Capítulo 30: Es su hijo

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-Cuando ves a una estrella desde aquí se ve hermosa, la contemplas sin ningún peligro, sin nada a que temer pero si tuvieras la oportunidad de acercarte te quemarías y sufrirías.-volteo a verla, tiene el ceño fruncido mientras mira la bola de agua que flota por encima de mis manos.- Por años, casi toda mi vida, trate de evitar encariñarme con las personas a mi alrededor porque sé lo mucho que sufrirían cuando ya no esté.- cierro todas las puertas de mi habitación cuando veo que intenta salir.- por favor no te alejes de mí...no me temas.

-Aun intento borrar de mi memoria aquello que paso en el techo de la universidad, no es fácil aceptar que puedas hacer ese tipo de cosas pero no te preocupes lo intentaré.

-Gracias- miro a través de mi ventana- todo lo hacía porque sabía que algún día me iría de este mundo.

-¿Sufres de alguna enfermedad mortal?

-No, ninguna. Yo nací para un propósito

-¿Qué? ¿Cuál?

-En un momento lo entenderás, si me permites contarte todo...

-Hazlo-asiento.

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En el momento que lo vi siendo llevado en un auto negro con lunas polarizadas supe que era hora de ver ese amigo de Steve, necesito saber más de Gregory si quiero enfrentarlo y tal vez pueda saber a dónde se lo llevan.

Estacione mi auto unas cuadras antes de llegar al restaurante en el que trabajo, si él vive cerca del restaurante es muy posible que en estos momentos este ahí dentro. Si es así esto va a ser muy difícil.

Me coloco mi capucha dejando dos mechones de cabello lila fuera a los lados de mi rostro, me retoco mi maquillaje y salgo del vehículo manteniendo la cabeza gacha.

Meto mis manos en los bolsillos de mi casaca, hace mucho frio y siento mi nariz helada no dudo que este roja en este momento.

Al lado del restaurante hay un callejón muy estrecho y completamente oscuro, es ahí donde me escondo logrando ver perfectamente la entrada del restaurante.

Saco mi celular y busco en fotos recibidas, Steve me envió una foto del llamado Cort ahora si sabría a quién debo hablarle. Y lamentablemente ese alguien estaba entrando al restaurant, que en estos momentos trabaja como bar, esto iba a ser difícil pero tenía la esperanza de que Héctor ya se hubiera marchado.

No me queda de otra.

Camino hacia la puerta de entrada con pasos firmes ignorando a mi alrededor, pero antes de si quiera tocar la puerta esta es abierta con brusquedad y si no fuera porque alguien me sujeto por la cintura estoy segura que me habría caído directo al suelo. Y mi trasero hubiera dolido horriblemente.

¿Quién cara*** sale de esa forma tan apresurada?

Al mirar hacia arriba mi mundo da muchas vueltas.

-¿Se encuentra bien?-estaba muy sorprendida ¿de todas las personas que pude tropezarme tenía que ser con él?

Asiento y trato de ocultar mi rostro aunque ya no tiene importancia, intento alejarme de el para poder pasar al bar pero me detiene sujetándome de mi brazo derecho.

-¿Te conozco de algún lado?

-No- digo rápidamente pero al darme cuenta de que he hablado me escapo de su agarre y entro de prisa al bar.

Volteo a ver solo por un segundo mientras me dirijo a una mesa, el sigue parado ahí dando la espalda a la entrada del lugar. Solo espero que no se diera cuenta quien soy.

Esta es la historia de NiobeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora