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Alexia.

-¡Abuelo!- exclamé feliz mientras corría a abrazarlo.

-Me alegro de que no te hayas echado atrás, pequeña- susurró feliz- Tu nueva casa te está esperando- asentí y miré a Tony- ¿Quieres qué te espere?

-Voy a sacar las maletas- hice una mueca y él rió- Puedes entrar ya, después la veré yo- comencé a chillar como una niña pequeña.

-¡Vamos, Hades!- grité feliz mientras corría hacia la casa. Cuando entré me quedé paralizada- Esto es...- susurré impresionada- ¡Hermoso!- comencé a chillar y saltar.

Todo estaba combinado con los colores blanco y negro, ya que amaba la combinación tan perfecta que hacían.

Corrí hacia el salón y era igual de grande que en mi casa. La perfecta combinación que hacían los colores eran geniales.

Corrí hacia la cocina y ésta era un poco más pequeña, pero más moderna. Corrí escaleras arriba mientras pisaba el tapiz rojo que había en ella, creo que era genial pues era el único contraste que hacía con tanto blanco y negro.

Visité cada habitación y cada baño que había en el gran pasillo, excepto una habitación. No quería entrar.

-¡Alexia, tu abuelo se va a ir!- gritó Tony tiernamente. Salí a correr escaleras abajo y abracé a mi abuelo- ¿Ya te vas?- pregunté.

-Sí, pequeña. Necesitáis acomodaros- me abrazó fuertemente- Nos vemos en tres días- asentí. Se despidió de Tony y Hades y se fue.

-¿Necesitas qué te ayude con las maletas?- pregunté intrigada y él negó riendo.

-¿Ya has visto la casa?- negué- ¿No?

-La he visto casi toda- susurré nerviosa y avergonzada- Falta una habitación.

-Oh, ya veo- dijo divertido- ¿Es nuestra habitación?- asentí enérgicamente- ¿A qué esperamos, entonces?- me cogió como una princesa y comenzó a andar hacia dentro- Veo que tienes una obsesión por el negro igual que tu madre- ambos reímos.

-¿Te gusta?- pregunté nerviosa mientras subíamos las escaleras.

-Claro que sí, eres hermosa- me sonrojé aún más y le pegué amistosamente en el hombro- ¿Cuál de todas éstas es?- le indiqué esa habitación especial que todavía no había visto- Pues allá vamos, Hades no nos seguirá, ¿verdad?- Negué divertida.

-Se ha quedado en el jardín- asintió y abrió la puerta. La habitación era muy amplia y con una gran ventana que permitía entrar mucha luz a la habitación. Los colores eran rojo, negro y blanco, combinados de igual manera- Es hermoso- susurré casi al borde del llanto.

-A mí lo que me importa es la calidad del colchón- dijo Tony riendo a la vez que me depositaba en éste- Realmente cómodo.

-¡Eres poco romántico!- grité haciéndome la ofendida.

-Lo sé, cuchitura- besó la punta de mi nariz- Soy verdaderamente hermoso- comencé a reír mientras lloraba. Sin que él se lo esperara lo besé- ¿Qué haces, pervertida? Soy virgen, necesito ir despacio- comencé a reír de nuevo y esta vez fue él quien me besó.

Comenzó a meter su mano debajo de mi camiseta.

-¿Estás segura de que quieres hacerlo ahora?- preguntó nervioso- Yo puedo esperar todo el tiempo que quieras, por mi no hay problema.

-Pero yo quiero hacerlo ya- me incliné hacia delante para poder besarlo.

-Pues tendrás que esperar cinco segundos, porque he dejado las maletas en mitad de la calle y la puerta abierta- dijo levantándose de la cama- No quiero que nadie entre y por nada del mundo te vea desnuda- salió de la habitación y comenzó a correr escaleras abajo.

Pinta un mundo para mí ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora