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No sé cómo he logrado llevar a cabo mi jornada pero el punto es que lo hice. Luego, de vuelta al apartamento, lo primero que hice fue ducharme. Quise relajarme pero no me sirvió de mucho. Estoy hecha un desastre y no es que quiera quejarme pero si sigo así, no sé como vaya a luchar. Es increíle que él se muestre más fuerte y más dispuesto a luchar... justo él que es la víctima.

― ¡Elsa! ―lo oigo llamarme apenas entra por la puerta principal― Tengo que contarte algo.

Salgo del dormitorio. Me percato de su mueca cansada pero también de una especie de ansiedad de hablar conmigo.

―Fui al apartamento ―dice y me hielo―. Antes de bajar del coche, vi a alguien conocido entrando al edificio. Y bueno, decidí dejarlo para otro día.

― ¿Alguien conocido? Dime.

―Alfonso. Y estaba con Enrique.

― ¿¡Qué!? Se... conocen. ¡Iré a hablar con Alfonso! ¡Ahora mismo! Tiene que decirme todo lo que sabe acerca de ese tipo.

― ¿Quieres que te acompañe?

―La verdad no sé... No quiero que ocurra una tragedia.

―Pero quiero estar para defenderte. Te prometo que no haré nada.

―Confío en ti, no confío en ellos. Pe-pero... tú no confías en mí después de... ―ahogo un suspiro― Mejor trato de llamar a Alfonso.

Dicho eso, voy por mi celular y regreso a la sala, mientras hago la llamada. Como era de esperarse, mi ex no atiende pero tampoco me dejo.

― ¿Qué demonios quieres, Elsa?

Vaya manera de saludar.

― ¿Qué sabes de Enrique? ―inquiero; no dice nada― Sé que lo conoces, no te hagas.

―Crees que puedes llamarme cuando se te pegue la gana, hacerme preguntas y encima esperar que te responda. Qué equivocada estás.

―No creo en las casualidades. Conoces al tipo que ahora vive en mi apartamento.

―Te advertí que ibas a pagar. Es todo lo que necesitas saber. ―aclara y corta la llamada dejándome con la boca abierta

Matías me mira curioso y le repito como un robot lo que acabo de escuchar, mientras bajo el celular de mi oído. Intento no hacerme escenarios pero es bastante obvio lo que esas palabras significan. Enrique tiene que ver con la venganza de Alfonso. Por Dios, esto se está convirtiendo en una novela barata. Por más culpable que sea del corazón roto de mi ex, empiezo lamentar haberlo conocido. Sólo trae desgracias.

― ¿¡Así es como te paga por apoyarlo durante el periodo más difícil de su vida!?

―Pesan más las cosas negativas... Y encima me acusa de otras que no hice como por ejemplo la infidelidad. Piensa que lo engañé contigo y con otros.

―Es demasiado rencoroso. Bueno, nadie se lo prohibe pero... no gana nada vengándose.

―Ojalá todos pensaran como tú. Tú... eres único. Eres un ángel que no supe cuidar.

―Para nada. Yo también tuve mis momentos negros.

― ¿Lo de ponerme a prueba? Estábamos teniendo una relación tóxica, yo estaba consciente de que no podías confíar en mí y me negaba dejarte ir. Me lo busqué.

―No digas eso.

―De todos modos, ya está olvidado.

―Tenemos que averiguar qué quiso decir Alfonso ―opina―. Voy a intentar no partirles las caras a los dos, pero hay que encontrar algo. No queremos que Adela esté en peligro.

¿Aún planeamos la boda? © |  LIBROS I & II COMPLETOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora