Forks, Washington. Casa de los Swan. Viernes 24 de mayo de 2006, por la noche, al día siguiente al entierro de Mike Newton.
Había sido una de esas semanas completamente horribles, las que estás más que feliz cuando por fin se acaban. Todo parecía haber pasado en mucho más tiempo, cuando en realidad sólo habían sido cinco días: el lunes Edward y yo regresamos de Florida; el martes Mike me habló de las amenazas de "Bryan" y fue asesinado unas horas más tarde; el miércoles declaré en la estación de policía; el jueves fue el entierro de Mike... y el viernes comenzó el infierno en la Tierra, al menos para mí.
En parte, porque el viernes ya no pude postergarlo más y por fin le conté a mi mamá vía correo electrónico sobre la muerte de Mike, ahorrándome todos los detalles que podía, desde luego, aunque la versión más apta para todo público e inofensiva que fui capaz de componer bastó para que Renée se escandalizara terriblemente, me llamara por teléfono y me pidiera que me fuera de inmediato con ella a Jacksonville, donde no había tanta lluvia ni encontrabas a tus compañeros de curso muertos por ahí. Tuve que hacer acopio de toda mi paciencia para explicarle que me gustaba la lluvia y que el asesinato de Mike era la excepción, no la regla. Ella no se dejó convencer fácilmente, y acabé diciéndole que lo pensaría, sólo para que me dejase en paz.
-No tengo ninguna intención de irme –gruñí, colocando el auricular del teléfono en su sitio con más fuerza de lo estrictamente necesario-. ¿Cómo se supone que voy a rastrear a quien le hizo esto a Mike desde Jacksonville?
-Creo que Charlie dijo que debías quedarte al margen –me señaló Edward, sentado ante la mesa de la cocina, con los labios fruncidos de desaprobación.
Suspiré, irritada. Charlie y yo habíamos discutido ese tema prácticamente cada día desde esa tarde en el hospital, y Edward había estado presente en algunas de las discusiones.
-Charlie también dijo que usáramos los preservativos –repliqué, enarcando las cejas-. Ya que estás tan dispuesto a obedecerlo, podemos hacerlo completo, ¿no crees?
El ceño de Edward se frunció. A él le gustaba tan poco como a Charlie que yo estuviese involucrada en ese asesinato, aunque fuese sólo en calidad de testigo.
-Entiendo que te parezca importante ayudar, pero hay muchas maneras de hacerlo –empezó Edward, y yo rodé los ojos antes de sentarme frente a él-. Una de esas maneras es tener cuidado, no arriesgar tu tapadera, hacer todo lo que Charlie diga... sin malinterpretarlo, desde luego...
Yo gruñí en voz bien alta, cruzándome de brazos. Edward estaba enumerando todas las cosas que yo no tenía pensadas hacer. O al menos, que no me importaban por lejos tanto como antes.
-Debería llamar a Jacob –murmuré para cambiar de tema, pero también porque quería sacarme de una vez la duda de lo que Jake había querido decirme desde el martes a la mañana.
Miré a mi novio con desafío, como retándolo a que se opusiera. Debo decir a su favor que Edward sólo apretó un poco la mandíbula, pero no dijo ni hizo nada más. Decidida, tomé el teléfono y llamé a casa de los Black.
Me atendió Billy. Jake no estaba en casa, sino patrullando, y su padre no tenía idea de cuándo regresaba, pero se ofreció a darle un mensaje de mi parte. Dudé un momento antes de decidirme.
-Dile... que llamé, y que me interesa saber qué es lo que él quería decirme el martes por la mañana –me callé justo a tiempo, antes de decir que Jake debía haber faltado o llegado tarde a su escuela por esperarme a mí ante la mía-. Sólo eso. Que me llame en cuanto pueda, o que yo lo vuelvo a llamar, como prefiera.
-Me pregunto qué será lo que quiere decirte –pensó en voz alta Edward cuando yo volví a sentarme, tras haber finalizado la conversación.
-Emmett dio a entender que sabía de qué se trataba, o al menos que lo sospechaba –comenté-. ¿Tienes alguna idea?
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Swan, Bella Swan
ФанфикTras despertar del sueño de 16 horas posterior al regreso de Italia, Bella tiene muchas explicaciones que darle a Edward, empezando sobre por qué hay una pistola bajo el suelo de su habitación y por qué Charlie le inyectó una droga para despertarla...