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Capítulo 19

Pasaron dos meses. Fue el periodo más negro y vacío por el que había tenido que pasar. Desde que había perdido a Matías, me resultaba muy difícil encontrarle un sentido a mi vida. Me concentraba en el trabajo, en mi relación con mi familia y mis amigas. Pero Matías seguía en mi corazón. No podía sacarlo y no transcurría un día en el que no pensara en él. A pesar de que la esperanza de recuperarlo se había muerto el día en que nos habíamos divorciado, lo amaba cada día más.

Vivía de nuevo con mi familia. Por suerte, mis padres habían evitado acusarme y regañarme por mis errores, aunque de todos modos les había afectado la noticia.

De José ya no sabía nada, se había desaparecido. Al parecer no se atrevía enfrentar a su primo. Al menos ya no tenía que aguantarlo.

—Hola, Elsa. Que gusto oírte.

—Hola, Marcos. Te llamaba para...

—Para preguntarme sobre Matías. —interrumpió

—Pues... sí...

Acostumbraba hablar con él cada semana, incluso varias veces por semana. Era la única persona cercana a Matías que no me juzgaba y el único que me podía hablar de él. A su hermana y a sus padres ni había vuelto a ver.

— ¿Sigues sin atreverte a buscarlo? —me preguntó

—Sé que no quiere saber nada de mí y...

—Te extraña.

— ¿Qué dijiste?

—Mira, la verdad es que resulta un poco complicado entenderlo.

— ¿Qué quieres decir?

—Te quiere cerca y al mismo tiempo no aguanta que lo hayas traicionado de esa manera. Te ama pero no logra perdonarte.

— ¿El te... te dijo que me ama?

—Sí. Un día nos pusimos a hablar y se desquitó... Incluso sé que a veces se le ocurre buscarte pero algo lo detiene.

Sus palabras me dejaron pensativa. No sabía si alegrarme o ponerme más triste aún. No sabía si tenía caso hacerme ilusiones. Todo este tiempo había creído que Matías no quería verme ni en pintura. Pero resultaba que, de alguna manera no era totalmente cierto.

—Tal vez no debo decirte estas cosas. Pero sé que ambos sienten lo mismo, que ambos estuvieron a punto de buscarse... ¡Y quiero verlos felices! Quiero que superen esto. —confesó Marcos

—Tal vez no haya manera de hacerlo. Tal vez el dolor termine matando el amor.

—O el amor tiene que vencer. —replicó

—Eso quisiera pero...

— ¿Qué tal si tratas de reconquistarlo?

— ¿¡Reconquistarlo!?

—Pues sí. A ver, no nos guiemos por la idea de que una infidelidad es la muerte de una relación. Además, ahora se calmaron un poco las cosas... Tal vez sea el momento de actuar.

—No me entusiasmaría... Tú mismo dijiste que no puede perdonarme y...

—Sí pero a lo mejor hay que luchar juntos. Para superar, para perdonar, para empezar de nuevo.

Me hubiera encantado seguir los consejos de Marcos. Pero me faltaba saber qué hacer para reconquistar el corazón de Matías. No podía irme a decirle palabras bonitas o a hacerle promesas. Su confianza se había esfumado.

***

— ¿Cómo que Matías lo golpeó?

—Sí. Se encontraron en la casa de sus padres y pelearon. Todo empeoró y José llegó al hospital. Bueno, de lo que entendí no tiene nada grave. —señaló Melisa

— ¿Pero José no estaba de viaje?

—Regresó...

—Gracias por llamarme y avisarme. De verdad.

—Espera...

— ¿Qué pasa?

—José le dijo que esa noche él no estaba borracho y que pudo haber evitado que se acostaran. Justo eso hizo enloquecer a Matías.

— ¿¿¿De verdad le dijo eso???

—Ahora sí empiezo creer que tenías razón y que ese día cuando los encontré... pues te había besado a la fuerza. —murmuró ella

—Melisa, yo adoro a Matías. Esa noche fue el peor error de mi vida...

—Creo que el también te adora, a pesar de todo.

Sus palabras me hicieron sonreír. Parecía haber dejado aquella actitud dura, parecía que ya no me juzgaba tanto.

—Deberías hablar con él. —agregó

— ¿Sabes dónde está en este momento?

—De seguro no en el hospital. Poco le importa lo que pase con su primo... Supongo que regresó a su apartamento.

—Gracias.

—De nada. Espero que volvamos a hablar.

—Yo también. Hasta luego.

—Hasta luego.

Tardé buenos minutos hasta armarme de valor e ir a hablar con él. Había un montón de escenarios que me daban vueltas, todos negativos. Pero, una parte de mí me decía que tal vez algo podía cambiar. Pero me negaba oírla. No quería sufrir más después.

***

Estaba a punto de llegar al apartamento cuando me topé con alguien. Reconocí de inmediato aquel perfume. Era él.

—Disculpa...

—No pasa nada... —contesté nerviosa

—Elsa... —murmuró al observarme

Quedé observando las pequeñas heridas que llevaba debajo del ojo y en el labio inferior. De seguro eran obra de José. Mientras, Matías no dejaba de mirarme en los ojos, muy atento.

—Hola. Yo... Puedo volver otro día si te ibas. Es que-

—Iba a buscarte. —avisó

— ¿Qué?

—Sí. ¿Podemos hablar?

—Obvio.

Se dio la vuelta para dirigirse a la puerta del apartamento, donde luego me invitó pasar. No tardó en pasar al grano.

—Hoy por fin vi a José. Y me enteré de un detalle bastante importante. No sé si tú lo sabías o no.

— ¿De qué hablas? —pregunté, tratando de fingir sorpresa

—Parece que no estaba borracho esa noche cuando se... Pudo evitar lo que sucedió y no quiso hacerlo. No le importó que fueras mi prometida. De alguna manera, aprovechó de ti.

—Sí...

— ¿Cómo? ¿Lo sabías?

—Sí, un día me lo soltó... Casi sin querer.

— ¿Por qué no me lo dijiste?

No lo había preguntado con enojo. Ni sabía muy bien qué era eso en su voz.

—No lo sé. Tal vez porque no servía de nada. O tal vez porque se me había escapado...

—Claro que sirve. Te hace menos culpable. 

¿Aún planeamos la boda? © |  LIBROS I & II COMPLETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora