33

1K 66 3
                                    

- McKinnon ¿Qué haces con esto?

La rubia rueda los ojos.

- No te hagas el impactado, tú también tienes.

- Sí, pero no soy hijo de Aurores.

Marlene alza una ceja, sin pizca de gracia, ante lo que Sirius cierra el cofre y lo deja en su lugar, para luego ir a sentarse junto a ella.

- Estaba bromeando. Me da igual si fumas mandrágora o comes hongos cultivados por Sprout.

- No como hongos...-refunfuña ella.- Por cierto...¿Como es que estás en mi habitación?

- Tu madre dejó que me quedara.

- Le caes bien a mi madre.

- A tu padre no.

- Para nada. -suelta una risita.

- ¿Como estás? -pregunta el chico, observandola com detenimiento.

A Marlene no le hace falta pensar para comprender a qué se refiere .

- Me dolia la cabeza, pero ya no. Es un avance. -responde, encogiendose de hombros.

- Sí...es un avance. -repite Sirius, con tono algo preocupado.- Deberías comer.

- No tengo hambre...

- Está bien, me corrijo. Marlene, baja a comer.

La joven pone los ojos en blanco y con pereza se pone de pié.

- Yo volveré a casa. Mañana puedes ir si quieres, o escríbeme y vengo yo. -dice Sirius.

Ella se gira a verle, con cara de susto.

- ¿Ya te vas? ¿No puedes quedarte?

- He abusado demasiado de la paciencia de tu padre. Dejemosle descansar y procesar todo.

- Está bien. -murmura ella, nada convencida y con un ligero temblor en el labio inferior.

El chico se acerca a ella y levanta su rostro desde el mentón, para dejarle un leve beso.

- No llores. Estoy a una aparición de distancia. -le recuerda.

Marlene asiente y se dirige hacia la puerta y bajan juntos hasta la sala. Los padres de la rubia beben té mientras escuchan la radio, donde Celestina Warbeck entona alguna de esas canciones melosas.

- Yo ya me voy a mi casa. Muchas gracias por dejarme acompañar a Marlene. -dice Sirius, notablemente incómodo.

Elizabeth se pone de pié para despedirse del joven con un beso en cada mejilla, mientras que Kenneth le tiende la mano desde el sofá.

- Regresa cuando quieras. -dice la mujer, con una amplia sonrisa.- ¿Te acompaño a la puerta -pregunta con amabilidad.

- Ya lo acompaño yo. -interrumpe Marlene.

Tira de la mano del muchacho, poniendo los ojos en blanco. Sirius tiene a Elizabeth tan en el bolsillo que ha conseguido ponerla más exasperante de lo que es normalmente. Abre la puerta y se queda en el umbral.

- Mi madre estará muuuuy pesada estos dias. -dice con el ceño fruncido.

- Me preocupa más tu padre. -replica el chico.

- Bah. Se le pasará.

Sirius sonríe y ella igual, y se despiden con un corto beso.

- Avísame si necesitas algo..-añade él, rascándose la nuca con nerviosismo.

Blackinnon StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora