-¿Y cómo está tu noviecita?- suspiro con pesadez, cierro y abro los ojos. Volteo y le doy mi mejor golpe en un lado de su rostro haciéndolo girar.
-¡Tú lo hiciste! ¡Maldi** imbe***!- no detengo mis golpes a pesar de que su cuerpo ha caído, nunca sentí lastima por él. Sus matones me sujetan de los brazos, él se levanta del suelo con una sonrisa.
-Vas mejorando- su sonrisa se vuelve en una mueca de molestia, me mira con furia al igual que yo- No debes echarme toda la culpa, aunque estoy muy complacido que lo hagas...
-¡Callate! ¡Eres un pu** mald***!- forcejeo para seguir golpeándolo hasta que su cuerpo quede sin vida e irreconocible.
-No me interrumpas- se acerca lentamente, su mirada sombría no cambia- tu eres el culpable por meterla en este lio, sabias desde un inicio que estas comprometido no me vengas ahora con el cuento de que la amas...porque en ese caso tu estas graves problemas- las últimas palabras lo dice con su rostro aún más sombrío y aterrador.
-¿Y a ti que mier** te importa? ¡Déjanos en paz maldi** sea!- hace menos de un mes Alek se había mudado muy lejos de este pueblo para estar junto a su esposa, espera con ansias el nacimiento de su primer hijo.- Si tocas a Inna juro que...
-Lo único que te pedí era que le entregaras el anillo a tu futura esposa, una cosa absurda que se tiene que hacer por su estu**** familia. Pero te has negado y yo, al ver un obstáculo tuve que deshacerme...
-¡Eres un asesino!
-Tal vez pero no de ella, decidí darle una advertencia bueno lo hizo Kristina después de todo sabes que yo no tengo compasión.
-¿Por qué?
-Parece que viene de una familia de la alta sociedad, con su muerte descubrirían mi paradero.- su sonrisa vuelve- Hagamos un trato; tú te alejaras de ella y yo me alejare de Inna.
-¡Vete a la mier**!- gruño con furia- No te creo ni una sola palabra.
-Pues no te queda de otra, se me útil por tres años y te dejare libre. Durante ese tiempo no tocare a Inna, ni la involucrare en todo esto.
-Jod***
-Te lo haré más fácil- golpea mi estómago de manera sorpresiva-sino lo haces Niobe nunca despertara.- me quejo del dolor, lo observo con odio e impotencia. Sé que es capaz de hacerlo, no puedo perder a Niobe. No a ella, tampoco a mi hermana. Mi vida debería ser la sacrificada y lo haría si así pudiera evitar que ellas sufrieran.
Niobe...
...lo siento...
Asiento mirándolo fijamente, él sonríe satisfecho.
Al soltarme caigo al suelo derrotado, mi único consuelo es saber que Niobe e Inna estarán a salvo. Sus matones salen por la puerta y el me observa sonriente agarrando.
-Buen día, hijo.- corro rápidamente y en un arranque de ira estrello mi puño contra la puerta ya cerrada. Cuanto me hubiera gustado alcanzar su asqueroso rostro tan similar al mío.
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Lakshmi
-Debimos...debí haberle dicho que no iba a ver clases, pero creí que ya lo sabía- miraba con dolor el rostro de Niobe-¿Quién pudo haberle hecho tanto daño?
-Tranquila Lakshmi, no es tu culpa. Nadie sabía lo que iba a pasar, quien sea que fuera el culpable se fue antes de que llegara la policía aunque- me mira con cierta duda y yo espero a que siga hablando- según investigaciones alguien debió de haberlo llevado ya que había demasiada sangre en el lugar y no era de Niobe.
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Esta es la historia de Niobe
RandomNiobe era diferente a las demás niñas de su edad, no era de socializar ni de jugar a las muñecas, cuando creció tampoco era de estarse maquillando ni hablar de chicos. Veía el mundo de una manera diferente y única, era feliz aunque no lo demostrara...