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Tony.

-Eso significa que en tu caso, un chico es como tu mejor amigo, tu hermano- dijo Daemon tranquilamente- Lo que se llama friendzone.

-¡¿Pero serás desgraciado?!- grité furioso mientras me levantaba- ¡Qué Eider casi se besara con el tal Eli o Elio...- Eider me corrigió- Se llama Eliot- dijo ella- ¡Pues eso, que porque ella casi se besara con el tío ese no significa que a mí me tengas que joder mi amor!- grité con mi cara roja por la rabia- ¡Y se acuerda de su nombre, seguro que lo ama!

-Ni se os ocurra pelear aquí y ahora- advirtió Eider molesta- Acabáis de asustarla- efectivamente, al darme la vuelta ella ya no estaba. Intenté ir a buscarla pero Eider me lo impidió- Ya voy yo, prepárate para llevarlas al colegio.

-Era una broma, hombre- dijo Daemon algo triste.

-Pues esa broma no ha tenido gracia- suspiré frustrado- Aunque yo he hecho millones de bromas como esas, así que me lo merezco- golpeé suavemente su hombro- Voy a arreglarme, ¿Darío se esperará hasta que llegue?- el asintió.

Veinte minutos más tarde ya estábamos en la puerta del colegio.

-¿Ya sabes qué es un mate?- pregunté mientras me agachaba para quedar a su altura. Alexia negó.

-Mamá me ha dicho que me lo dirá cuando lleguemos a casa, después del colegio- asentí sonriendo.

-¿Qué hay que hacer si se te acerca un chico?- le pregunté mirándola fíjamente.

-Pegarle o avisaros a vosotros- comentó ella recordando mi charla.

-Eso es- dije abrazándola- Que te vaya muy bien- besé su frente y ella salió a correr junto a Layla- ¡Oye, Layla! ¡¿Dónde está mi abrazo?!- ella suspiró divertida y vino a darme un abrazo- Ugh, que te vaya muy mal- le guiñé un ojo y ella me sacó la lengua.

Eider y yo nos pusimos de nuevo en marcha con destino a casa.

-Supongo que la charla del mate me tocará a mí, ¿no?- preguntó divertida.

-Obviamente- dije riendo- Al igual que la del sexo, preservativos y todo esos temas.

-Oh, no- negó repetidamente- ¿Para que voy a enseñarle la teoría si tú puedes enseñarle la práctica?

-¿Con fresas, nata y chocolate?- pregunté divertido- Ya sabes lo que salió de aquella situación, no es que me arrepienta, obviamente- dije atropelladamente- Pero soy demasiado joven y sexy como para morir a manos de tu marido- ambos reímos.

-¿Por qué nunca puedo quedarme encima tuya?- preguntó refunfuñando.

-Porque me gusta tenerte debajo, acéptalo- le guiñé un ojo- ¡Ya hemos llegado!

-Hombre, Tony- saludó un Darío sonriente.

-¿Qué hay, viejo?- pregunté guiñándole un ojo.

-David oficialmente se ha recuperado, después de dos meses- suspiró divertido- Sí que lo destrozaste, cabrón. Ah, también ha tenido que buscarse otro Beta.

-Hades es todo un salvaje- hice el gesto del tigre con mi mano mientras intentaba imitar el sonido.

-¿Eso es el sonido de un gato?- preguntó riendo Eider- Pero que monada- tiró de mi cachete.

-Sin tocar- la acusé con el dedo- Ya tengo dueña.

-¿Y? Somos amantes- procedió a tocar mi mejilla otra vez.

-¡Pero cállate, mujer!- grité indignado- ¡Se supone que es nuestro secreto!- miré a Daemon- Es mentira, bueno no, pero ella me obligó. Yo estaba necesitado y la cosa surgió, de verdad que no lo siento- levanté mis manos.

-Ven aquí- espetó molesto Daemon.

-Tres...- miré a Eider- Dos...- miré a Darío...- Uno...- miré a Daemon- ¡Decidle a mi cuchitura que la amo!- grité dramatizando mientras salía de la cocina.

-¿Es que no cambiarán nunca?- escuché la voz de Darío.

-¡Te he escuchado, cabrón!- grité divertido mientras corría escaleras arriba. Antes de que pudiera evitarlo, Daemon agarró mi pie izquierdo y perdí el equilibrio, causando que bajara las escaleras rodando por segunda vez en el día, con la diferencia de que esta vez arrastré a Daemon conmigo.

Al terminar de rodar, parados otra vez gracias a la puta pared, Daemon quedó encima de mí.

-Dame un besito- me incliné un poco hacia adelante mientras ponía morritos.

-¡Eider!- gritó Daemon asustado- ¡Me quiere violar!- dicho eso agarré su culo y él chilló como un niño pequeño- ¡Me está metiendo mano!

-Tienes el culo un poco caído, ¿no crees?- pregunté apretando aún más su culo.

-¡Eider!- chilló de nuevo- ¡Emergencia! ¡Socorro! ¡Depravado sexual a la vista!- se levantó corriendo y yo le seguí.

-Oye- dijo Darío llamando nuestra atención- Suena un teléfono.

-¡Oh, es el mío!- gritó Eider mientras iba a por el teléfono al salón.

-¿Sabéis que hay que empezar con el entrenamiento de Alexia, verdad?- ambos asentimos.

-Ven aquí- cogí a Daemon desprevenido y conseguí subirlo al fregadero, abrí sus piernas y me metí entre ellas- Darío, dame el jabón de fregar los platos, mira que si no se me va- Darío comenzó a reír e incluso llorar.

-¡Déjame!- gritó forcejeando- ¡Quita, bicho!- con su culo caído consiguió abrír la llave del agua- ¡Mierda, quítate me mojo!- intentó empujarme pero hice más fuerza que él y no pudo.

-Es mi encanto natural- ronroneé.

-¡Esto va a YouTube!- gritó Eider. Ambos nos giramos y ella estaba grabando con su móvil.

Pinta un mundo para mí ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora