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Túnicas, trajes, capas o vestidos. Todos del mismo color, negro. Sus portadores se apiñan alrededor de un hoyo en la tierra, donde un ataúd espera a ser descendido y cubierto por ésta. En un extremo, dos padres desconsolados llorando bajo la incesante lluvia. Y es la hora de Marlene de dar su discurso. Las manos le tiemblan, no lleva maquillaje y los ojos rojos delatan lo mucho que ha llorado. Camina hasta ponerse frente a la gente y suspira.

- Conocí a Mary cuando teníamos once años, en la escuela. - No da muchos más detalles, pues la mitad de los presentes son muggles.- Nos hicimos buenas amigas ese mismo año, y así siguió hasta su último día. Me quedo con su bondad, siempre estaba dispuesta a ayudar. Me quedo con sus regaños cuando se me escapaba alguna palabrota y ella se escandalizaba. -esboza una leve y triste sonrisa. No puede contener las lágrimas mientras sostiene con fuerza el paraguas.- Lo último que hicimos juntas fue estudiar, ella ya estaba preparándose con sus libros de medicina. Todos nosotros, sus amigos, la mantendremos para siempre en el corazón.

La rubia camina hasta el féretro y apoya una mano sobre éste.

- Pelearemos, Mer. Te lo prometo. Por tí, ésto no se va a quedar así. -añade, ésta vez en un susurro, y se aleja para volver con Sirius y los demás.

Familiares y amigos de Mary pasan a hablar y dedicarle a la joven unas últimas palabras, y el ataúd desciende para luego cubrirse de tierra. Una vez que los muggles se han ido, los chicos dejan grandes coronas de flores que hacen aparecer con sus varitas.

- Bueno...creo que ya no hay nada que hacer aquí. -comenta Remus, instando a que salieran ya del cementerio.

Marlene se aferra al brazo de Sirius, como temiendo que si lo suelta, va a desplomarse. Los amigos se abrazan entre ellos al salir del lugar y cada uno toma una ruta distinta. Elizabeth y Kenneth esperan a Marlene en la acera de enfrente y cuando Sirius va a despedirse de ella, la rubia niega ligeramente con la cabeza.

- Ven conmigo. No quiero quedarme sola...-murmura.

- Pero...-los ojos de Sirius se dirigen a los padres de la joven.- No creo que sea buena idea...

- No van a decirte nada. Anda, por favor...un rato al menos.

Sirius asiente despacio con la cabeza.

- Claro. Espera que avisaré a James.

El chico se aleja hasta donde el joven Potter habla con Remus y Lily, que se giran a verla para despedirse con la mano, lo que ella imita. Una vez Sirius está a su lado de nuevo, le toma de la mano y cruzan juntos hasta donde sus padres esperan.

- Sirius viene conmigo.

Elizabeth sonríe apenas y asiente, pero Kenneth vacila, Marlene sospecha que está todavía asimilando el hecho de verle tomada de la mano con un chico.

- ¿Vamos? - dice la joven, sintiendo gotas caer en su pelo.

Los cuatro aparecen en la puerta de la casa y entran, dejando los abrigos húmedos en el vestíbulo.

- Les prepararé algo caliente, chicos. ¿Tú quieres algo, Ken? - pregunta Elizabeth.-

- No. Iré a servirme un trago, cariño. Gracias.

Mientras, Marlene dirige a Sirius hasta la sala, y se deja caer en el sillón, seguida por el chico.

- ¿Por qué justo hoy, Marlene? - le pregunta el joven, cuando ella se acerca para apoyar la cabeza en su hombro.

La rubia alza una ceja, pues sólo la llama Marlene cuando no hay rastro de broma en sus palabras.

- Pudiste haber dicho que no si no querías venir. -responde ella, algo a la defensiva.

Blackinnon StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora