23

6.2K 526 35
                                    

Juzgando por lo que viví durante las últimas semanas, la propuesta de Matías resulta bienvenida. Yo ya no sé cómo matar la maldita culpa, por más que lo intento evitar, siempre caigo en la trampa. Siempre termino recordando, lamentando.

Permanezco de rodillas delante del sillón y le sonrío agradecida.

―Entonces no te molesta la idea. ―supone al ver mi reacción

―Es que no cabe duda, sola no puedo hacerlo. Necesito a alguien que entienda mis malditas emociones y alguien que sea imparcial a la hora de guiarme... Necesito ayuda porque me estoy volviendo loca. No entiendo por qué pasan algunas cosas, tampoco sé ponerles fin... Tengo... tantas preguntas...

―Y si quieres, estoy dispuesto a hacer terapia de pareja.

― ¿De verdad? ―me incorporo― Bueno pero... no creo que la necesites.

―Lo nuestro lo necesita ―se encoje de hombros―. No pierdo nada si lo intento.

―Iré sola a la primera cita y veré lo que opina el especialista. De todas formas, muchas gracias por todo lo que estás haciendo por mí y por nosotros.

No contesta. Se leventa también y estira los brazos, invitándome a acercarme. Lo hago con timidez y busco no emocionarme al sentir el calor de su cuerpo envolviéndome. Busco no sentirme abrumada por tanto amor.

Poco después, mientras aún seguimos pegados y callados, recuerdo algo que de pronto empecé a necesitar. Algo que debí haber hecho hace tiempo pero que quizá no haya servido en ese entonces.

―Quiero que busques a José.

Siento a Matías apartándose casi de inmediato. Frunce el ceño ante semejante petición y yo sólo espero que no lo moleste...

―Sí. Quiero que me describa con detalles esa noche.

―Esa noche... ―repite aturdido― ¿Cuál noche? ¿En la que se acostaron?

―Nunca le he pedido que me cuente cómo estaba yo, cómo actuaba, cómo- Necesito saberlo. Y él ya no tiene motivos para mentirme.

―Si te sirve de algo, bueno, estoy de acuerdo.

―Pero si no confías y no puedes dejarnos solos, puedes acompañarme. ―le propongo, aún consciente del dolor que puede causarle lo que yo quiero oír de José

―Lo haré. Yo ya sé lo que te va a decir, por lo tanto... no va a ser un shock.

¿Cómo que ya sabe? ¿¡¿Su primo le contó?!? Parece que lee mis pensamientos porque de pronto asiente.

―Tiempo después de nuestra ruptura definitiva ―comienza decir―, mi primo y yo pudimos hablar con calma sobre lo sucedido. Fue su iniciativa contarme la verdad completa, dijo que yo necesitaba saber todo antes de superar aquel evento... Porque sí, cuando tuvimos la plática, aún no lo había superado.

Estoy muy inquieta como para saber qué decir. Espero que continúe, que me cuente de una vez por todas lo que supo de su primo...

Es evidente que el tema no le agrada pero al mismo tiempo luce sereno. Quizá porque aún cuando se trate de algo que trae horribles recuerdos, también es algo que él ―a diferencia de mí― pudo dejar atrás.

―Lo disfrutaste. ―avisa y aprieto los párpados al instante

Sus palabras se mezclan con los borrosos recuerdos que tengo, con esas imagenes que me mostraron desde un principio que, por una razón u otro, cedí aquella noche... El asco se apodera de mí como si todo hubiera sucedido ayer.

Abro los ojos miedosa pero Mat sigue tranquilo.

―El alcohol te hizo perder la cordurda, te permitió disfrutar del sexo, de esa... experiencia de hacerlo con otro.

¿Aún planeamos la boda? © |  LIBROS I & II COMPLETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora