-Tu madre no está bien emocionalmente-mi papá me mira fijamente con sus codos apoyados en sus muslos- no lo ha estado desde hace mucho tiempo, ha estado aparentando.
-Como una máscara
-Sí, no creo que puedas escuchar la historia desde su punto de vista.
-Lo entiendo, pero ella dijo que mi abuela sabía.
-Si ella también lo sabe.
-Sé que está aquí, ¿me podrías dar la dirección?, tengo que ir.
-Primero debo contarte, tienes razón no debimos ocultarte nada y mucho menos algo como eso. Yo no soy el padre perfecto, lo sé pero creo que debes conocer las razones de porque hice lo que hice.
-Está bien papá, nunca te considere el padre perfecto-me encojo de hombros, su mirada dolida intenta desviar hacia otro lado- sino perfecto para mí y jamás va a cambiar. No importa lo que pase.
Su sonrisa calmada, me tranquiliza pero luego muestra una mirada triste y pensativa.
-Quizás todo cambie cuando sepas la verdad....-ignoro lo que dice y la melancolía en su voz-Tu madre y yo no nos conocimos de la mejor manera, tampoco nos conocimos por accidente y no fue un amor a primera vista.
-¿Qué?
-Elena y Verónica eran amigas desde la infancia, ella incluso conocía a la familia de tu madre pero desde los diecisiete años su familia estuvo empujándola para que llamara mi atención. Mi familia también estaba a favor de eso, después de todo la familia Korsakov y los Petrov llevan una fuerte amistad de hace muchas generaciones.-entrelaza sus dedos y mira por la ventana perdido en sus recuerdos- Paolo y yo siempre fuimos mejores amigos, cuando nos reuníamos para divertirnos sus hermanos también se unían y Verónica también estaba allí pero nunca nos presentó a Elena.
Yo no la vi hasta que cumplí dieciocho, en mi fiesta de cumpleaños Verónica la había invitado y la presento ante mí. La salude, le agradecí que viniera y bailamos pero no surgió nada dentro de mí; solo la veía como una amiga más.-retengo mi respiración por unos segundos, no puedo creerlo.-desde ahí Verónica la traía pero no tan seguido a los eventos que yo y nuestras familias asistían. Comenzaban a emparejarnos a la fuerza a la edad de diecinueve años, nuestras familias y también los medios de comunicación; Paolo me confeso que amaba a Verónica y me pidió que me alejara de ella, pero yo le dije que no estaba interesado en ella y que nunca lo estaría.
Sonrío pero él no se atreve a mirarme.
-Entonces...a la edad de veinte años Elena dejo de venir, yo no me percate de eso hasta que Verónica me lo dijo y me contó que había conocido a alguien con el cual se fue a vivir.- suspira pesadamente- Yo no hice algo respecto a eso, solo lo tome como un chisme más y...lo ignoré.
Oculta su rostro con sus manos, luego me mira apenado.
-Lo siento...si tan solo hubiera hecho algo, tal vez ahora ella no sufriría así.
-Termina de contar todo, por favor- digo de la forma más indiferente que puedo. Su mirada se llena de lágrimas reprimidas, trata de evitar demostrar su dolor.
-Seguí con mi vida...que era prácticamente seguir todo lo que mis padres decían que hiciera, ir a un evento o participar en el trabajo de mi padre porque dentro de pocos años yo iba asumir el cargo.
Así que ir a una fiesta de fin de semana no era algo de lo que permitía hacer, mucho menos ir a una reunión de amigos en alguna discoteca...incluso si esa discoteca fuera a tener algún prestigio.
Verónica pasaba los meses muy distante, Paolo y yo lo notamos y al preguntarle no contó que esa persona con la que se fue a vivir no la trataba bien. Nos preocupamos, pero solo éramos unos chicos de veinte años y no éramos muy abiertos a la calle así que nuestra primera opción fue decirles a nuestros padres. Verónica nos obligó a no decirle a nadie, trataría de hablar con Elena para que se aleje de él fue lo que nos dijo pero al parecer no resulto así que...-cierra los ojos y suspira pesadamente- les dije a mis padres de una manera sutil y sin nombres. No fueron de gran ayuda, solo me dijeron la aquella chica no tuvo una buena crianza para involucrarse con ese tipo de personas y que no va salir de ahí por su cuenta jamás.
Lo observo perpleja, mis abuelos paternos no son cariñosos pero no son malas personas. No puedo verlos de esa forma.
-Pero...
-Ellos cambiaron...por ti.-me mira con cariño- te aman y nunca dejarán de hacerlo- quiero preguntarle si también aman a mi supuesto medio hermano o si saben que existe- a finales de ese tuve varias discusiones con ellos, me sentía mayor y que me debían tener más libertad al menos para poder elegir con qué vestirme para un dichoso evento empresarial.
A la edad de veintiún años, más o menos a mediados tuvimos una fuerte discusión por cual en la noche me escapé y llame a Paolo cuando me perdí; yo no conocía esos lugares además, habíamos viajado a este pequeño pueblo no muy lejos de aquí para unas vacaciones familiares. En realidad era porque me estaba volviendo muy molesto para mi familia, creían que unos días lejos de la capital de Rusia y del foco mediático bastaría para "arreglarme"; además no querían que mis "berrinches" saltara a los medios de comunicación.
Pero él me convenció de ir a una discoteca para divertirnos, después de todo su familia tenía más libertad con él pero claro siempre cuidando y sobre protegiéndolo. Ahí...ahí encontré a tu madre...con él a su lado conversando con un grupo de chicos.
Todos alcoholizados, algunos drogados.
Abro los ojos sorprendida, pero papá se niega a verme.
-¿Mamá?-asiente antes de seguir hablando.
-Y recordé que Verónica me había mencionado hace algunas semanas que se había enterado que Elena estaba embarazada.
-¿Embarazada? Pero estaba bebiendo, eso podría hacerle daño al bebé...espera...-llevo mis dedos a mis labios- tengo un medio hermano... ¿verdad?-digo con lentitud y miedo. Mi padre solo asiente evitando mirarme, se abraza ligeramente los brazos mientras una lágrima recorre su mejilla.- entonces es cierto...tengo un...-no me había dado cuenta que estaba llorando cuando mis lágrimas cayeron a mis manos.
-Yo...lo siento-mira hacia la ventana y suspira- ella no debía estar bebiendo y mucho menos en ese estado, así que en cuanto tuve la oportunidad de que se alejara de su grupo y del cual parecía que era su pareja y que no hacía nada al respecto...-murmura con odio- hablo con ella pero comenzó a tener fuertes náuseas.
La llevo inmediatamente al baño y cuando termino se durmió completamente, aproveche la oportunidad y me la lleve a casa con ayuda de Paolo; él tenía su auto en un callejón estacionado y me ayudo a trasladarla, tenía las lunas polarizadas así pude evitar que la prensa tomara fotos dentro del vehículo.
-Pero no desde afuera...
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Esta es la historia de Niobe
RandomNiobe era diferente a las demás niñas de su edad, no era de socializar ni de jugar a las muñecas, cuando creció tampoco era de estarse maquillando ni hablar de chicos. Veía el mundo de una manera diferente y única, era feliz aunque no lo demostrara...