Entre Hermanos (Terminada)

Capítulo 16.

Creo que había exagerado un poco al decir que odiaba el haberme enamorado de Ryan, pues en parte era cierto porque solo había traído cosas malas a mi vida y muchos problemas, y es que como no me iba a traer problemas si lo que hacíamos estaba mal.

Hans no estaba de acuerdo de mi relación con Ryan, pero prácticamente no le importaba ya que no le importan los problemas de los demás y en el poco tiempo que lo conocía sabía que era una persona orgullosa y egocéntrica, pero es Hans, el lindo chico que me regalaría café por el resto de mi vida y sería un gran amigo.

Mi nuevo amigo después de tanto comer y hablar de cosas poco importantes se quedó dormido en el piso del lugar, ya eran las 3 de la mañana y yo no lograba conciliar el sueño, el lugar era más frío que una nevera y yo trataba de mantener mi calor corporal con mucho café, me tomé seis tazas de café que en vez de ayudarme a dormir me activaron el cuerpo, tenía ganas de salir a correr y a explorar el lugar. Tanto liquido y tanto frio provocaron en mi cuerpo unas horribles ganas de orinar, me dolia la vejiga, corrí hasta el baño y descargue todo el pipi que tenia acumulado.

Después de ir al baño camine por todo el lugar, era una cafetería bastante grande y al fondo había una especie de oficina, que no sabía porque había una oficina aquí, busque por todos lados algo con que abrigarme así fueran hojas o no sé qué, cualquier cosa que me quitara el maldito frío, el cual Dayana jamás lo habría aguantado ya que lo odiaba. Encontré una chaqueta más grande que yo de cuero y no lo podía creer, casi grito de la emoción pero no quise despertar a Hans, supuse que era del jefe de Hans así que la tomé prestada.

Fui de nuevo al lugar donde estaba Hans y me acosté a su lado para darle calor y recibir un poco de calor también, veía que el pobre también tenía mucho frío porque estaba temblando y puse la chaqueta para los dos, pues era tan grande que incluso cabría mi hermana menor aquí también, me metí dentro de ella pegándome y acurrucandome en el pecho de Hans, este se estaba despertando.

-¿Pero qué haces linda? -dijo titilando y me miró de manera maliciosa medio dormido, yo solo levante una ceja -¡sabía que querías conmigo!

-Solo cállate gran idiota, si no hago esto moriremos de hipotermia aquí, además, jamás querría contigo aunque fueras el último hombre en la tierra cariño- los dos estallamos en carcajadas, era tan idiota.

-está bien, aceptó acurrucarme contigo- sonreí -¡pero solo por el frío! No te hagas ilusiones nena.

-eres un idiota, agradece que tu jefe es demasiadamente gordo y esta chaqueta nos queda bastante bien a los dos, y que yo fui a buscarla porque tu no mueves ni un dedo, no sé ni cómo trabajas aquí.

-¿sabes qué? Cállate y duérmete

Después de sus palabras tan bellamente poéticas, el idiota y yo logramos dormir muy bien y deliciosamente cómodos y calientitos, todo lo que yo quería.

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-Pero ¡¿qué mierda hacen ustedes aquí?!- un grito cerca a nosotros nos despertó de golpe, y haciendo que mi sueño de belleza se dañara; cuando logre abrir bien mis ojos logré ver de quién era el grito y era el jefe de Hans con sus manos en la cintura muy furioso al parecer, yo me levante y también me puse en posición amenazante, ya se me iba a salir todo lo que tenía para decirle a este tipo.

-¡Pues no sé qué clase de droga se mete usted o que se fumó anoche para dejarnos encerrados en este lugar más congelado que el trasero de la de Frozen, usted es un maldito descuidado, me dejó aquí encerrada con este tipo que ni conozco y en este pésimo lugar el cual no le llega señal ¿está usted loco?! -Se notó que lo puso nervioso mi actitud y que yo me hubiera puesto en posición amenazante, pero él ya se había calmado más, Hans se levantó y bufó como si estuviera enojado y siguiéndome el juego le dijo.

-¡¿no se dio cuenta que me tocó dormir abrazado con esta loca porque si no nos íbamos a morir del frío?! Esto merece una demanda por su descuido y por dejarnos encerrados en contra de nuestra voluntad -exclamó Hans con cara de furioso, que buena actuación la que hizo mi querido amigo, el señor se puso aún más nervioso con la amenaza de Hans.

-No, por favor una demanda no, cálmense un poco por favor, yo les ofrezco una disculpa y no les voy a cobrar todos los bocadillos que se comieron ni los cafés que se tomaron, pero por favor ¡no me demanden!- al jefe de Hans le temblaba la voz, a nosotros casi que se nos iba a dañar la actuación porque la risa se iba a apoderar de nosotros.

-Está bien señor, no lo vamos a demandar, pero a la próxima fíjese bien de que no quede nadie en el lugar, porque otro que no aguante le pone una demanda sin siquiera advertirle- le dije y salí del lugar acompañada de Hans.

Llegamos a mi casa y no pudimos evitar soltar la risa que teníamos acumulada, era algo como una conexión radical, como odiaba que este chico y yo tuviéramos tanto en común y no nos hubiéramos conocido antes.

-¿Viste su cara?, no me demanden por favor, quedaré en quiebra y seré gordo para siempre- dije imitando la voz del tipo y limpiando una lágrima que se me caía de la risa.

-¿viste cómo miro el lugar? Estaba asombrado de cómo dos chicos limpiaron el lugar de bocadillos en una sola noche- volvimos a estallar, éramos como juegos pirotécnicos de risa y lágrimas.

Saqué las llaves de mi pequeño bolso y abrí la puerta, cuando entré con Hans un furioso Ryan estaba sentado en la sala esperando mi llegada, y al ver a mi acompañante se puso aún más furioso.

-AL FIN LLEGAS ¡pero ese no es Ian! ¿Quién es ese, Alexa? -dijo Ryan pero no quería escucharlo, así que para hacerlo enojar aún más respondí de la peor manera que pude.

-Que mierdas te importa, ven Hans vamos a mi habitación- me dirigí a él y le guiñe un ojo sin que Ryan me viera, para darle a entender que me siguiera el juego.

-Claro preciosa, sube delante de mí- Ryan se acercó a nosotros de manera enojada con rapidez y veía como la vena de su frente ya se iba a salir y su cara estaba demasiado roja, sus manos hechas puño, Hans también se puso tenso.

Ryan con toda la rapidez estampo un puño en..

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