Forks, Washington. Viernes 31 de mayo de 2006. Casa de los Swan.
Caddy cocinó la noche del viernes. Hubo puré de papas, pescado a la plancha y ensalada. Alice y Rosalie regresaron a su casa, con la excusa que su familia las estaba esperando, aunque intuí que tenía que ver con que Caddy ya había notado una vez que Edward no comía. Mejor no llamar la atención sobre los hábitos alimenticios de la familia, o la falta de ellos.
Comimos en silencio, con Phillips y Caddy dirigiéndome miradas intranquilas de vez en cuando. Charlie me había preguntado seriamente cómo me sentía cuando bajé a comer, y cuando le contesté sinceramente que bien, dejó de preocuparse, o al menos, de mirarme como si yo me fuese a desmayar de un momento al otro.
Después de comer yo estaba secando los platos que había lavado Caddy, ya que con la muñeca atrapada en el cabestrillo yo no podía lavarlos, cuando sonó el teléfono. Casi dejé caer todo lo que tenía en las manos en mi apuro por alcanzar el aparato lo antes posible.
-Hola, ¿hay novedades? –jadeé, el corazón en la garganta de los nervios y la excitación.
¿Habían Carlisle y Edward conseguido averiguar qué tenía Fred? ¿Podían curarlo? ¿Estaban Alex y Sheila con Esme? ¿Estaban salvo...?
-Eh, hola, Bells –me respondió del otro lado una sorprendida voz profunda, algo ronca-. ¿Qué novedades estás esperando, si puede saberse?
Suspiré, tratando de controlar el desencanto en mi voz. Nunca antes me había sentido decepcionada al oír la voz de Jacob, pero ésta vez estuve a punto de colgar.
-Ah, hola, Jake –saludé, intentando sonar entusiasmada, pero no fui muy convincente-. ¿Cómo estás?
-Bueno, no soy yo quien está por ser rellenado de plomo por la mafia y quien tiene a dos agentes del FBI siguiéndole la pisada para protegerlo –enumeró Jacob-. En serio, Bells, ¿por qué nunca me dijiste nada?
El tono herido de su voz me hizo sentir culpable, pero me repetí que era mejor que él siguiera a oscuras de todo, por su propio bien.
-Es... complicado. No es que desconfíe, es sólo que... no es mi tema de conversación favorito, y en verdad no le hablé de esto a nadie en años. Cuando llegué a Forks, lo que más quería era dejar todo eso atrás, olvidarme y hacer de cuenta que nunca había pasado... además que sonaría jactancioso, "qué importante que soy, que una vez la mafia intentó borrarme del mapa"... -farfullé, incómoda.
-Creí que éramos amigos –me reprochó Jacob.
-Y lo somos, claro que sí, pero la verdad es que ahora mismo mi vida en un desastre, y no quiero arrastrarte en él –traté de explicarle-. ¿Recuerdas esa conversación que tuvimos sobre los secretos? Sobre que a veces un secreto es demasiado grande, que te supera, no es sólo tuyo, y no puedes compartirlo sin más...
-Hablábamos de los chup-... de los Cullen en esa ocasión –gruñó Jacob.
-Bueno, ahora hablamos de mí. Cada uno de nosotros tiene secretos, y el mío es bastante desagradable y oscuro –dije. Era lo más cercano a la verdad que podía decirle a Jacob sin revelar demasiada información.
-Yo me convierto en un gigantesco lobo capaz de destrozar sanguijuelas, ¿y el tuyo es un secreto "desagradable y oscuro"? –exclamó Jacob, como si no pudiese creerme.
No pude evitarlo. Empecé a reír.
-Mi secreto no es tan espectacular, o al menos, no tan visual, debo admitirlo –comenté antes de regresar al tono serio-. Pero Jake, sabemos que guardar un secreto es algo muy difícil, y no quiero ponerte en una posición sin salida.
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Swan, Bella Swan
FanfictionTras despertar del sueño de 16 horas posterior al regreso de Italia, Bella tiene muchas explicaciones que darle a Edward, empezando sobre por qué hay una pistola bajo el suelo de su habitación y por qué Charlie le inyectó una droga para despertarla...