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Me siento la peor persona del mundo. Mi novio sigue en el hospital y sólo le faltan mis noticias. Es un hombre fuerte y lo ha demonstrado pero... no hay manera de que esto no le afecte. Estoy entre la espada y la pared; si no se lo cuento yo, se lo cuenta la entrometida de Melisa.

A poco segundos de entrar al salón, compruebo que Alfonso está durmiendo. Qué alivio. No es que me dure para siempre, pero al menos me gano unos minutos más. Puedo buscar una manera adecuada de- Sí, claro... Como si eso existiera.

Al fin y al cabo, nuestra relación no fue una pesadilla. En el encontré un compañero, un amigo. Fue alguien que pudo despejar mi mente, embellecer mi existencia, alguien que se fue ganando mi confianza y con quien pude compartir mis logros, parte de mis miedos, parte de mi vida ―menos lo de Matías―. Lo quiero. Pero como a un amigo.

Cuando nos conocimos, no tuve ninguna intención. Pero después hice el inmenso error de coquetear con él y... lo que comenzó como una aventura para ambos, para él se transformó en algo serio. ¿Por qué lo hice? No sé. En parte porque es atractivo ―pero no se parece a Matías, no quería a alguien que me recordara siempre a mi ex.También lo hice porque... Creo que para olvidar.

―Amor... ―gruñe soñoliento― ¿Cuándo llegaste?

¿Y tú cuándo despertaste?

― ¿Tan mal me veo hoy?

― ¿Qué? ¿Por qué?

―Te asustó mi voz. ―señala

―Es que estaba en las nubes. Y por eso. ¿Cómo te sientes?

Bravo, Elsa. Tanteando el terreno, preparándolo para la noticia... Notese el sarcasmo. Y supongo que se siente bien porque, aún cuando acaba de despertar, está de buen humor.

―Entumecido. No soporto estar acostado por tanto tiempo. Los médicos dicen que eso va en mi favor, pues estoy cooperando en la recuperación.

―No cabe duda, has luchado para superar esto. Y no te has quejado, eh.

―Un poco. Y en los primeros días ni sabía qué estaba pasando.

― ¿Recuerdas el accidente?

―No.

―Perdiste el control debido a la velocidad.

―Sí, ya me lo contaron ―hace una pausa―. Lo siento mucho. No quería darles semejante susto a ti y a mi padre. ¡Mejor hablemos de otra cosa! ¿Cómo te fue con el arquitecto?

Por un milisegundo mi corazón se detiene. Sólo espero no haberme puesto pálida. Ya, éste el momento, debo hablar.

― ¿Elsa?

―Tengo que contarte algo. ―suelto con tanta rapidez que ni yo misma me entiendo

―Peleaste con él por lo que pasó en el pasado. ―supone

―No.

Quiero salir corriendo y no regresar nunca más. Tengo que transformar la realidad, tengo que hacer esto menos doloroso para él. Si tan solo supiera... ¡Ya sé! Le digo que confundí mis sentimientos, que creí estar enamorada pero la llegada de mi ex me mostró lo contrario. No. Significa mentirle. No más mentiras.

Se incorpora hasta quedar sentado y hago amago de regañarlo. Pero compruebo que no le causa molestias la posición. Me observa preocupado, sin embargo se queda callado, esperando paciente mis palabras.

―Prométeme que lo vas a tomar con calma. No quiero que te alteres.

―Malas noticias ―concluye―. ¿Es grave?

¿Aún planeamos la boda? © |  LIBROS I & II COMPLETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora