¡Hola! Leí los comentarios del capítulo anterior y hay varias personas que están malinterpretando a Matías. Pero espero que las cosas se aclaren durante los próximos capítulos.
Elena.
Aún no me acostumbro con verlo yaciendo indefenso en esta cama.
Hace dos días, después de lo del paro cardiaco, me empeñé, insistí que me dejaran ingresar al menos por cinco minutos. Y no pude quedarme más de dos. Me derrumbé apenas entré, me ganaron el miedo, la impotencia, la desesperación. Los cables, los tubos, las máquinas... todo era prueba del gran peligro que su vida aún corre. Tuve que salir hecha un mar de lágrimas y refugiarme en los brazos de Adela, que no logró tranquilizarme.
Tras el incidente, volví a verlo dos veces y ésta sería la tercera. Aunque estoy aprendiendo a controlarme, aún me siento como en el infierno. Y a veces me pregunto qué sería de mí si tuviera fuertes sentimientos por él. ¿Sería igual de cobarbe o todo lo contrario, cobraría fuerzas?
También estoy trabajando en eso de aprender qué decirle, ya que guardo la esperanza de que puede oír.
― ¿Alfonso?
Acaba de mover el dedo. No estoy alucinando, lo sentí rozando mi palma. Clavo mi mirada en él para no perderme ningún futuro movimiento y recibo una segunda señal; sus párpados. Enseguida recuerdo que estas cosas suelen suceder, que pueden ser involuntarias, que no siempre indican que están despertando... Pero igual me emociono.
―Alfonso... ―repito su nombre cuando su mano cobra vida bajo la mía― Estás...
Permanezco sentada en la orilla de la cama, observando petrificada y con la respiración entrecortada, cada gesto suyo. Y aunque su cuerpo sigue inerte, en sus extremidades y sus ojos percibo movimientos cortos, como unos espasmos. No sé cuantos segundos transcurren, tampoco cuantas veces se repiten pero estoy cada vez más convencida de que está despertando.
― ¿Me escuchas?
No espero que empiece hablar, más aún cuando está intubado y cuando lleva días sin hacerlo pero quizá me de una señal de que se está reconectando con el mundo. Noto que intenta abrir los ojos pero al principio fracasa, luego no consigue mantenerlos abiertos.
Me salto de la cama, preparada para salir corriendo en búsqueda de algún médico, enfermera, lo que sea. Y de pronto suelta un dolido gruñido.
―Tranquilo. No intentes hablar.
Dicho eso, salgo corriendo del salón.
. . .
―Puedo confirmarle que de verdad está despertando.
― ¿Está? Ya lo hizo...―murmuro confundida
―En realidad es un proceso distinto a ese despertar de cada mañana que todos conocemos. Es más lento aunque bueno, en este caso las circunstancias son favorables y el paciente mejorará en poco tiempo. Su rehabilitación consiste en reconectarse con su alrededor, interaccionar, en recobrar las capacidades intelectuales y motoras. Ahor está cansado, desorientado, entumecido... necesita asistencia y tiempo para volver a ser el que era antes del accidente.
Me preocupa lo que oigo. Suena...
―Pero sí lo hará ¿verdad?
―Hasta el momento, parece que no hay daños permanentes y confiamos que sí lo hará.
― ¿Cómo... puedo ayudarlo?
―La presencia de la familia es importante pero no hay que presionarlo, no debe recibir demasiados estímulos.
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¿Aún planeamos la boda? © | LIBROS I & II COMPLETOS
General Fiction¿Acostarse con otro justo en la despedida de solteras? Sin duda eso no estaría entre los planes de boda de nadie. Lo mismo hubiera dicho Elsa, pero al despertar a lado del primo de su futuro marido, comprueba que nada sale como planeamos. Con la bod...