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Haberme librado de Enrique no cambia que le fui infiel a Matías. Por el momento, éste es mi mayor problema, mi mayor preocupación, aún cuando él hace todo lo posible para superarlo. El segundo problema es Adela. Dudo que pueda ser feliz a lado de un tipo tan lleno de resentimientos, dudo que pueda recibir lo que en realidad se merece por parte de un hombre. Pero como su enamorarimento la está cegando, no tiene caso ir y tratar de explicarle algo. Me siento impotente con respecto a eso.

―Antes de saber lo de Enrique, iba a pedirte que me acompañaras a la casa de mis padres... ―declara Matías, mientras maneja el auto

Siento un nudo en la garganta. Lo primero que recuerdo es ese fatídico día cuando se enteraron de mi primera infidelidad...

―Presentándote como mi novia ―agrega―. Aunque ya lo saben desde que salí del hospital. Pero supongo que las cosas se complicaron...

―Nuestro futuro es incierto.

Hace una mueca; como si sintiera lo mismo pero se negaría a aceptarlo. Sus dedos se mueven inquietos y su mirada permanece clavada en la carretera.

―Además, si tu hermana supiera lo que hice... No quiero ni imaginar lo que me haría.

―Estoy pensando en no compartir este detalle, ni con ella ni con nadie. ¿Qué opinas?

―Igual yo no tengo el valor de hablar ―replico―. Así que estoy de acuerdo. Pero eso de que me presentes como tu novia... no sé, es que no sabemos por cuánto tiempo seguiré siéndolo.

― ¿Dudas de nuestras capacidades de salir adelante?

―La culpa me consume. El dolor que veo en tu mirada también... Yo...

Respiro con detenimiento, antes de que el llanto me gane.

―Perdóname, Mat. ―suplico un par de segundos después, colocando mi mano sobre su rodilla

―Lo haré. ―contesta mientras muda su mano sobre la mía

. . .

A la hora de dormir, no me animo ingresar al dormitorio. Sé que Mat me recibiría pero quiero darle espacio y, pensándolo bien, yo ni debería seguir viviendo en este apartamento. Pero él mismo me pidió que me quedara, hasta me hizo prometer.

Me tumbo en el sofá, sin intenciones de dormir y quedo viendo el techo mientras mi mente y mi corazón están con él. Buscan entender como es que este hombre tiene tanta fortaleza, como es que puede ser tan tolerante y logra manejar con tacto esta horrible situación. Busco entender cuánta valentía y amor puede haber en esta persona para que esté dispuesto a intentarlo, tras haber recibido de nuevo un corazón echo pedazos.

Necesito ser la mejor versión de mí. Sin embargo me aterra no poder lograrlo, me aterra decepcionarlo una vez más... Quizá... quizá deba irme. Sí.

Dos horas más tarde, con un par de cosas necesarias y la ropa que llevo puesta, estoy lista para hacer realidad la idea de partir. No puedo hacer ninguna maleta porque terminaría despertándolo y él no debe saber que me voy. Va a tratar de impedirme. No va a entender que no soy suficientemente buena para un hombre como él. Va a decirme que está dispuesto a perdonarme y yo me voy a morir un poco más con tan solo escucharlo. Vale mil. Necesita algo mejor.

. . .

Estoy en la casa de mis padres, ya que no sé si Enrique eliberó mi apartamento y de todos modos me da miedo volver ahí. ¿Qué tal si él o Alfonso vienen? Con lo tarde que es, espero que mis padres no piensen que acaba de entrar un ladrón. Espero que mi llegada ni los esté desperando.

¿Aún planeamos la boda? © |  LIBROS I & II COMPLETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora