington. Domingo 2 de junio de 2006. Casa de los Swan, también conocida como base de trabajo para la "Operación Argonautas", destinada a llevar sanos y salvos a Forks a Cotton Sheila, Samstag Frederick, y Stradivarius Alexander.
El domingo se me hizo muy largo. Charlie no salió a pescar, ya que consideró que quedaba mal que él saliera a pescar y me dejara a mí en casa con los dos agentes del FBI. Tenía razón respecto a los chismosos de Forks, por supuesto, pero yo personalmente hubiese preferido que él saliera a pescar, no porque me lo quisiera sacar de encima, sino porque Charlie en verdad necesitaba relajarse y pensar en otras cosas por unas horas. Yo había tenido el pijama-party para distenderme, pero él no había tenido oportunidad de hacer algo que lo distrajera en días.
Por fin, si bien no se fue a pescar, al atardecer Charlie viajó hasta La Push para visitar a los Black. Le envié saludos para Billy y Jake, y me quedé en casa, aprovechando para adelantar deberes atrasados. Alice me había salvado una vez, pero yo no tenía intenciones de hacer de eso una costumbre.
El día había transcurrido tranquilo y estaba por acabar igual. Phillips estaba tipeando reportes en una computadora portátil, mientras que Caddy hacía zapping, saltando de canal en canal cada pocos segundos. Yo luchaba con los deberes de Cálculo. Alice me había hecho un gran favor en ese momento al entregar la tarea por mí, aunque eso también significaba que yo no tenía mucha idea de cómo resolver ese tipo de problemas, pero tendría que saber hacerlo antes que llegaran los finales.
Ya estaba oscuro cuando Charlie llamó para anunciar que se quedaba a cenar en casa de los Black y para extender la invitación de Billy y Jacob a que yo fuese a cenar, invitación que rechacé todo lo amablemente que podía. No tenía ganas de llevarme a Caddy y Phillips hasta La Push, además que yo estaba pendiente del teléfono fijo por si alguno de los Cullen llamaba.
Caddy y yo decidimos que era el turno de Phillips de cocinar, y si bien él se negó tenazmente, aduciendo que era capaz de quemar el agua hervida, éramos dos contra uno. Por fin, Phillips se encerró en la cocina diciendo que necesitaba absoluta concentración si iba a cocinar algo comestible. El completo silencio hizo que Caddy y yo sospecháramos que él estaba preparando sándwiches, pero resultó que su haraganería a la hora de enfrentarse a ollas y sartenes era peor que eso: al cabo de un poco más de media hora sonó el timbre de casa, y Phillips se precipitó a atenderlo... para recibir y pagar las tres pizzas y la bebida que el repartidor traía.
La pizza estaba buenísima, lo que no impidió que nos burláramos de Phillips durante toda la comida. Acabamos contando anécdotas sobre la comida en casos de misiones encubiertas. Phillips nos hizo desternillar de risa al narrar con esa forma tan suya cómo una vez habían logrado atrapar a un peligroso fugitivo sólo porque su novia, celosa de que él la estuviese engañando con otra, le administró un gualicho, una poción mágica que debería hacer que él se enamorara perdidamente de ella. Pero o la bruja que preparó la poción era muy mala o le guardaba algún rencor personal al hombre en cuestión, ya que en vez de enamorarlo, el preparado le causó una terrible diarrea y un dolor de estómago tal que él no era capaz de ponerse de pie. Después de arrestarlo, los agentes tuvieron que llevarlo al hospital, donde la novia, empapada en llanto, les explicó a los médicos lo que había pasado.
Como sobra decir, tanto los médicos como los agentes del FBI se revolcaron de la risa con esa historia, y al detenido le quedó para siempre el sobrenombre de Gualicho: en adelante, se lo conoció como Peter Gualicho Gray. También sobra decir que él no estaba muy contento.
A medida que avanzaba la noche, crecía mi expectativa. Cada minuto, el Mercedes que trasladaba a Carlisle, Fred y Alex estaba más cerca de Forks.
Edward había llamado durante la tarde al teléfono fijo de casa, tal como habíamos pactado, y había desarrollado su parte de la comedia, contándome que después de desalojar el hotel estaban utilizando los automóviles como residencia, que Fred estaba peor que antes (eso me lo dijo en un tono tan serio que casi le creí), que Sheila y Alex estaban sobrellevando bastante mal la presión, y que él me extrañaba horrores, pero comprendía que tenía que quedarse en Phoenix cuidando a mis amigos.
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Swan, Bella Swan
Fiksi PenggemarTras despertar del sueño de 16 horas posterior al regreso de Italia, Bella tiene muchas explicaciones que darle a Edward, empezando sobre por qué hay una pistola bajo el suelo de su habitación y por qué Charlie le inyectó una droga para despertarla...