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Tony.

-¡Hey! ¡Hola!- grité amistosamente a los veinte tíos que estaban custodiando la puerta principal. Al verme intentaron venir a por mí- ¡No! ¡No! ¡Ya voy yo!- grité alzando mi mano a modo de stop. Estos me miraban con cara rara.

~¿Ese es tu puto plan?~ la voz molesta de Daemon resonó en mi mente~¿Quieres callarte? ¿Quién es el que está amarrado a una silla? Pues eso~ refunfuñé.

-¿Queréis palomitas?- ofrecí cuando llegué hasta ellos. Cogí un puñado y las llevé a mi boca- No están envenenadas.

~¿De dónde has sacado las palomitas, desgraciado?~ Ahora escuché la voz divertida de Dylan.

-¿No queréis?- dije haciendo un puchero- Más para mí, ahora si me disculpáis, voy a ir a ver a vuestro Alpha- todos se interpusieron en mi camino.

-Dejádle, no tiene nada que hacer- se escuchó la voz de Álvaro.

-¡Hey, Álvaro!- grité feliz empujando a los tíos enfrente mía con cuidado de no derramar las palomitas- ¿Quieres?- levanté de nuevo mi cuenco.

-No, gracias- dijo burlón- Mejor únete a la fiesta- asentí y entré a la casa acompañado por él.

-¿Has tardado todo este tiempo porque has venido en forma humana?- preguntó Daemon entre irritado y asombrado.

-Oh, bueno para la próxima me transformaré y cuando tu madre o la madre de tu mujer sufra un paro cardíaco por verme desnudo, y que no pueda taparse los ojos porque tenga las manos atadas, a mi no me reproches- dije a la vez que me sentaba en el sofá con el cuenco de palomitas- ¿Quieres?- le puse el cuenco a Daemon a la altura de la boca.

-Voy a matarte- dijo éste irritado.

-Si no lo hace David...- dejé caer la frase- ¿Quieres palomitas?- le pregunté ahora a David llevando mi cuenco hasta él.

-No- comentó divertido- ¿Qué haces aquí?

-Estaba aburrido, me hice unas palomitas- levanté nuevamente mi cuenco- Porque iba a ver una película pero me dije a mi mismo, ¿por qué ver una película si puedo ir a ver al hijo de puta de David?- comenté como si nada- Las palomitas se las he robado a una anciana que se las estaba echando a las palomas- le susurré a Daemon en el oído, y él me miró muy, muy, muy furioso. Por otra parte, John y Dylan rieron.

-¿Sabes dónde está Alexia?- preguntó David ignorando el hecho de haberle llamado hijo de puta.

-¿Quién es Alexia?- pregunté frunciendo mi ceño- Mierda, ¿no será que las palomitas estaban caducadas? ¡Maldita anciana mata-palomas!- grité haciéndome el indignado- ¡Si morimos, moriremos los dos!- grité mientras metía un puñado de palomitas en la boca de Daemon.

-¡¿Pero qué haces?!- gritó éste escupiendolas.

-¿Pero qué haces, cabrón?- le reproché- He dicho que tú te mueres conmigo.

-¡Mira, tienes suerte de que esté amarrado que si no...- le corté- Que sí pesado, ya estaría muerto.

-¿Dónde está Alexia?- volvió a preguntar David.

-Eres taaaaan ingenuo- dije divertido comiendo palomitas- Todo este tiempo cerca de ti y tú ni darte cuenta- David y Álvaro me miraron muy raro para después mirarse mutuamente.

-Busca en el piso de arriba- dijo David y Álvaro asintió. Cuando iba subiendo las escaleras grité:

-¡Debajo de la cama!- grité tan alto como pude- ¿Qué ha sido de tu vida, David?

-¿Por qué quieres saberlo?- preguntó divertido.

-¿Qué crees? ¿Ves que tenga algo mejor que hacer?- pregunté con tono obvio- Bueno sí, darle de comer a Daemon- Lo miré- Abre la boca- dicho eso le metí más palomitas en la boca.

~¡¿Qué coño te crees que haces?!~ el grito de Daemon retumbó en mi cabeza.

-No hay nadie- dijo Álvaro entrando en el salón.

-¿Ni debajo de la cama?- pregunté con el ceño fruncido- ¿Me estás jodiendo, verdad?- Volví a preguntar- ¿No has encontrado tu dignidad debajo de la cama? Pues entonces está en el agua del retrete- chasqueé mi lengua- Ve a buscarla, corre- hice un gesto con mi mano.

-Voy a matarte, desgraciado- dijo Álvaro acercándose a mí.

-No- le interrumpió David- Esperemos a que Alexia esté aquí y lo matamos delante de ella.

~Contrólate, lo estás haciendo muy bien, no entres en el juego~ habló Aiden. Suspiré y volví a respirar.

-Me parece un buen plan- le halagué- En lo que viene he preparado un discurso- me levantaté dejando el cuenco de palomitas en las piernas de Daemon y saqué un papelito de mi bolsillo.  Carraspeé un poco- Yo, Tony. Hombre lobo y vidente en prácticas, porque todavía no lo controlo muy bien- dije leyendo el papel- Os vaticino a vosotros, o sea David- le miré- y Álvaro- le miré a él- que anoche tuve un sueño donde yo os arrancaba la cabeza, y no saciado con eso os arrancaba las tripas- rompí el papel y lo tiré al aire- ¿Os ha gustado?- les miré sonriente.

-Mucho- dijo Álvaro divertido.

-Esperaba aplausos o algo, sé que aquí los presentes- señalé a mi familia- No pueden por obvias razones, pero ¿a tí que te cuesta, hombre?- refunfuñé.

-¿Y por qué no empiezas ya a cumplir tu sueño?- dijo David.

-Porque ahora que sabéis lo que va a pasar os quiero dejar tiempo para que ingeniéis algo- dije sentándome otra vez y cogí las palomitas.

~En serio, ¿qué haces?~ volvió a preguntar Daemon~ Ganar tiempo~ dije con simpleza.

-Me encanta el humor de este tío- dijo Dylan riendo.

-Al fin alguien que sabe apreciar mi habilidad- dije suspirando- Oye Álvaro ¿no has escuchado eso?

-¿El qué?- preguntó confundido y un ruido sonó en la planta de arriba.

-Eso- comí otro puñado de palomitas- Yo que tú iba a verificar que no sea tu dignidad la que se está intentando ir.

-¡Mira bien, maldito!- gritó David furioso. Álvaro salió furioso a mirar otra vez.

-No hay nada- dijo volviendo a aparecer en el salón. Y otra vez se volvió a escuchar el sonido.

-¿De verdad que soy el único que lo escucha?- pregunté con el ceño fruncido.

-¡Tony!- el chillido de Alexia sonó por toda la casa e inmediatamente me levanté, aunque para ese entonces Álvaro y David ya habían echado a correr para ir a la planta de arriba.

-¡¿Qué hace aquí?!- gritó Daemon histérico. Lo ignoré y me límite a soltarlo.

-Cállate y ayúdame a soltarlos a todos, no es Alexia- dije desatando a Alejandra.

-Pero era su voz- dijo Dameon desesperado.

-Si de verdad hubiera sido ella no estaría aquí tan tranquilo, ¿no crees?

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