Capítulo 11: Apuesta perdida

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-Tengo que irme

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-Tengo que irme

-¿Por qué? Acabas de dar tu primer baile con Adri,..

-Solo necesito irme de aquí, ahora-Mamá asiente perpleja.

Tomo mi capa negra bordada en dorado sacándola del perchero sin permiso del mayordomo, no sé qué tan rápido había llegado a la entrada de la casa pero por primera vez me sentía abrumada en este lugar. Asfixiada en mi propia casa, con un pequeño dolor en mi cabeza y con demasiada desesperación por salir de aquí.

-¿Señorita Korsakov aún no es muy tarde pero aun así es peligroso salir a estas...

-No será por mucho tiempo, necesito salir de aquí- veía a mi madre aproximarse a mi preocupada junto a mi padre. No quería, no los quería cerca.-Por favor, déjame salir, por favor.

En silencio abre la puerta de caoba fina y tallada a mano, corro con rapidez tropezándome en camino a las rejas que separaba la casa con la calle.

Ignoro el dolor en mis tobillos y abro las rejas con mucho esfuerzo, no creía que pesara tanto. Al salir corro sin ninguna dirección, solo tengo en mente perderlos de vista porque no quiero que me sigan. No los quiero cerca, no ahora.

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-Niobe...

-¿Conoces quién es el que bailo con Niobe, Lakshmi?

-Bueno, veras Ian, se presentó como Adrick en la Universidad el día viernes antes que nos encontráramos en el receso y pues, estaba muy interesado en la fiesta de Niobe pero necesitaba una pareja. Es un estudiante.

-¿Y?

-Y bueno, le dije que conocía a una amiga que quería una pareja de baile.

-Ósea Niobe

-A veces me pregunto porque eres tan buen lector de mentes como la mía.- El bufa irritado, oh oh creo que está molesto.

-Pero eso no explica como llego Uziel aquí.- Cierto.

-Alguien debe de haberle pasado la voz.

-Disculpa, Lakshmi necesito que vengas es urgente.

-No hay problema Elena, puede decírmelo ahora.-la veo muy preocupada ¿Qué habrá sucedido? Señalo a Ian- el también será de ayuda, no se preocupe.

-Es Niobe, se ha ido.

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Cuando siento mis pies cansados, mi reparación entrecortada por todo lo que he llegado a correr caigo sentada en la tierra al inicio del bosque.

-Uziel... ¡Uziel!...-¿Por qué lo llamo? ¿Y si no está?-¡Uziel! ¡Uziel!

Por extraño que parezca sentía que estaba por aquí, debe ser por eso que he llegado aquí de forma inconsciente. Quería saber porque se fue, porque tenía esa mirada dolida. Había muchas cosas que quería preguntarle.

Me adentro en el bosque sin importarme lo oscuro que esta, camino hasta ver que la luz de la luna ni si quiera llegan a traspasar la frondosidad de la copa delos árboles en esta parte del bosque. Caminar mas no me garantiza que pueda ver con claridad, debido a la falta de luz.

-¡Uziel! ¡Uziel!- camino unos pasos más con la poca luz de la luna, volteo a mi derecha y al fin logro verlo. Esta de espaldas y no puedo los detalles de su ropa.- Uziel ¿Qué ha pasado antes de que salieras as...

-Aléjate- su voz ha cambiado, lo ha dicho en forma de advertencia pero se siente como si te estuvieran amenazando.-Vete- ¿Por qué? ¿Qué le sucedía?

-No me alejare Uziel- camino hasta llegar a su lado con mucho silencio. No me había dado o en todo caso, no pude verlo por la poca iluminación. Sus manos estaban en puños cerrados y apretados fuertemente, están manchadas de sangre...su sangre. Su respiración es irregular, la poca piel que llego a ver esta sudada y su camisa en algunas partes esta rasgada sin mencionar la suciedad impregnada en ella.

Recorro con mi dedo índice desde su hombro descendiendo hasta su muñeca, siento como sus músculos dejan de tensarse a medida que recorro con extrema lentitud y suavidad su piel a través de la tela. Abro su puño con mis manos a la fuerza y entrelazo mis dedos con los suyos importándome poco mancharlos con su sangre.

-¿Uziel? Estoy aquí, no puedes seguir ignorándome.- aún seguía encerrado en su mundo, no me queda otra alternativa-Uziel, mírame- con la mano libre acaricio su mejilla con suavidad, perdiéndome en la sensación de mis dedos en su piel. Él no me mira.- Uziel...está bien.

El silencio del bosque se rompe con el sonido del golpe que le di en su mejilla con la palma de mi mano, él se queja con un gruñido y es ahí que recién tiene su mirada puesta en la mía.

-Eso dolió ¿Sabes?- sonrío levemente, suelto un suspiro de alivio por saber que ya es el mismo de siempre.- ¿Qué haces aquí?

-Te retiraste del baile.

-Sí, eh eso no responde mi pregunta.- Tiene razón, pero no quiero decirle la verdadera razón.

-Hay asuntos que aún no puedo decirte- el asiente con dolor, no quiero que este así- te puedo decir que son problemas familiares, supongo.- subo y bajo los hombros restándole importancia al asunto, el me mira con una pequeña sonrisa que luego la endurece convirtiéndola en un gesto de disgusto.- Dime...- quiero saber el porqué de ese gesto, algo acaba de recordar que no le agrado.

-No es algo importante créeme- dice con dificultad desviando su mirada de la mía, tomo su mano libre antes de que la lleve al rostro para tocar su mejilla adolorida. Acaricio el dorso de sus manos con suma paciencia, lo escucho suspirar. Levanto la mirada y veo que tengo toda su atención.

- Te creo, tal vez no es algo importante...no para ti en todo caso- ¿desde cuándo he hablado por tanto tiempo? ¿Porque quiero saber lo que le molesta o lo que le atormenta?

¿Por qué quiero de alguna forma aliviar su dolor?

-¿Has visto como he estado vestido?- observo con detenimiento su vestimenta, no hay algo de malo con su forma de vestir. No lo entiendo ¿Qué está mal en su forma de vestir?

Si, bueno no tiene el esmoquin completo. Solo lleva su pantalón sastre y saco de segunda mano, ambos diferentes tonos de negro y si, su camisa ahora está destrozada pero antes de salir se le veía bien. Los zapatos los tiene ahora sucios al igual que los míos.

-No veo nada de malo en tu manera de vestir, Uziel.

-Pues a ellos creo que si les importa la ropa que he llevado puesta, Niobe- dice con algo de resentimiento en su voz, intenta separar sus dedos de los míos.

-No intentes alejarte de mí Uziel- susurro un poco dolida por la vergüenza que tiene de el mismo. Tiene razón, ahora recuerdo que al baile mi mama invito a la mayoría de mis compañeros de la anterior universidad en la que estudiaba y ellos vienen de familias adineradas.- Mírame- a regañadientes su mirada choca con la mía- no quiero molestarte pero recuerda que perdiste la apuesta.

Abre sus ojos sorprendido.

-Lo había olvidado.

-Lo sé- le doy una sonrisa ladeada- Tranquilo, Uziel, te dije que no te torturaría.- sonrío al verlo tan estupefacto, abre los labios y los cierra sin saber que decir. No podía más, así que reí y reí sin poder detenerme.

Valió la pena a ver aguantado mi risa para ver su expresión tan cómica.

Aef

Esta es la historia de NiobeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora