Blackinnon Story

3

James había estado toda la maldita semana recordándole qué era lo que debía hacer el viernes a la noche con Lily. En el entrenamiento de Gryffindor, Marlene está dando vueltas al campo, hasta que comiencen y James, que es el capitán, le llama.

- ¿Está todo bien? -pregunta la rubia frunciendo el ceño.

- Si, si. Sólo quería recordarte que hoy es viernes y qu...

- AY JAMES ¿¡EN SERIO!? Ocúpate del estúpido entrenamiento, por favor. -chilla Marlene, poniendo los ojos en blanco, y sale disparada hacia el otro lado del Campo.

Luego de un exhaustivo entrenamiento, el equipo de Gryffindor se va hacia los vestuarios para darse una merecida ducha caliente. Al cabo de un largo rato en la ducha, y sabiendo que probablemente fuera la única allí, estira la mano fuera del cubículo para buscar su toalla, pero no la encuentra. Luego de unos segundos lo logra.

- Por nada, McKinnon. -Dice una voz masculina.

La rubia dá un salto, se envuelve apresuradamente en la toalla y asoma la cabeza, para ver a Sirius apoyado contra la pared del baño. El chico le dedica una sonrisa desvergonzada y ella vuelve a meterse a la ducha, aunque ya sin agua.

- Lárgate de aquí. Ya. -espeta la rubia con malhumor.

No puede creer que el chico esté ahi, como si fuera algo de lo más normal.

- Hieres mis sentimientos. Me quedé porque andan los Slytherin alrededor y si se meten contigo, tendré excusa para patearles el culo.-explica Sirius.

- Ah si, qué reconfortante, Black. Soy una excusa para que te estés dando golpes con los Slytherin. Me encanta, no podría estar más halagada. -escupe las palabras con exceso de sarcasmo.- Imbécil.

- ¿Qué te creías? ¿Que estaba aquí para confesarte mi amor o algo parecido?

- No, creo que estás aquí porque eres un puto cerdo morboso y si no te vas antes de que cuente tres, vas a pagarla muy caro.

La cortina del cubículo se abre y Sirius alza una ceja.

- Bonitas piernas, McKinnon.

Y sin pensarlo, aferra con fuerza la toalla con una mano y con la otra le pega un puñetazo en la nariz. Cuando el Gryffindor alza la cara, estaba sangrando, mucho.

- ¡¡ESTÁS COMPLETAMENTE LOCA, MCKINNON!!

- Te dije que la pagarías muy caro si no te ibas.

Sirius sale apresuradamente del vestuario y Marlene se viste con rapidez. Con un movimiento de la varita limpia las gotas de sangre que han caído al suelo, recoge sus cosas y sale rápidamente hacia el castillo. Sabe que se le viene una muy fea y que no tendrá excusas. Al llegar a la Sala Común, sólo ve a Lily y Mary, que la invitan a sentarse con ellas.

- Te tardaste mucho en las duchas. -dice Lily.

- Un siglo. Por eso nos vinimos para aqui. -añade Mary.

- Si, es que tenía muy doloridos los músculos y decidí quedarme un rato bajo el agua.

Marlene evita el contacto visual con sus amigas, y pregunta lo inevitable.

- ¿Han visto a Black?

Las otras dos chicas niegan con la cabeza, extrañadas por la pregunta.

- No, de hecho, a ninguno del grupito de Black, Potter, Lupin y Pettigrew.

- Hm. -responde la rubia y frunce el ceño.

Tiene una horrible sensación en el estómago, como un peso que le hace doler. No tiene más remedio que explicarles a sus amigas lo que ha sucedido, antes de que el vaso rebalse y se vaya todo a la mierda. Suelta un suspiro y se hace lo más pequeñita que puede en la butaca.

- Golpee a Black en la cara. Creo que le hice daño, chicas. -confiesa, en un murmullo.

Lily y Mary se miran entre ellas y, por lo que le parece a la rubia, se aguantan la risa.

- ¿Qué sucedió? -pregunta Lily, haciendo uso de su pose solemne.

- Cuando quise agarrar la toalla para secarme, él me la tendió. O sea, no había nadie más que él y yo. Le dije que se largara, y lo que hizo fue abrir la cortina de la ducha, como el morboso desvergonzado que es y, no sé, como acto reflejo le pegué. Sangraba mucho.

Mary estalla en una carcajada que probablemente Madam Rosmerta hubiera oído en Hogsmeade, y Lily se tapa la boca con una mano, asique no se nota si era para no reír o por el espanto.

- No sean idiotas, sé que se lo merece pero es que ahora estoy preocupada de la que me va a caer.

- ¿De verdad crees que Sirius Black va a admitir que una mujer le rompió la nariz de un puñetazo? ¿Es que acaso no lo conoces? -Mary pone los ojos en blanco.- Se inventará que se peleó con Regulus o con algún Slytherin y ya. Pero yo también tendría miedo de una venganza "merodeadora". -dice una vez que se calma.

- Oh, maldición...-protesta Marlene y se pone de pié.- Iré a la enfermería a ver si está ahí.

- Déjalo estar, Mar. -dice Lily mientras sigue a su amiga con la mirada.- Se lo merece y lo sabe, yo no creo que vaya a hacer nada. De hecho, ahora pensará dos veces antes de meterse contigo.

La Gryffindor lo piensa unos minutos y acaba por volver a sentarse en la butaca donde estaba.

- Tienes razón.

***

Black no baja a cenar y ese peso que la rubia siente se agranda conforme pasa el tiempo. Pero esa noche tiene cosas que hacer. Durante la cena, le indica a Lily que necesita que le acompañe a buscar algo antes de subir de nuevo a la SC, a lo que la pelirroja duda un momento pero luego accede. Al finalizar la cena, la rubia guía a su amiga por los pasillos hasta llegar al cuarto piso, donde se detiene en la puerta de un aula presuntamente vacía. Golpea dos veces y la puerta se abre sola, entonces Marlene deja pasar primera a Lily. Ella finge seguirla, pero se queda en el umbral.

La cara de Lily se transforma al ver a James allí, con unos vaqueros y una camisa, sin el uniforme. El aula ya no parecía un aula,sino una habitación, con luces que flotaban iluminando tenuemente con un resplandor dorado. La pelirroja se gira hacia Marlene con cara de "Ésta me las pagas."

- No te enfades con ella, Lily. -dice James, remarcando su nombre. Jamás la llamaba por su nombre.- He sido un pesado toda la semana, y por cierto..-se asoma para ver a la rubia.- Te lo agradezco, Mar.

- Me debes una tan grande como tu ego y el de Black juntos. -responde la muchacha, y pronunciar el nombre del otro chico le produce un retorcijon en la boca del estómago.

Cierra la puerta y se dirige a paso lento hacia la Sala Común. Al entrar, cree encontrarla vacía pero luego, en el sillón más grande, ve a Sirius con una botella de whisky en la mano. El chico mira como por reflejo quién ha entrado y vuelve a fijar la vista en la nada, como si no estuviera ella parada allí. Marlene suspira y se acerca un poco más.

- Escucha, Black...-comienza a decir pero el chico levanta una mano y ella se calla.

- Olvídalo. Me lo merezco, puedo admitirlo. Sólo no se lo menciones a nadie.

Frunce el ceño y asiente. Mirando alrededor, ve una radio junto al sillón.

- ¿Escuchabas música?

- Intentaba. -responde el moreno, cortante.

Ella se acerca y toma la radio, para comenzar a tocarla con la varita. Luego de un rato de sólo escuchar "lluvia", una canción de los Beatles comienza a sonar y la chica aumenta el volumen. Sirius gira la cabeza.

- ¿Conoces a los Beatles?

- Cómo no voy a conocerlos. Me encantan. -dice ella con una leve sonrisa.

- Pf. McKinnon, tenemos algo en común, qué miedo.

Marlene rueda los ojos y suspira.

- Creo que es tan solo...una coincidencia.