― ¿Quieres pasar?
Soy la única mujer que ha amado en su vida... Y él es el único hombre al que he amado. Y estamos separados por un estúpido error de mi parte, seguido por malas decisiones. A veces creo que si se lo hubiera dicho todo antes de la boda, habría logrado superarlo.
Respondo a su pregunta a través de un movimiento de cabeza, luego lo persigo callada dentro de nuestro viejo hogar. No tardo en comprobar que se ve muy distinto, tanto que ni lo reconozco. Sólo porque sé que es la misma dirección, me consta que no estamos en otra parte.
―Necesitaba unos cambios ―explica―. Siéntate.
―De hecho pensé que te habías mudado.
― ¿Te ofrezco algo de beber?
―No, sólo acércate. Tenemos que hablar.
Me dejo caer en el sofá sin quitarle la mirada de encima mientras que él sigue de pie y no da señal de querer escuchar mi petición.
― ¿Por qué prefiriste ocultarle a Alfonso quien soy?
Otra vez con esta pregunta... Al menos me facilitó el trabajo al abrir el tema, de otro manera nos hubiéramos quedado en silencio por mucho tiempo.
―Mi relación no es lo que parece ―confieso, desviando la mirada―.Un año después de nuestra ruptura definitiva, decidí buscarme una aventura. Y todo se me fue de las manos. Él se enamoró de mí. Por miedo a volver a herir, callé. Tuve miedo de separarme a pesar de que no sentía lo mismo.
― ¿No sientes nada por él? ¿Todo este tiempo no te ayudó a enamorarte?
Volvemos a cruzar miradas; está en shock.
―Mi corazón ya está ocupado. El único por el que siento cosas se llama Matías.
Lo noto aún más tenso que un segundo atrás. Su boca queda abierta y sus ojos repasan agitados mi semblante, como buscando entender lo que acabo de decir. Ladea la cabeza un par de veces y sus intentos de contestar no dan resultados.
Y cuando finalmente habla...
―Espera, lo estás usando.
¿Por qué no se concentra en el hecho de que le acabo de confesar mis sentimientos? Prefiere recordarme que estoy haciendo algo por lo que me juzgo cada día.
―No digas esa palabra. Por favor.
―Pues no es justo que juegues con él, con sus sentimientos. No lo conozco pero nadie se merece eso.
―No puedo lastimarlo a él también... ―replico en voz más baja
Deja de compartir sus argumentos y se limita a observarme. Y no es decepción, es otra cosa. Decido que ya es momento de hacerle esa pregunta que tantas veces retumbó en mi mente, aún después de separarnos. Para ello necesito abandonar el sofá y aproximarme. No tiene idea lo importante que es para mí hacer esto. Y yo no tengo idea cómo evitar los nervios.
Me encuentro contemplando callada sus rasgos, prestándole atención a cada gesto que hace, a cada mirada incomprensible que me dirige. Me siento afortunada por cada minuto que me regala y aún así no me canso y quiero que esto dure para siempre. Quiero olvidarme de que tengo una vida fuera de aquí.
―Hay algo que me estuvo... ―callo un momento― Necesito saberlo.
―Te escucho.
Sólo una cosa salió con tanta dificultad de mi boca; la infidelidad. Y resulta que esto de preguntarle si logró perdonarme o no también me tiene aterrada y no conozco muy bien el motivo. Bueno, lo sospecho. Temo no oír ese sí que pueda liberarme del imenso peso que aún cargo.
ESTÁS LEYENDO
¿Aún planeamos la boda? © | LIBROS I & II COMPLETOS
General Fiction¿Acostarse con otro justo en la despedida de solteras? Sin duda eso no estaría entre los planes de boda de nadie. Lo mismo hubiera dicho Elsa, pero al despertar a lado del primo de su futuro marido, comprueba que nada sale como planeamos. Con la bod...