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Tony.

-¿Te duele?- volvió a picar mi ojo y yo tuve que aguantar un quejido- ¿Te duele? ¿Te duele? ¿Te duele?- dijo Alexia mientras picaba una y otra vez mi ojo morado.

-¿Te puedes estar quieta?- me quejé apoyando mi cabeza en su pequeño hombro- Sí, sí duele.

-¿Cómo te lo has hecho?- preguntó riendo.

-Tu padre me utilizó y después golpeó- Daemon me tiró con el mando de la televisión- ¡¿Has visto?!- la quité de mis piernas y fui hasta donde estaba Daemon- ¡Repítelo si eres tan machote como dices ser!- grité y él cogió otro mando, que por cierto ni puta idea de donde lo había sacado, y tuve que esquivarlo porque iba directo a mi cara- ¡Ven aquí! ¡Te voy a meter el mando por el culo!- ambos volvimos a correr por la casa.

-¿Os podéis estar quietos ya?- preguntó Eider cansada- Estamos aburridos de veros pelear- Layla, que estaba en sus piernas, asintió de acuerdo con su madre.

-¿Qué os parece si empezamos el entrenamiento ya?- preguntó Darío en un susurro. Daemon y yo nos miramos para segundos más tarde asentir.

-Bien, Alexia vamos a hacer algo de magia ¿si?- Preguntó Eider y ella chilló feliz.

-Tú y yo vamos a otro sitio- dijo Daemon mirando a Layla. Ésta también chilló de alegría suponiendo que al fin podría pelear contra Hades- ¿Vienes?- me preguntó Daemon y yo negué.

-Me quedo- todos empezaron a reír, incluida Layla, al saber mi respuesta tan obvia.

-Yo también me quedo- dijo Darío.

Una vez que Hades, Layla y Daemon se fueron, Eider y Alexia comenzaron a hablar de algo que no entendía para nada.

-¿Qué haremos?- pregunté intentado integrarme a la conversación- Sea lo que sea Darío estará más que dispuesto a serviros de cobaya, ¿verdad Darío?

-Pero serás maldito- espetó con una sonrisa.

-¿Por qué me miras tan fíjamente, cuchitura?- ¿Acaso tengo algo en la cara? Bueno, quitando el ojo morado.

-No funciona, mamá- dijo ella apenada.

-¡Eh, a mí esos dolores de huesos y esas cosas no, eso a Darío, cuchitura!- grité indignado.

-Bueno, déjalo, ¿si?- Alexia asintió apenada.

-Mejor me voy a ver que tal va Layla- comentó Dario riendo mientras se despedía de su hija y nieta y se marchaba.

-¡Eso, huye como un cobarde! ¡Y no te despidas de mí, mala gente!- grité divertido.

-Voy a preparar tu baño, ¿te quedas con ella?- me preguntó y yo le puse cara de ¿Para qué coño preguntas? Salió del salón, no sin antes enseñarme su dedo corazón, y cuando me giré, Alexia volvía a mirarme fíjamente.

-En serio, ¿estás bien?- pregunté algo asustado. Sin embargo, ella no me contestó y siguió a lo suyo- ¡Cuchitura!- grité a la vez que la alzaba en brazos y nos hacía girar. Ella solo reía- ¿Me vas a contar que intentas hacerme?- me senté en el sofá y la senté a ella en mis piernas.

-No- y volvió a mirarme fíjamente.

~Tony, Tony, Tony, ¿Me recibes?~ la voz de Alexia resonó en mi mente y yo abrí los ojos, demasiado sorprendido.

-¿Cómo...- Ni siquiera pude terminar la frase.

-¡¿Lo has escuchado?!- gritó entusiasmada y yo asentí- ¡Sí!- se abalanzó sobre mí.

~Hola, Tony~ Volví a escuchar la voz de Alexia en mi mente.

-¿Crees que yo pueda escucharte a tí?- preguntó curiosa.

~¿Alexia? ¿Me recibes? Cambio y corto~ dije en mi cabeza y ella comenzó a chillar como una completa y absoluta desquiciada.

-¡Te he escuchado!- volvió a abrazarme.

~¿Te digo un secreto?~ dije y ella asintió entusiasmada~ ¿Qué te parece si este sea nuestro secreto?~ volvió a asentir.

-¡Hola!- la voz de Dylan se escuchó desde la entrada y yo sólo quise estrangularlo lenta y dolorosamente.

-¡Dylan!- Alexia se bajó de mis piernas para ir a abrazar a Dylan. Mis ganas de causarle una muerte prematura aumentaron más.

-¿Qué hay, pequeña?- preguntó correspondiendo su abrazo.

-¡Estaba intentando hacer magia!- chilló ilusionada.

-¿En serio?- preguntó bajándola. Ella caminó de nuevo hasta mí y se sentó en mis piernas. ¿Qué decir? Me sentía completamente genial ante ese gesto- ¿Por qué no me muestras algo?

-Vale- susurró pensativa.

-¡¿Por qué no veo?!- comenzó a gritar desesperado y yo a reír como desquiciado- ¡Alexia! ¡Devuélveme mi vista!

~Deja que sufra un poco más, cuchitura~ supliqué y ella asintió, sonriéndome.

-¡Alexia!- le regañó Eider- Eso no se hace.

-Lo ha hecho porque se lo he dicho yo- rápidamente salté a defenderla- Ha sido mi culpa.

-Y mía- comentó ahora un aliviado no ciego Dylan- Le dije que me mostrara magia.

-Vamos, señorita, el baño te espera- dijo Eider sonriendo tiernamente. Alexia asintió y me miró.

~¿Te cuento un secreto?~ escuché la voz de Alexia en mi mente~ Nunca te quedaría ciego, o asaría tu cerebro o haría que sintieras dolor en tus huesos~ tocó mi ojo morado por un instante y salió a correr.

Eider salió del salón llorando un poco y Dylan me miraba entre sorprendido y con ganas de llorar. La verdad es que yo también tenía ganas de llorar por lo que me había confesado Alexia, pero de amor claro está.

-¿Qué?- le pregunté a Dylan.

-Tu ojo- corrí hacia uno de los tantos espejos que tiene la casa y no vi nada. Alexia había curado mi ojo.

Pinta un mundo para mí ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora