Capítulo extra.

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Tony.

-¡Tony, mi vida! ¡¿Puedes venir?!- escuché el quejido de Alexia.

-¡¿Pero qué haces, imbécil?!- me gritó Daemon- ¡¿La dejas sola en la habitación?! ¡¿En serio?!- Por una vez en mi vida, en vez de pelear con él, salí a correr hacia nuestra habitación.

-Lo siento, cuchitura- susurré avergonzado y arrepentido- Han sido los nervios- ella rió y soltó un quejido- ¡Llamad a la doctora!- grité histérico.

-¡Ya vamos!- gritó Daemon de igual forma.

-Vamos, mi vida- le susurré acariciando su cabello, ella asintió dando un gran suspiro. Eché las sábanas hacia atrás y ví que la cama estaba mojada.

-¿No vas a gritarme diciendo que me he meado en la cama?- preguntó asombrada.

-Se lo grité a tu madre cuando ibas a nacer tú- ambos reimos- Además a tí nunca te gritaría- pasé mi brazo derecho por sus piernas y el izquierdo por su espalda.

-Tony, duele mucho- susurró casi llorando. Besé su cabeza y salí de la habitación todo lo rápido que pude.

-¿Y sus cosas?- preguntó Eider con calma.

-En nuestra habitación- dije extrañamente calmado- ¿Estás utilizando la magia conmigo?- ella asintió.

-Yo cojo sus cosas, vosotros id ya al hospital- asentí y esperé a que John me abriera la puerta.

-¿Puedes abrir la puerta de una puta vez?- pregunté exasperado pero no grité- Eider, me gustaba más cuando pegaba voces- refunfuñé.

-A mí no- dijeron todos, incluida Alexia. Al abrir la puerta, Carolina estaba frente a ella- Nos pillas en un mal momento.

-¡¿Qué hace ésta aquí?!- gritaron Daemon, John, Darío y Saul a la vez.

-¿Ya está de parto?- asentí pasando por su lado- ¿Puedo ir con vosotros?- escuché los gritos de ellos otra vez.

-¿Te importa, cuchitura?- le pregunté tiernamente mientras la ponía en el asiento del copiloto.

-No la conozco, pero si tú estás de acuerdo, yo también- asentí besando sus labios.

-Vamos- abrí la puerta de atrás.

-¡¿Pero qué haces?!- vinieron todos corriendo hacia nosotros. Cuando Carolina entró al coche, cerré la puerta con ira.

-¡Hago lo que me sale de los cojones!- grité furioso- ¡Nos vemos en el hospital!- entré en el coche con una mala hostia y arranqué para irnos.

-¿Quién eres?- preguntó Alexia.

-Me llamo Carolina- dijo ella amablemente- ¿Eres bruja?- ella asintió con otro quejido- Puedo ayudarte con el dolor, entonces.

-Ya da igual, hemos llegado- salí del coche tan rápido que me caí- Me cago en la puta- me levanté en seguida- ¡Estoy bien!- salí a correr hasta la puerta del copiloto.

Entramos en el hospital y la verdad había poca gente, ventajas de ser hombres lobo.

-¡Mujer de parto!- grité histérico- ¡Mujer de parto!

-Tony, no hace falta que todos se enteren, con una enfermera sobra- se quitó Alexia avergonzada.

-Señor- una enfermera llegó hasta nosotros- Siéntela ahí- señaló una sillas de ruedas que traía conmigo.

-Está de parto, no inválida- dije confundido.

-¡Tony!- me asusté y la dejé en la silla de ruedas.

Diez minutos más tarde entramos en una sala donde ponía paritorio, dejando a Daemon y John discutiendo.

-Hola, seré vuestro doctor hoy- entró un señor joven, ahí supe que era uno de los míos.

-¡Oh, no!- grité- ¡Nosotros necesitamos a la doctora Helena!

-La doctora Helena no ha podido venir y me lo ha pedido a mí- dijo divertido el maldito- Bien Alexia necesito que te tumbes en la camilla y abras las piernas- Creo que mi boca llaga al piso.







-Te presento a Abigail y Edgar- le Susurré a Daemon Junior.

-Mis nietos- susurró llorando Eider- ¿Quién nació primero?- preguntó riendo tiernamente pero sin llegar a despertar a Alexia.

-La niña- ella asintió- Ella será la Alpha, también humana- ambos reimos- Edgar será su Beta, hombre lobo.

-Edgar estaba protegiéndola, ¿verdad?- asentí- Por eso no hemos sabido de su extencia hasta los cuatro meses.

-Eso nos ha dicho el doctor- arrugué mi nariz y ella rió.

-Deberías salir fuera un momento- susurró haciendo una mueca- Están a punto de asesinar a Carolina- salí hecho una furia.

-¡¿Queréis dejarla ya?! ¡Ella fue la bruja que me ayudó aquel día, joder!

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