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Tony.

-¿Qué tal lo has pasado?- preguntó Eider mirándome con ternura.

-Ha sido la mejor semana de toda mi vida- susurré realmente feliz.

-Me alegro- dijo dándome una sonrisa cargada de ternura- ¿Y mi bebé?- preguntó con su tono maternal mientras acariciaba la mejilla de Alexia- ¿Te ha gustado que te cuide tu mate?- Alexia empezó a balbucear y ambos reímos.

-¡¿Dónde está mi niña?!- gritó Daemon entrando felizmente por la puerta- ¡Pero que grande estás!- gritó arrancandola de los brazos de Eider- Ya te puedes ir, Tony- dijo haciendo un gesto con su mano.

-¿Ese es tu gran saludo?- pregunté haciéndome el indignado. Aunque en realidad solo estaba angustiado porque en verdad no quería separarme de mi mini mate.

-¿Una semana para tí sola te parece poco?- preguntó riendo- Ahora me toca a mí, así que lago.

-En realidad tengo que hablar con vosotros- hice una pausa- Carolina estuvo aquí esta mañana.

-¡¿Qué?!- gritó Daemon haciendo que mi pequeña se asustara- Lo siento, bebé- besó su frente. Eider ni siquiera reaccionó después de mi confesión.

-Quería verte- dije mirando a Eider- Y yo le rompí el cuello porque llamo estúpida llorona a mi mini mate- dije avergonzado.

-¿Para que quería verme?- escupió con veneno Eider.

-No le dí tiempo, la verdad- me avergoncé todavía más.

-No te preocupes- ella me abrazó- ¿Quieres quedarte en el cuarto de invitados?- preguntó tiernamente.

-¡¿Qué?!- volvió a gritar Daemon sorprendido- Ni de coña, el se va a su casa.

-¿De verdad puedo quedarme?- pregunté esperanzado. Apuesto a que en este momento mis ojos tienen un brillo especial que siempre me sale cuando se trata de Alexia.

-Por supuesto, nuestra casa es tu casa- dijo ella riendo tiernamente.

-¡No! ¡Me niego!- gritó Daemon exasperado- ¡¿Es que no puedo estar a solas con mi niña sin que esté éste aquí?

-Daemon tú estuviste conmigo desde que nací, el tiene el mismo derecho- le regañó ella, aunque muy suavemente- Además piensa en el bienestar de nuestra hija.

-Tú estás embarazada otra vez, nosotros vamos a discutir, tú te vas a estresar...- Eider le interrumpió- Y tú no quieres compartir a tu hija- le acusó- Sí, estoy embarazada. Pero él no va a pelear, ¿verdad?- asentí enérgicamente.

Desde que Daemon estuvo en ese estado y yo me hice cargo de ellas dos, la amistad que tenía con Eider cambió bruscamente. Ya no peleabamos, ni siquiera intentábamos contradecirnos el uno al otro. Aunque de vez en cuando nos gustaba sacarnos de quicio, pero la mayor parte de tiempo nos uniamos para desquiciar a Daemon.

-Está bien- masculló entre dientes Daemon. Yo no pude evitar suspirar de alivio.

-¿Qué tal lo llevas?- le pregunté a Eider.

-Muy bien, solo son dos meses- dijo riendo- Pero este favor que te estoy haciendo quiero que me lo pagues con masajes en los pies- Eider y yo reimos mientras que Daemon le entregaba la niña a ella y salía del salón- Voy a hablar con él, ¿si? Solo está celoso y tiene miedo de que Alexia acabe queriendote más a tí que a él- dijo ella entregándome a mi mini mate para posteriormente salir del salón.

Caminé con mi mini mate en brazos y me senté en el sofá. Alexia encantada comenzó a tapar mis ojos, o bueno, mitad de ellos.

-Oh, no cuchitura- dije riendo- Nunca más jugaremos a ese juego- ella sin darse por vencida siguió a lo suyo mientras balbuceaba. De pronto destapó mis ojos y comenzó a reírse- Eres una cuchitura muy adorable- dije riendo a la vez que me inclinaba un poco y mordía suavemente su cachete. Cuando me separé fue ella quien se inclino hacia adelante con la boca abierta para intentar morder mi barbilla- Y muy mala- saqué mi lengua y ella rápidamente me imitó.

De pronto escuché como alguien aspiraba fuertemente.

-Lo siento- dijo Eider limpiandose unas cuantas lágrimas- Sois tan achuchables- se giró hacia Daemon- ¿No tenias algo que decir?- le preguntó sonriendo tiernamente. Daemon suspiró derrotado y me miró.

-Puedes quedarte todo el tiempo que quieras- Eider carraspeó- Y lo siento por comportarme como un imbécil- dijo resignado.

-Gracias- susurré limpiando una lágrima que se había escapado de mis ojos- No sabéis cuanto significa para mí que me dejéis quedarme a su lado- sentí como Alexia intentaba morder mi cuello.

-Y para ella- dijo Daemon riendo.

-Voy a preparar el baño de mi bebé- dijo Eider riendo y yo rápidamente me sonrojé. Cuando salió por la puerta, dejó con nosotros un incómodo silencio entre Daemon y yo.

-¿Quieres cogerla?- le pregunté para aliviar el ambiente.

-Contigo está mejor- dijo sonriendo mientras se sentaba a mi lado en el sofá- De verdad lo siento, de verdad que me comporté como un gilipollas. Yo tuve la oportunidad de cuidar de mi mate recién nacida y yo he querido separarte de la tuya.

-Y yo te entiendo a tí, cualquiera tendría miedo de dejarme con ella- comenté divertido.

-Tienes mucha experiencia- comentó el también divertido- Te encargastes de ayudarme a cuidar de Eider, sabía que ibas a hacerlo mucho mejor con Alexia, pero en verdad estaba celoso.

-Fijate, tú celoso de mí y yo tantas veces que me reí de tí porque eras demasiado empalagoso cuando se trataba de Eider y mírame ahora- ambos reimos- Además, ella nunca va a sustituirte por mí. Si tú te vas a la mierda, yo te acompañaré.

-Vámonos bebé, déjalos que sigan en su momento romántico- dijo Eider riendo pero a la vez llorando mientras arrancaba a Alexia de mis brazos.

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