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Alexia.

-¡Tres horas!- gritó Tony divertido.

-¡Déjame, no me pongas más nerviosa!- chillé desde la habitación.

-Solo te van a presentar como la nueva Alpha- entró en la habitación con una gran sonrisa.

-¿Solo?- dejé de peinar mi mojado cabello y le miré mal- ¿Y si no me aceptan?

-Te aceptarán- se acercó a mí y besó mi hombro desnudo, pues todavía estaba en toalla- ¿Qué tal si te despides de mí? Cuando tu padre vea que te he marcado me matará- dramatizó demasiado.

-Te protegeré- dije divertida- No te preocupes por eso, mejor preocúpate por ducharte y estar listo a tiempo, porque si no haré el trabajo de mi padre.

-Bien, bien- suspiró frutrado y volvió a besar mi hombro- Procura que no te dé un ataque de nervios mientras me ducho- asentí riendo.

Quince minutos después él ya había terminado de ducharse y yo sólo estaba en ropa interior.

-¿Qué he hecho para merecer tanta tortura?- volvió a dramatizar saliendo de la habitación con los boxers puestos.

-¿Quieres dejar de calentarte y vestirte?- entrecerré mis ojos- Como no estés arreglado te voy a matar.

-Bajo tanta presión no funcionó, cuchitura- se burló de mi estado de nervios y yo le saqué mi dedo corazón- Pensé que me amabas- susurró dolido. Paré abruptamente de escoger lo que me pondría y me acerqué a él.

-Oye, era una broma- dije tiernamente y le besé.

-Lo sé, pero me he llevado un beso- sonrió victorioso y se llevó una pequeña hostia en la nuca de mi parte.

-Idiota, pensé que de verdad te habías ofendido- regresé al armario- Mira... esto mismo, ya estoy cansada de tanto pensar- me quejé como una niña pequeña y saqué unos vaqueros negros con una camisa blanca.

-¿Sabes qué vamos a ir conjuntados, cuchitura?- me giré encontrándome a Tony tirado en la cama con sus brazos cruzados detrás de la cabeza.

-¡¿Cómo estás tan tranquilo?!- grité exasperada- ¡Hazme el favor de vestirte ahora mismo!

-Creo que das más miedo que tu madre- se levantó rápidamente para dirigirse al armario y sacar unos pantalones vaqueros negros y una camisa blanca.

-¿También llevarás tacones negros?- pregunté con burla.

-Los míos serán rojos- me guiñó un ojo- No quiero ir exactamente igual que tú, ya sabes...odio que alguien vaya igual que yo- afinó su voz y volví a pegarle en la nuca- ¡¿Y ahora qué he hecho?!- refunfuñó sobándose su nuca.

-Quería pegarte, ¿algún problema?- le guiñé un ojo y me giré para ir a vestirme, pero antes de dar siquiera un paso recibí una nalgada por parta de Tony.

-Yo también quería pegarte- giré mi cabeza y le saqué mi dedo corazón.

-Esta vez no habrá beso- le lancé un beso y él hizo como si lo esquivara.

Media hora más tarde ya estábamos arreglados.

-Mira, incluso ha sobrado tiempo- refunfuñó mirando su reloj- Ahora mismo podría estar tirado en la cama tranquila...- fue interrumpido por el sonido del timbre.

-¿Decías?- pregunté victoriosa mientras abría la puerta- ¡Hola!- chillé feliz.

Saludé a todos y el primero en darse cuenta de mi marca fue mi padre.

-¡Bien que has tardado, desgraciado!- gritó mi padre empezando a correr detrás de Tony.

-Se echaban mucho de menos- dijo mi madre riendo.

-¡Ven aquí, te voy a arrancar los colmillos!- los escuché en el piso de arriba.

-¡Cuchitura, dijiste que me ibas a proteger!- lo escuché gritar desesperado- ¡Ayuda!

-¡Papá!- le grité- ¡Déjalo, yo le obligué!

-¡¿Qué es eso de que lo obligaste?!- mi padre vino corriendo hacia mi para interrogarme- ¡Deberías haber esperado más!- me regañó.

-¿Qué más te da?- le regañó ahora mi madre- Mira que eres pesado.

-Y celoso- añadió John.

-Y agresivo- añadió Tony.

-¡Te voy a decir yo lo que es ser agresivo!- mi padre volvió a perseguirlo.

-¿Preparada, cariño?- preguntó mi abuelo ilusionado- Sé que tienes casi dieciséis años, pero Tony te va a ayudar en todo y lo haréis genial- asentí aguantando mis ganas de llorar- Vámonos- asentí.

-¡Papá!- volví a gritar- ¡Nos vamos! ¡Déjalo con vida, lo necesito para que me haga de comer!- todos reímos.




-Hola, manada- dijo Darío sonriendo mientras se subía a una mesa- Cuánto tiempo, ¿eh?- los adultos empezaron a reír- El antiguo Alpha murió, así que estamos aquí para celebrar la llegada de nuestra nueva Alpha.

-¿Qué le pasó al antiguo Alpha?- le pregunté a Tony, que estaba a mi lado y teníamos nuestras manos entrelazadas.

-Le cortaron la cabeza- susurró sin más y yo me asusté- A tí no te va a pasar eso, él era un hijo de puta que lo merecía.

-¡Alexia!- me gritó mi abuelo. Tony me dio un pequeño empujoncito y comencé a caminar hasta él. Con su ayuda me subí en la mesa- ¿Aceptáis a mi nieta Alexia como vuestra Alpha?- todos empezaron a arrodillarse. Abrí mis ojos sorprendida y miré hacia Tony que también estaba de rodillas.

-¿Eso significa que sí?- le susurré a mi abuelo y él comenzó a reír tiernamente.

-Ya eres Alpha- dicho eso me abrazó- ¿Quieres presentar a Tony como tu Beta?

-¿Cómo lo hago?- pregunté nerviosa.

-Solo acércate y pregúntale- asentí y me bajé de la mesa con su ayuda. Me acerqué hacia él, completamente nerviosa, y él se levantó del suelo.

-Tony- comencé a decir y casi me ponía a llorar allí mismo de los nervios- ¿Quieres ser mi Beta?

-Con mucho gusto, Alpha- hizo una pequeña reverencia y me besó.

-Se supone que tú eres mi Luna, ¿no?-le dije divertida y ambos reimos- Le hemos dado la vuelta a las historias de hombros lobos.

Pinta un mundo para mí ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora