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Tony.

Definitivamente, esta chica acabaría conmigo tarde o temprano.

-¿Yo? ¿Pero...- se calló abruptamente y yo comencé a reír causándole cosquillas en el cuello.

-¿Puedes devolverme la vista, por favor? De verdad que me gustaría verte toda sonrojada- ella emitió un pequeño chillido.

-¡Lo siento!- gritó nerviosa.

-Gracias- reí mientras la miraba a través del espejo- ¿De dónde sacaste aquella idea sobre que tenía mate?- ella se sonrojó aún más.

-Fue el mismo día que me explicaron que significaba esa palabra, llegué del colegio y cuando bajé al salón porque había ido a coger un libro yo te escuché decir que tu mate te necesitaba- susurró y yo reí tiernamente.

-Nunca he faltado a un entrenamiento tuyo, y aquel día tu padre me pidió que entrenara a Layla porque Darío no podía- le expliqué mientras acariciaba su cabello- Siempre suelo ser una persona muy estricta con los entrenamientos, bueno con casi todos, pero como siempre que se trata de tí dejé el entrenamiento de Layla a la mitad- ella abrió sus hermosos ojos.

-¿Con casi todos?

-¿Sabes por qué no te entreno a tí?- ella negó- Porque soy demasiado blando contigo, no sé si tu recuerdas tu primera pelea, pero yo sé exactamente que casi pierdo los papeles ese día- confesé riendo- O cuando te mandaron sola al bosque y no aparecías porque habías decido dejar las pistas a un lado y conocer el bosque por tu cuenta- Ahora ella rió.

-Tú fuistes el que me rescataste- susurró.

-Ajá- reí divertido al acordarme de aquel día- Aunque casi no lo hago, porque estaba a punto de darme un infarto allí mismo.

-¿Entonces yo soy tu...- se calló abruptamente- ¿Mi alma gemela?- terminé de decir por ella- Sí, lo eres y ahora que lo sabes espero que evites que tu padre sea besado por chicos- ambos reímos.

-Quizá- dijo divertida.

-¡Alexia! ¡Tus abuelos!- ambos escuchamos el grito de Daemon.

-¿Quieres despedirte de mí?- le dí la vuelta para poder verla de frente- Tu padre me matará cuando descubra que lo sabes- ella hizo una mueca de confusión- Piensa que le voy a robar a su niñita.

-Creo que en realidad él está enamorado de tí- dijo riendo- No podría matarte, porque sin ti no tendría a nadie a quien joder ni nadie que le joda a él- ambos reimos.

-Vamos, anda- me incliné hacia delante y besé su frente- Eres demasiado enana.

-Tú eres demasiado alto- me acusó- Incluso Layla es más grande que yo, malditos genes de hombres lobo- la empujé delicadamente para que empezara a andar.

Cuando bajamos al salón, Eider estaba abrazada a Daemon llorando desconsoladamente. ¿Y ahora qué le pasa?

-Mamá- dijo Alexia preocupada- ¿Estás bien?

-¡Voy a matarte!- exclamó Daemon levantándose de su sitio aprovechando que Eider había ido a abrazar a Alexia- ¡Me has dejado en ridículo!- comencé a correr porque realmente no sabía de que mierda estaba hablando y temía por mi vida.

-¡¿Qué he hecho ahora?!- grité exasperado. Menudo corte de royo sentimental que me acaba de hacer el capullo.

-¡¿Cuchitura te presento a mi alma gemela, Alexia ella es Alexia delante de un espejo?!- gritó indigando- ¡Lo mío en un parque es más cutre en comparación con lo que tú has hecho, cabrón!

-¡No me jodas!- grité riendo- ¡¿Y qué querías que hiciera?!

-¡No lo sé! ¡Pero sí algo menos bonito que lo mío! ¡Ahora yo quedo mal!- gritó pegándome en la nuca.

-Si es que me tendría que haber casado con Tony- Dijo Eider suspirando dramáticamente.

-¡Pues ya lo siento! ¡Tengo dueña!- grité mientras corría de nuevo- ¡Mierda, Daemon, déjame! ¡Vuélveselo a pedir!- Daemon se paró de repente y asintió enérgicamente.

-¡Buena idea!- gritó mientras iba hacia Eider.

-¿Pero tú estás bien de la cabeza?- preguntó divertida Eider- La mía estuvo genial y da igual si fue en un parque o delante de un espejo, fue simplemente genial- dicho eso se besaron.

-¡Ugh! ¡Asco!- grité tapando los ojos de Alexia- No te vayas a traumatizar, cuchitura- Alexia rió.

Daemon se separó de Eider y comenzó a perseguirme de nuevo.

-¡Como la toques, te mato!- gritó enfurecido- ¡Nada de dormir con ella! ¡Nada de respirar su mismo aire! ¡Nada de intentar meter mano!

-Epa, viejo- espeté riendo- mientras me mantengas alejado de las fresas con chocolate y nata, todo perfecto- Daemon se puso aún más rojo y volvió a su persecución.

-¿Queréis algo?- escuché decir a Eider.

-¡Un poco de spray de pimienta iría bien!- grité mientras era perseguído por Daemon- ¡O limón, como tu veas!

-Voy a mi cuarto- escuché la voz de Alexia. Iba a hablar pero el grito de Daemon me cortó.

-¡Tú no vas con ella, desgraciado!- al final los dos caímos al suelo, pero esta vez yo encima de él.

-¿Qué dices?- pregunté haciéndome el confundido- Yo iba a entretenerme un rato contigo- hice el amago de besarle pero salí corriendo hacia el cuarto de Alexia- ¿Qué haces cuchitura?

-Intentar hacer el conjuro- asentí y me senté a su lado.

-¿Necesitas ayuda?- ella negó.

Pasaron como veinte minutos en los que yo sólo veía a Alexia concentrada, y aunque en otra ocasión me hubiera muerto del aburrimiento por estar sin hacer nada o sin siquiera hablar, hoy no le quitaba mis ojos de encima.

El timbre sonó y escuché un ¿qué haces aquí?

Pinta un mundo para mí ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora