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NOTA 26 NOVIEMBRE 2019
Esto es respecto a una parte del dialogo de este capítulo. Dejen de llamar a Matias machista. He borrado muchos comentarios de ese tipo.. y lo seguiré haciendo si los veo.

Capítulo 17

Nunca era bueno mentir, nunca era bueno omitir detalles. Debía aprender que la verdad siempre salía a luz; si no la decía yo, iba a salir a luz de la peor manera, escarbando heridas, rompiendo corazones.

Matías seguía delante de mí, mirándome de una forma que desgarraba mi alma. Ya no había esperanzas, sólo miedo, terror de pensar que se me estaba escapando y no podía hacer nada para remediar las cosas. Frustración porque otra vez había hecho las cosas mal. Tristeza de saber que pensaba lo peor de mí.

—Se acabó. —anunció, borrándose la única lagrima que se había empeñado en salir— No quiero volver a verte en mi vida.

Dicho eso, recorrió de prisa el salón y salió de la casa. Quedé ahí con sus familiares, cuyas miradas encima de mí me helaban. Me sentía más que avergonzada.

—Es mejor que te alejes de José. —me aconsejó Melisa

— ¡¡¡Entre él y yo no hay nada!!! ¡Hace rato me besó a la fuerza! Y yo quería decirle a Matías que me había acostado con su primo en algún momento. ¡No debías meterte!

Había terminado desquitándome con ella. Tal vez no tenía derecho, tal vez ella sólo había querido el bien de su hermano. Pero no podía sacarme de la cabeza que las cosas no habían empeorado tanto si me habría dejado hacer las cosas a mi manera.

Salí corriendo de esa casa, sin mirar atrás. Busque a Matías y como no lo encontré, decidí irme. En cuanto a José, probablemente se había ido después de que Melisa nos había encontrado. No había tenido el valor de enfrentar a su primo.

***

Las horas pasaban y yo no podía hacer otra cosa más que yacer en la cama. De vez en cuando revisaba el celular, como si había alguna probabilidad de que Matías me buscara. La situación no podía estar peor, tal vez había llegado el momento para decirle como había sido todo, confesarle que me había casado con él aún después de serle infiel. Ya no había nada que perder. Lo había perdido todo.

Pasé el día encerrada en el cuarto, luego acepté cenar sólo porque Adela me había insistido.

—Así que mañana piensas hablar con él...

—Sí. Tal vez sea nuestra última conversación. —respondí

—Dios, no aguanto verte sufrir. Si pudiera hacer algo para... —soltó un suspiro

—Me va a costar mucho trabajo superar esta perdida, esta separación... Debo... debo aprender a vivir sin él, Adela.

— ¿Piensas rendirte tan fácil? —se veía muy sorprendida— Me decías que no pensabas renunciar. ¿Por qué cambiaste de opinión?

—No me siento capaz de recuperarlo. No tengo ni idea qué hacer para que me perdone. —reconocí en voz baja

—Hace tiempo hizo el mismo error. Tal vez eso lo ayude. Por el momento debe superar la rabia y la decepción pero luego...

—El no justifica ni su propio error. Menos lo hará con el mío.

— ¡No puedes renunciar a él! —soltó, tratando de convencerme

—Hoy fue la primera vez que me dijo que se acabó. Hasta ahora, me había mandado señales de que no quería renunciar... tal vez eso me daba fuerzas para...

¿Aún planeamos la boda? © |  LIBROS I & II COMPLETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora