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Están caminando por Hogsmeade, en dirección a Las Tres Escobas. Marlene se siente rara, como si hubiera quedado mal con Sirius por insinuarse así en la casa de los gritos. Sin embargo el chico lleva todo el día algo distraído.

- ¿Sirius? -le llama, mientras caminan.

- Dime.

- ¿Qué es lo que te tiene tan distraído hoy? -pregunta.

El chico la mira de reojo y ella alza las cejas, interrogante.

- Nada. No estoy distraído.

- Sí lo estás.

Sirius rueda los ojos.

- Pasemos un lindo día y ya si luego, te cuento.

Ella asiente, pues sabe que no vale la pena insistir.

- Está bien.

Doblan la esquina y ven a su grupo de amigos, apiñados en la entrada del bar.

- ¡Eh, McKinnon! Feliz cumpleaños. -dice James, y se acerca para despeinarla.

- ¡Potter! ¡Mi pelo!

- 《 ¡Potter! ¡Mi pelo! 》-la imita James, y rie.- Estás juntandote mucho con Sirius.

La rubia le enseña el dedo medio y se dirige hasta sus amigas, que la envuelven en un abrazo.

- Entremos ya. -dice Sirius, abriendo la puerta.

Luego de una tarde sacando canas verdes a Rosmerta, que aún así les despidió con un "vuelvan pronto" los chicos dan por terminada su salida a Hogsmeade y regresan al Castillo. A pesar de no querer festejar su cumpleaños, aunque aquello tampoco fué un festejo, sino más una reunión, Marlene está muy contenta. Aún no ha abierto los regalos que había en la mañana en su cama, pero cuando entran a la Sala Común, Sirius le arrastra con él hasta un sillón. Ella se acomoda, sentada sobre su regazo, y esconde la cara en su cuello.

- ¿Como lo has pasado, McKinnon? -le pregunta el chico.

- Muy bien. -responde ella y le deja un besito en el cuello.

- ...No hagas eso. -murmura él.

- ¡No se te puede ni tocar! -se queja Marlene, pero acaba por sonreír.

De a poco, la SC se va quedando vacía, pues la gente baja a cenar. Cuando finalmente quedan ellos, Marlene se endereza.

- ¿Vas a contarme qué es lo que te preocupa? -pregunta, alzando las cejas.

Sirius suelta el aire, resignado.

- Está bien. Bueno, como sabes, Walburga dice que ya no soy su hijo desde que me fuí y todo eso...-dice, y se pasa la mano por el pelo. Está claramente nervioso, quizás no quiere hablar del tema..- Pues me ha enviado una carta un tío mío, Alphard. Me ha dado la llave de su bóveda de Gringotts, me ha dicho que si quiero rentar un apartamento o algo, tome dinero de ahí. Y sé que a la larga la vieja arpía se enterará y deshonrará a su propio hermano por haberme ayudado.

Marlene escucha atentamente, y se quita la duda de que no quisiera hablar. Le acaricia la mejilla.

- Entiendo tu preocupación pero lo hecho, hecho está. Creo que tu tío sabe lo que puede pasar y aún así se ha arriesgado porque sabe que has hecho lo correcto. Nosotros podemos apoyarte, pero creo que saber que al menos alguien de tu familia está de tu lado...supongo que eso también debe servir. Intenta que Regulus no se entere y así retrasarás más el momento en que lo haga Walburga. -le sugiere y esboza una sonrisa alentadora.- Ya no le des tanta vuelta...

Blackinnon StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora