Blackinnon Story

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Al cabo de diez minutos, las velas que flotan en el techo del Gran Comedor se apagan. Y Remus sigue sin aparecer. Los Merodeadores se miran entre sí, con semblante serio; no les hace falta comunicarse con palabras, con aquella mirada ya saben que tienen que ir a buscar a su amigo. Se apiñan en una esquina y susurran un plan, algo apresurado.

A un par de metros, Marlene finge dormir pero está mirando con los ojos entrecerrados al grupito de chicos. Se gira y queda de frente a Lily, que tiene los ojos cerrados.

- Lils...Lils, ¿Estás dormida? -susurra la rubia.

La aludida abre un ojo.

- Estoy intentando.

- Pues despierta. Los chicos planean algo.

La pelirroja abre ambos ojos y frunce el ceño.

- ¿A qué te refieres?

- Remus no ha vuelto. -responde la rubia.- Y ellos irán a buscarle, estoy segura.

Lily intenta incorporarse y Marlene la detiene.

- ¡No! No tienen que ver que les seguiremos.

Lily abre los ojos como platos.

- ¡No vamos a seguirlos! -exclama, horrorizada ante la idea.

- ¿Cómo que no? Lily, quizás necesiten ayuda.

- Marlie, lo que hay que hacer es informar a McGonagall que Remus no está.

Marlene chasquea la lengua.

- Haz lo que quieras. Yo los seguiré. -responde la rubia y echa un vistazo al grupo de chicos que, cuando se aseguran que nadie les mira, comienzan a caminar pegados a la pared, en dirección a la puerta.

Allí está la prefecta de Ravenclaw, que parece decirles algo. Pero Sirius se adelanta, y le dice alguna cosa que hace que ella se ruborice y ría. A Marlene le ha entrado una picazon en la nuca que como le de por rascarse, queda en carne viva. ¡Será capullo! Al final, la chica les da la espalda, dejandoles vía libre para salir del Comedor. Marlene, ni lerda ni perezosa, se pone en pié y se alisa la ropa. Se inclina sobre la bolsa de dormir de Dorcas, a la que le explica rápidamente que ella se irá y que si preguntan, diga que se sentía mal. Luego se dirige hacia la puerta, sin preguntar a Lily qué hará.

- No puedes salir, debes volver a tu bolsa de dormir. -le dice la Ravenclaw, algo sonrojada.

- Me sorprende que después de hacerle ojitos y sonrisita a mi novio te de la cara de hablarme. -espeta la rubia.

La chica abre mucho los ojos y mira a todos lados menos a la Gryffindor.

- Déjame pasar, es una emergencia femenina. -inventa Marlene.

Y entonces, una voz detrás de ella dice:

- Déjala pasar, Jazmine. Yo la acompañaré.

Imposible no reconocer la voz de Lily. Pero decidida a jugar bien su papel, alza una ceja ante la prefecta de Ravenclaw, que acaba por dejarles pasar. Marlene se apresura a salir, pegandose a la pared mientras ve al grupito de chicos salir hacia los jardines. Se gira para ver a Lily y sonríe, con gesto cómplice. Luego de asegurarse que no hay moros en la costa, ambas leonas se dirigen a la puerta por la que James, Peter y Sirius acaban de desaparecer, y salen a la fría noche.

- ¡Demonios! Ya me estoy helando. -murmura Marlene, rodeandose el cuerpo con ambas manos, y sin perder de vista a los chicos.

- Yo tamb...¡Vaya! -exclama Lily, con la vista clavada hacia adelante.