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Tony.

-¡No me muerdas!- grité sacudiendo mi mano- ¡Maldito hijo de puta!- le pegué en la boca- ¡¿A quién coño se le ha ocurrido la grandiosa idea de atarlo en mi cama?! ¡¿Es que no había otra cama o qué?!- grité indignado.

-¡¿Qué coño haces?!- preguntó Daemon entrando a mi habitación.

-¡Intentar dormir!- grité con tono de ¿Qué coño voy a hacer si no?- ¡Pero este puto es peor que la niña del exorcista!

-¡¿Dónde está Maya?! ¡¿Qué le habéis hecho?! ¡Voy a mataros!- intentó soltarse. Me dio una patada que me hizo caer de la cama.

-¡Maldito desgraciado!- grité desde el suelo.

-¿Cómo coño pensabas dormir con éste aquí?- preguntó Daemon divertido.

-¿Por qué no ataste a Javier a tu cama, cabrón?- pregunté indignado.

-Porque es mi casa y yo lo decido- sonrió triunfante.

-¡Maya!- comenzó a gritar Javier. Molesto le quité la almohada que tenía bajo su cabeza y la puse en su cara.

-Bésala, desgraciado- comenté burlón.

-¡Tony!- me regañó Alexia- ¡Suéltalo!- rápidamente hice lo que me exigió.

-¿Qué haces aquí?- le regañé- No puedes estar aquí.

-¿Y tú? ¿De verdad ibas a dormir con Javier?- me preguntó y yo me sonrojé.

-No iba a dormir en el suelo- comenté con tono obvio.

-¡Maya!- volvió a gritar Javier- ¡Yo te voy a salvar!

-Sí, lo que tú digas príncipe azul- volví a tapar su cara con la almohada y Alexia volvió a regañarme.

-¿Os podéis marchar?- dijo Eider entrando en la habitación.

-¿Quién falta por venir?- comenté exasperado- Esto parece una fiesta- Javier volvió a morderme- ¡¿Quieres dejar de morderme, maldito desgraciado?!- solté un quejido.

-En serio- dijo Eider pegándome en la cabeza- Fuera.

-No os pienso dejar a solas con este mordedor profesional- dije sobándome la nuca.

-¡¿Por qué hemos tenido que dejarlas solas?!- grité mientras me tiraba en el sofá.

-Estarán bien- dijo Daemon riendo- ¿Cuánto falta?

-Una hora- contesté mirando el reloj- Por cierto esta vez lo harás tú, ya le dí una paliza una vez, no tengo intención de hacerlo dos veces.

-Bien- dijo levantándose.

-¿A donde vas?- pregunté curioso.

-A prepararme, idiota- asentí comprendiendo.

-¡Tony!- escuché gritar a Alexia y rápidamente me incorporé- ¡Necesitamos tu ayuda para que se esté quieto!- subí las escaleras lo más rápido que pude y al entrar en mi habitación vi que éste se estaba revolviendo.

-¡Por Narnia!- grité mientras corría hacia él y me tiraba en la cama de un salto. Reboté y caí al suelo- Me cago en la puta- me quejé y comencé a levantarme con las risas de las chicas de fondo.

-¿Estás bien?- escuché la voz preocupada de Alexia. Asentí sonriendo.

-Menuda hostia- dijo Layla.

-Cállate- bufé molesto- Cómo me muerdas te dejo sin dientes- amenacé a Javier y me senté encima suya- Todo vuestro.

-Alexia nosotras nos vamos a ir- dijo Eider tiernamente- ¿Te encargas tú?

-¡¿Qué?! ¡No! ¡No se me da bien entablar una conversación!- gritó histérica.

-Lo harás muy bien- dijo Eider besando su frente- Nos vemos.

-¿A donde van?- preguntó Alexia sentándose en un lado de la cama.

-Quítate de ahí- le regañé- Y no sé a donde van- En realidad van a acabar con David y Maya.

-No sé cómo hacerlo- dijo Alexia nerviosa.

-Lo harás muy bien- dije sonriendole tiernamente- Ahora devuélveme a mi amigo que solía no morderme, por favor.

-Lo intentaré- suspiró- Hola Javier.

-¡Maya!- comenzó a gritar histérico mientras se revolvia. Casi me tira de la cama otra vez.

-¡Estate quieto, hombre!- grité frustrado.

-¿Quién es Maya?- preguntó Alexia tocando su frente.

-¡Maya es mi mate!- gritó de nuevo.

-No hace falta que le grites, no está sorda- bufé molesto.

-Cuéntame más de ella, Javier- dijo cariñosamente.

-Maya es mi vida- susurró Javier- Ella lo es todo para mí.

-¿Qué es lo que más te gusta de ella?- Alexia se volvió a sentar en la cama.

~¿Qué haces?~ le pregunté intrigado~ La magia no consiste solo en un par de palabras en latín, idiota~ me miró divertida.

-No lo sé- respondió Javier mirándola.

-¿Cómo no vas a saberlo si es tu vida?- pregunté divertido y el comenzó a gritar y a resolverse.

-¡No!- gritó Alexia- ¡No le hagas caso! ¡Escúchame solo a mí!- ella me regañó con la mirada y supe que debía callarme- Es normal que no sepas que es lo que más te gusta de ella, son tantas cosas que no sabes que decir- tocó su frente y él volvió a relajarse- ¿Cómo es su olor?

-Huele a moras- contestó sonriendo- Mi olor favorito.

-¿Era tu olor favorito antes de encontrarla o se convirtió en favorito cuando la encontraste?- volvió a tocar su frente.

-De antes- comentó el confundido.

-¿La has marcado?- Ahora tocó su cuello.

-No- susurró afligido.

-¿Por qué?- volvió a tocar su cuello.

-Ella no quiere que la marque todavía, dice que necesita tiempo- casi se pone a llorar.

-¿La amas?- preguntó Alexia tocando su pecho, justo donde estaba el corazón.

-Sí- respondió éste sin dudar.

-¿Por qué?- volvió a tocar donde estaba su corazón- ¿Qué es lo que te hace saber que la amas?- ésta vez no quitó su mano de allí.

-No lo sé- volvió a responder.

-¿Crees que eso es amor?- preguntó Alexia nerviosa.

-Sí, eso es amor- respondió comenzando a enfadarse- Yo la amo, la amo mucho.

-Eso es mentira- escupí con veneno- Si de verdad la amaras sabrías que es lo que más te gusta de ella- agarré sus manos sabiendo que iba a ponerse histérico de nuevo. Sin embargo, Alexia seguía sin quitar su mano del pecho de Javier- Yo sé que es lo que más me gusta de Alexia, puede que sea su sonrisa, su risa o sus ojos, quizás eso es lo que casi todos dicen pero yo puedo decirte que hay algo más especial que eso, la forma en la que me mira es lo que más amo de ella.

-¡Cállate!- Javier comenzó a removerse- ¡Tú no tienes ni puta idea! ¡Suéltame, desgraciado!

-¡Sí!- grité apretando mi agarre- ¡Yo sí sé de lo que hablo! ¡Sé que es amar! ¡¿Sabes por qué lo sé?! ¡Porque cada vez que veo a Alexia mi corazón se para por momentos, o un dolor agradable atraviesa mi pecho cuando escucho su risa! ¡Porque me duele lo que a ella le duele, porque no me imagino un futuro sin ella! ¡O siento que me muero si sé que a ella le pasa algo! ¡¿Alguna vez has tenido ese miedo de que encuentre a alguien mejor y te deje?! ¡Tú no estás enamorado, a tí te lo hacen creer!- Javier dejó de forcejear y me miró confundido.

-Creo que ya está- susurró Alexia llorando.

-¿Qué haces encima mía?- preguntó Javier. Alexia y yo nos miramos y comenzamos a reír un poco.

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