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Aparca en la entrada de la casa de la rubia, y se arregla el pelo que el viento despeinó, para luego golpear la puerta dos veces. Marlene tarda un poco en abrir, lo que al chico le inquieta, pero la chica aparece, cepillandose el pelo.

- ¡Vaya! Eso fue rápido. -dice alzando una ceja.

Sirius, como toda respuesta, se aparta para dejarle ver la moto. Marlene abre los ojos como platos y deja el cepillo en una pequeña mesita antes de correr hasta el vehículo.

- ¡Genial! Es una de esas motocicletas muggles ¿Verdad? -pregunta.

Sirius asiente.

- Exacto. Vale, hay que pintarla y tal pero...

- ¡Es genial! ¿Me llevas a dar una vuelta? -pregunta, aleteando las pestañas.

El chico sonríe ampliamente, complacido de que a la rubia le guste.

- No muy rápido, que no tengo cascos y si chocamos y te pasa algo me mato antes de que lo hagan tus padres.

Marlene pone los ojos en blanco.

- Está bien.

Sirius sube a la moto y le indica con la cabeza a la rubia que haga lo mismo.

- Dame un segundo que cierro la puerta.

Vuelve corriendo hasta la casa, agarra las llaves, cierra y vuelve, para subirse detrás de él.

- ¿Vamos a casa de James un rato? -pregunta él, mirando por sobre su hombro.

- Si, por mi está bien. -responde ella y le planta un beso en la mejilla, a lo que Sirius sonríe.

- Sostente, McKinnon, allá vamos.

Arranca el vehículo y da la vuelta para salir a la calle principal, abandonando el barrio de grandes casas donde la rubia vive. Hace una mañana genial, y puede decir que está contento como hace rato no. Casi que no recuerda Grimmauld Place ni toda esa mierda. Finalmente llegan a la casa de James y la rubia baja con una sonrisa que a Sirius se le contagia.

- ¡Me encanta! -le dice cuando él también baja.

James y Euphemia salen, probablemente James le haya dicho a su madre que tenia que ver eso.

- ¿Una moto? -pregunta la mujer, no muy convencida.

- ¿A que es genial? -dice Sirius, sonriendo como un crío con juguete nuevo.

- No lo sé...

- Euphemia, yo vine con él y maneja con cuidado. No se preocupe. -dice Marlene, y Sirius le agradece internamente por eso. La señora Potter se preocupa demasiado por él.

- Marlene, cariño...-dice la mujer y se acerca a abrazarla.- Bueno, si tú lo dices...te felicito entonces, Sirius. Pero ten cuidado.

- Lo tendré.

La mujer vuelve dentro y los jóvenes se quedan allí.

- ¿Y anda bien? -pregunta James.

- Excelente. De Londres a la casa de Mar y de alli hasta aqui sin ningún problema. -responde Sirius, dándole unas palmaditas a su nueva adquisición.

- Perfecto. -responde el joven Potter, que choca los cinco con su amigo.

- Y cuando la retoque para volar...será única.

- Disculpa ¿Qué dijiste? -dice Marlene, y el tono que usa le deja bien en claro que escuchó perfectamente.

- Que va a volar. La voy a encantar para que vuele.

Blackinnon StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora