22

6.4K 534 59
                                    

No te saltes el capítulo 21, que fue subido hace como dos horas.

Pasaron dos semanas más. Sólo me concentré en mi trabajo y en recuperar tiempo perdido con Adela, en ayudarla con lo de Alfonso. No hemos vuelto a hablar sobre Matías y yo no seguí su consejo de buscarlo.

Pero hoy tuve que venir a su apartamento por unas cosas. Eso pasa cuando me mudo de un lugar a otro, no dejo de olvidar cosas por todas partes... El punto es que Mat y yo nos volveremos a ver y eso me pone muy nerviosa.

― ¡Hola! Me alegra verte.

―Hola. ―me limito a decir, buscando disimular los nervios y no hacerle caso a su confesión

―Si no hubiera leído tu mensaje, habría creído que viniste... ―hace una pausa como meditando si continuar o no― para otras cosas.

―Mat...

―Lo siento. Pasa.

Se hace a un lado para permitirme ingresar. Lo veo algo incómodo por sus propias palabras. Pero es que no me molestaron... sólo que, no sé. O sea estoy a punto de pedirle que volvamos pero lo sigo posponiendo.

En vez de ir por lo que buscaba, me giro para encararlo. Me quedo parada y él también. Parece que ambos queremos actuar pero estamos dejando que el otro lo haga. Tengo sospechas con respecto a lo que él quiere pero dudo que Mat sepa lo que yo quiero. O sea fui la que lo alejó. Por eso mismo, también debo ser la que da el primer paso.

―Yo...

Vaya que me cuesta. Regresar con él es lo que más deseo pero... quiero ser la mujer que merece.

―Te extraño. ―añado con un hilo de voz

No contesta. Me mira con detenimiento mientras que una sonrisa ladeada aparece en su rostro. Acto seguido, se acerca con rapidez; su perfume y su calor invaden mi espacio personal, sus labios buscan ansiosos los míos. Al encontrarlos, se encarga de entregarme un beso muy tierno. Mi cuerpo se releja y me estremezco ante el efecto que tiene el roce.

―Yo te extraño más ―afirma mientras su nariz acaricia mi mejilla―. Hasta llegaba a pensar que no podría cumplir con eso de dejarte en paz.

― ¿Ibas a buscarme?

No tiene intención de responder. Vuelve a besarme con la misma ternura, tomándose todo el tiempo que necesita. Vuelve a mostrarme lo mucho que le gusta hacerlo y yo vuelvo a disfrutarlo. Nos dejamos llevar y cada vez que nos quedamos sin aire, él se aparta sólo un poquito, como si no deseara dejarme escapar, como si no quisiera tener que interrumpir esto.

―Si te molesta, puedo parar. De hecho no puedo pero me das una cachetada y-

―Ey ―interrumpo―. Yo también extrañaba tus besos, sobre todos estos rómanticos, tiernos... ―tanteo sus labios― Y...

―Continúa.

El corazón amenaza con salirme del pecho. Y no logro vencer mi miedo, no puedo decir esas palabras. Lo que más quiero es estar con él pero no me atrevo pedir una oportunidad más.

―Lo siento ―murmuro, apartándome―. No debí besarte.

Se pasa una mano por la cara, luego suspira fastidiado.

―Después de acostarte con otro, no dejaste de pedirme que lo intentáramos. ¡Y no puedes superar la culpa que te trae un maldito beso!

Quedo boquiabierta, ya que su actitud cambió de manera tan brusca. Su tono, sus palabras... está frustrado y enojado.

― ¿Es que acaso disfrutaste ese beso y por eso actúas así? ¿Te da miedo confesarme la verdad entera?

― ¡No! No lo disfruté, ni siquiera... ni me hubiera dado tiempo, duró como unos segundos... ¡Bueno no sé qué sentí! ¡No sé por que correspondí! ¡Y justo porque no sé cómo llegué a cometer ese error, tampoco sé cómo evitarlo en el futuro! ¿Me entiendes?

¿Aún planeamos la boda? © |  LIBROS I & II COMPLETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora