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- ¿Acaso no podremos celebrar un maldito triunfo este año? - pregunta James, sentado en una butaca de la sala común de Gryffindor, con la cabeza entre las manos.

Apenas terminado el partido contra Ravenclaw, la profesora McGonagall ordenó a los alumnos dirigirse a sus respectivas salas comunes, para luego comunicarles que el Callejón Diagon había sido atacado, en pleno día, dejando varios heridos, muertos y desaparecidos. Entre ellos, padres de algunos alumnos.

- Esto se está saliendo de control. -murmura Remus.

- Esto está fuera de control hace meses. -replica Sirius, con la mirada perdida en algun punto frente a él.

- ¿Soy el único que cree que parece una cacería? - pregunta Peter, apoyado contra la pared.

- No. -responden los otros tres al unísono.

- Es una cacería...de muggles, mestizos, y opositores. - La voz de Lily se acerca a ellos como flotando en el aire, hasta que la pelirroja aparece en su campo de visión, sentándose junto a James.- Si no estás con ellos, estás en su contra, ya lo dijo Bellatrix el dia que atacaron el Expreso de Hogwarts.

- ¿Dónde está Marlene? - pregunta Sirius, mirando alrededor.

- Creí que estaba contigo. -responde la chica.

Sirius mira a James.

- ¿Salió contigo de los vestuarios?

El aludido niega con la cabeza.

- Quizás se fue a dormir...

- No, yo vengo del dormitorio, no hay nadie allí. -replica Lily.

- Pero qué demonios...- murmura Sirius y se pone de pié.

- Te acompaño a buscarla. -dice James.

- No. Quedense aquí, por si aparece. Iré a buscarla en los jardines.

Sirius sale de la sala común disparado como una flecha, mirando alrededor y frenando cada vez que una melena rubia aparece ante sus ojos. Pero ninguna es Marlene.

- ¿Dónde te metiste, rubita? -pregunta en voz baja.

Sale en dirección a los jardines, pero encuentra a Marlene apoyada en el barandal del puente colgante.

- ¡Marlene! Por Merlín, estaba preocupado. -dice, mientras se acerca a ella.

La rubia se sobresalta y lo mira con el ceño fruncido.

- ¿Preocupado por qué? - pregunta, con voz nasal.

- ¿Estuviste llorando? - pregunta el chico, al llegar junto a ella. Pasa un dedo por la mejilla de la rubia, por encima del rastro de una lágrima.

- Estoy bien. -responde y se aleja para secarse la cara con el dorso de la mano.

- No insultes mi inteligencia, McKinnon. ¿Qué sucede? -insiste el chico, volviendo a acercarse a ella.

- Es solo que...-se muerde el labio inferior para evitar llorar otra vez.- ¿Cuántos meses llevo sin noticias de mis padres? No quiero darlos por muertos pero con todas estas noticias, cada vez se me hace más difícil mantenerme positiva.

Sirius la abraza.

- Ellos están bien, Mar. No pienses esas cosas, eso es lo que los Mortífagos quieren. Que vivamos con miedo, no les des el gusto. Si no se han comunicado aún probablemente es porque no quieren que los encuentren o que sepan que se contactan contigo. Son Aurores, saben lo que deben hacer.

La rubia lo abraza con fuerza, y rompe a llorar. Sirius intenta contenerla, y aferrarla con toda su fuerza, pero no sirve para consolar a nadie, nunca ha servido para eso. Y se siente inútil, porque lo destroza ver a Marlene así.

Blackinnon StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora