9

7K 622 129
                                    

Ya que es obvio que no puedo permanecer más en el hospital, acabo de salir con la intención de volver a mi casa. ¿O debería buscar a Matías? Me debe unas explicaciones, aún me fastidia que le haya contado cosas sobre mí a su hermana. También debo avisarle que terminé con Alfonso y que lo más probable es que éste contrate a otro arquitecto. O quizá ya ni tenga planes para mudarse.

Alfonso... me siento mal por haberlo lastimado. Sin embargo, aunque los remordimientos pesen más que el alivio, sé que en algún momento debía hacer esto. Bueno, debí hacerlo hace tiempo pero... Y lo peor de todo es que ahora está imaginando cosas que no existen. Yo nunca le he sido infiel.

― ¡Elsa!

― ¿Adela?

Me detengo, mirando a la persona que viene acercándose.

―Oye ¿estás bien? ―se interesa al llegar a mi lado― ¿Llorabas? ¿Le pasó algo a Alfonso?

―Soy un monstruo ―declaro mientras la abrazo―. Le conté... terminamos...

Al oír eso, se aparta de inmediato. Creo ver confusión en su semblante.

―Dijiste que esperarías hasta que estuviera- ¿A qué se debe el cambio?

―Al miedo de que se enterara de otra forma. Debía oírlo de mi boca. Y... ―suelto un quejido― ¡Lo destrocé! Volví a romper un corazón. ¿Por qué soy así?

―Ya... al menos hiciste lo correcto.

― ¿Y tú qué haces aquí?

―Es que... pues... Por ti. Vine por ti. ―explica con torpeza

La siento extraña pero decido restarle importancia.

―Me urge hablar con Matías. ¿Te importa si nos vemos luego? ¿O en otro día?

― ¡Para nada! Ve tranquila. Pero ten mucho cuidado, eh. Tómalo despacio. ―me aconseja y me guiña un ojo

Ella no sabe que voy con intenciones de armarle un escándalo, ya que de alguna manera, por culpa de Matías tuve que soltar la verdad más temprano.

Tras despedirnos, decido llamarlo. Acabo de recordar que a esta hora debe estar trabajando y pues hay que establecer una hora para vernos.

―Podríamos almorzar juntos ―propone―. Pero tendrías que apurarte, tengo un descanso en media hora.

―Eh, no. Mejor la dejamos para cuando termines y quería saber a qué hora sales. Y de hecho prefiero un lugar tranquilo... Sería mejor que vengas a mi apartamento y así evitar que tus conocidos nos vean juntos...

― ¿Pasa algo?

―Lo hablaremos. ¿Aceptas venir?

―Pues sí. Nada más dame la dirección.

. . .

A la hora establecida, estoy en el pasillo de mi apartamento, esperando con ansias su llegada y sus clarificaciones. Pasan varios minutos más y no sucede nada, cosa que me desespera. Llevo casi todo el día esperando.

Cuando por fin tocan, me acerco con una rapidez exagerada a abrir la puerta. Un minuto más y lo hubiera llamado... aún cuando no se tardó tanto y no hay que hacer dramas.

―Vaya ―murmura divertido y supongo que es por la prontitud―. Podría jurar que estabas aquí, con la mirada clavada en la puerta.

―Te tardaste.

―Diez minutos... Bueno, lo siento.

― ¡Ven! ―pido tomándolo del brazo y conduciéndolo a la sala de estar

¿Aún planeamos la boda? © |  LIBROS I & II COMPLETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora