Epílogo.

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Tony.

Cinco años más tarde.
Alexia tiene casi veintiún años.

-¿Qué tal te ha ido el examen?- le pregunté tiernamente cuando la ví salir de la pequeña universidad que hace dos años habíamos construido en la manada para que los chicos que querían seguir estudiando no tuvieran que dejar la manada para ir con los humanos.

-Bien- dijo sin siquera mirarme.

-¿Has estado llorando?- la tomé de la barbilla y la obligué, sin hacerle daño, a que me mirara.

-No- intentó bajar la cabeza nuevamente, pero se lo impedí.

-No me mientas, Alexia- le regañé tiernamente.

-Ha sido por el examen- asentí y la abracé.

-Es solo un examen, ¿si?- asintió- Vamos a casa.

-No- empezó a decir rápidamente- He quedado con mis amigas para estudiar, mañana tengo otro examen y necesito que me ayuden a estudiar- suspiré resignado y asentí.

-Bien, nos vemos- besé su frente y me fui de allí. Cuando estaba lejos de ella,  saqué mi móvil para mandar un mensaje.

Mensaje para la mejor mamá del mundo:

Hoy lo ha vuelto a hacer, Eider. Ya son tres semanas que me evita, hoy ha puesto la excusa de que tiene que estudiar con sus amigas para un examen que tiene mañana.

Lo envié y volví a suspirar frustrado.

¿Qué estaba haciendo mal? ¿Será que ya está cansada de mí? ¿Habrá dejado de amarme?


Mensaje de la mejor mamá del mundo:

¿Ya sabes si lo del examen es verdad o mentira? Tony son paranoias tuyas. Cariño, debes esperar a que sus exámenes terminen y todo volverá a ser como antes.


¿Y si nada volvía a estar como antes? ¿Y si solo está buscando la forma de dejarme?
Llegué a casa y cerré de un portazo para ir a nuestra habitación.

Mensaje para la mejor mamá del mundo:

Eider, contigo tengo muchísima confianza, así que aunque sea tu hija me da igual decirte esto. Ni siquera me deja tocarla sexualmente hablando o me deja abrazarla por las noches.


Sí, aquí el estúpido de Tony pidiéndole consejo mi mejor amiga y madre de mi alma gemela.



Mensaje de la mejor mamá del mundo:

Entonces habla con ella, si no habláis nada se va a solucionar, ¿vale? Espero respuestas tuyas cuando eso ocurra. Ahora me tengo que ir, Daemon Junior me necesita.



Sonreí como idiota, ese pequeño mocoso. Hace dos años un nuevo integrante se unió a nuestra familia. Eider y Daemon tuvieron un niño y decidieron llamarlo como él. ¿A quién se le ocurre? Podrían haberlo llamado como yo, mi nombre es mucho más bonito.

Sobre las seis de la tarde, Alexia apareció de nuevo en casa. Rápidamente me levanté del sofá y fui hasta ella.

-Lo siento, se me hizo tarde- susurró y me di cuenta de que había estado llorando otra vez.

-Has estado llorando otra vez, ¿verdad?- afirmé preocupado y ella asintió- Vamos a hablar.

-Espera un segundo, necesito ir al servicio- asentí y me senté en el sofá. Al ver que el tiempo pasaba y ella no salía me preocupé, por lo que subí a la habitación.

Me senté en la cama y escuché como ella vomitaba. ¿Lo que le pasaba es que estaba mala? Ay dios, no me digas que es un trastorno alimenticio.

Escuché como tiró de la cadena y después abrirse la llave del agua. En ese momento supe que se estaba lavando los dientes.

-Tony- Se llevó una mano a su pecho- Me has asustado, joder.

-¿Estás teniendo problemas en la universidad y por eso vomitas?- le pregunté mientras me levantaba de la cama- ¿Es el estrés de los exámenes y ser Alpha? ¿Qué te pasa Alexia? Puedes hablarlo conmigo, sabes que te amo y sea lo que sea voy a ayudarte.

-¿No me abandonarás?- preguntó rompiendo a llorar y mi corazón se estrujó. Rápidamente la abracé.

-¿De dónde sacas esa estúpida idea?- susurré acariciando su cabello- No me dejas tocarte, ni siquera abrazarte, estas distante y pasas mucho tiempo con tus amigas o hablando con ellas por el móvil- ella comenzó a llorar más fuerte.

-Estoy embarazada- susurró y yo dejé de respirar.

-¿Es...estás embara....embarazada?- pregunté en shock y ella lloró aún más.

-Sabía que me ibas a dejar después de esto- sus piernas comenzaron a temblar y tuve que sujetarla más fuerte.

-¡¿Qué?!- grité histérico- ¡¿Voy a ser padre?!- chillé feliz- ¡Voy a ser padre!- hice que me abrazara rodeando mi cintura con sus piernas y mi cuello con sus brazos- ¡Voy a ser padre!- grité otra vez mientras daba vueltas con ella.

-¡No!- gritó riendo- ¡No hagas eso! ¡Ba
Bájame, rápido!- gritó y la bajé preocupado. Ella salió a correr hacia el baño y, segundos más tarde, comenzó a vomitar nuevamente.

-Joder, empiezo bien- susurré para mí mismo y corrí a ayudarla. Una vez terminó de cepillarse los dientes, la cogí como una princesa y la llevé a la cama- ¿De cuánto estás?- pregunté ilusionado.

-Un mes- dijo riendo.

-¿Por qué no me lo has dicho antes?- le regañé tiernamente- ¡Pensé que me querías dejar!

-Lo siento- susurró avergonzada- Pensé que me ibas a dejar.

-¿Pero qué tonterías son esas?- me abalancé sobre ella, con cuidado, para besar su cara. Bajé mi mano hasta su vientre, joder- ¿Estás segura de que estás de un mes?

-Sí- asintió enérgicamente- Por eso no quería dejar que me tocaras o me abrazaras, se nota mucho para tener un mes- se quejó como una niña pequeña y yo reí tiernamente.

-¿Sabes qué significa eso?- ella negó- Significa que tiene mis genes.

-¿En serio?- preguntó sorprendida- Vaya- susurró.

-Te amo mucho- le dije para acto seguido besarla- Y a esta lentejita también- susurré acariciando su vientre.

-¿Lentejita?- preguntó divertida- No creo que tenga el tamaño de una lenteja, pero si te empeñas no te voy a quitar la ilusión.

-Te amo, te amo, te amo- repetí una y otra vez besando su cara.

- Yo también te amo- me besó- ¿Seguirás pintando un mundo para mí?

-Cada día, Alexia, hasta que mi corazón deje de latir.

Pinta un mundo para mí ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora