Capítulo 8.

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No podía dormir, Ryan y sus amigos hacían demasiado ruido, con su música no dejaban que conciliara el sueño y no quería bajar a pedirles que se callaran.

Mónica aún no me decía porque estaba enojada por lo tanto ahora era yo quien estaba enojada con ella, se suponía que era mi mejor amiga, no me debería evitar, ella debería hablar conmigo. Por otro lado estaba Ian, del cual no sabía nada desde el día de la fiesta y de que pasara una vergüenza frente a el estando ebria, el no me había llamado desde entonces pero yo tampoco lo había hecho, así que tome la iniciativa de hacerlo, como una chica intensa y tóxica. Empecé a buscar en mi teléfono y había olvidado un pequeñísimo detalle, no tenía el número de Ian.

Baje las escaleras para pedirle el número a Ryan, ya que suponía que de chico popular a chico popular habría la confianza de compartir sus números al igual que compartían sus estupideces, lo busque abajo en la sala y solo encontré chicos ebrios dormidos en el sofá, lo busque en el baño, en la cocina, en su habitación, en la habitación de mamá, en todas partes pero no lo encontré, camine por toda la casa hasta que oí un ruido en el sótano, como de una botella quebrándose, baje para asegurarme de que estuviera allí, estaba oscuro y alumbre con mi celular hasta que lo vi, estaba sentado en una esquina con su cabeza entre sus piernas llorando. Sentí mi corazón arrugarse, no lo había visto así desde el día que papá murió y desde ese día hasta hoy nunca lo había visto llorar.

Me acerque un poco y me senté a su lado, habían cervezas terminadas a su alrededor y una de ellas estaba quebrada, había vidrios por todos lados. No sabia que hacer en estos casos, en que una persona lloraba por razones desconocidas, era muy raro ver a un hombre llorar, así que hice lo único que podia hacer, lo abrase, fue lo único que se me ocurrió en ese momento, estaba nerviosa y no me explicaba el porqué.

-Ryan, porque lloras- dije yo abrazándolo aún más -¿efectos del alcohol?

-Ale, no entenderías- Ryan habló con su voz entrecortada y temblorosa, además de lo ebrio que estaba, se escuchaba tristeza en su manera de hablar.

-Claro que sí, soy tu hermana Ryan- dije y alzó su mirada hacia mis ojos, los ojos de Ryan estaban rojos y tenía toda la cara húmeda.

-No eres mi hermana Alexa, no lo eres, tú eres la hija de Walter y Melissa, los padres que me adoptaron, no lo entiendes- sus lágrimas caían de sus ojos, y una lágrima salió de los míos, seguía hablando en susurros y entrecortado.

-¿Por eso lloras Ryan?- dije con tristeza en mi voz, jamás había pensado en eso y tenía razón, no éramos hermanos pero aun así yo sentía un gran amor hacia el.

-Nop, Isabella me corto- metió su cara de nuevo entre las piernas, pero antes dejó salir una pequeña sonrisa.

-¿Isabella? ¿No era Carla?- Sonreí también.

-No importa, era una puta

-Sabes que no me gusta que te refieras así hacia la chicas, y ya dime que te pasa porque si no, te voy a dejar aquí tirado para que sigas llorando solo como niñita- Levante la voz en la última parte lo cual hizo que se levantara del suelo, yo lo volví a sentar de un jalón, como estaba borracho me fue fácil hacerlo caer de nuevo al piso.

-¡Alexa! - Me miró con el ceño fruncido pero cambió su expresión a una angustiada -Me enamore y no puedo seguir ocultándolo ¿sabes lo que es eso?, yo no soy de los que se enamora, pero es que ella es la más hermosa e inteligente, su sonrisa es radiante, la veo cada día de mi vida, su labios son perfectos, aunque no los he tocado jamás... lo es todo para mi y me duele mucho amarla, porque es prohibido, es prohibido enamorarme de ella- lloró aún más, sus ojos no paraban de soltar lágrimas con cada palabra que decía, aunque hablaba entrecortado y con su voz un poco ronca, estaba demasiado ebrio.

Entre Hermanos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora