26

11.7K 595 141
                                    

Narra Matías

―Ella cambió ―le digo a la psicóloga durante mi primera y quizá única sesión individual―. Me lo demostró cuando estaba con Alfonso, me lo demonstró cuando volvimos. Claro, hubo pequeños momentos que me pusieron de malas, un par de mentiras... Pero nadie es perfecto, no le pido que sea perfecta. Ella de verdad le está echando ganas y sé que poco a poco mejorará aún más.

― ¿Sientes eso?

La observo desconcertado pero durante los primeros minutos no añade nada para aclarar mis dudas. Apenas cuando nota que no contesto...

― ¿Lo que dices concuerda con lo que sientes? ―inquiere

― ¿Usted piensa que estoy mintiendo?

―No. ¿Tú piensas que estás mintiendo?

A ver... ¿qué clase de juego es este?

―Usted me preguntó qué motivos tuve para perdonarla. Yo le contesté. No estoy aquí para mentir, para perder mi tiempo. De verdad quiero que las cosas funcionen y por eso acepté venir a una cita indivudual.

―Bien. Lo que yo pretendo es ayudarte a descifrar lo que en realidad sientes con respecto a todo esto. Distinguir los motivos en los que se basa tu decisión. Tuve casos cuando el afectado creía haber superado. Pero luego lo intentaban y terminaba echándole en cara a su pareja, la relación terminaba convirtiéndose en un infierno. ¿Quieres que eso suceda?

―Cuando me confesó lo del beso... sentí ―hago una pausa― sentí un gran dolor, no lo voy a negar. Pero no lo dejé manejarme. Tampoco me negué vivirlo. No sé... Simplemente supe que Elsa no había tenido la intención de hacerlo, que se arrepentía, que se sentía una basura por haberlo hecho otra vez. Y vi que aprendió del pasado. Esta vez me lo dijo de inmediato y se mostró dispuesta a irse de mi vida. Sé que pensó en mí.

― ¿Cómo actuó la primera vez?

―Pues ya la escuchó... ―murmuro

―Sí. Pero ahora te estoy escuchando a ti.

―OK. La primera vez lo hizo todo mal. Me lo ocultó por mucho tiempo y eso dolió más que el acto de acostarse con otro. Sentí que se burló de mí... sentí que los remordimientos fueron los que la empujaron a confesar, que en realidad no hubiera querido confesarlo jamás. Y además se ahorró los detalles... y terminé enterándome por otros.

Resulta muy desagradable hablar de estas cosas. Ya no duele pero deja un mal sabor... Fue el peor periodo de mi vida, a veces parecía que no acabaría nunca.

―Y me rogaba que lo intentáramos... Yo quería poder y parecía imposible. Mi alma... ―suelto un quejido― Yo no podía volver y me obligué a querer volver. ¿Me entiende?

―Sí. ¿Y qué pasó luego?

―Fue un infierno. Cada vez que la tenía delante, recordaba que me había mentido.

―Estás afirmando que la mentira era la que más te molestaba.

―Sí. Como ya le dije, me afectó más que me lo haya ocultado. Y no podía librarme de la sensación de que seguía mintiéndome. Y ella se daba cuenta, por más que yo intentara suprimirlo.

―Parece que sus actos acabaron con tu confianza. ¿Es eso distinto ahora?

―Durante nuestro último intento como pareja, hizo todo lo posible para no ocultarme las cosas.

―Entiendo. Pero dijiste que sí hubo pequeñas mentiras.

Cierto. Me ocultó que fue Alfonso el que mandó a que me golpearan. Al principio me dio coraje pero luego entendí que lo hizo por miedo. Ese hombre le inculcó el miedo.

¿Aún planeamos la boda? © |  LIBROS I & II COMPLETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora