Quiero agradecerles por sus votos, pueden comentar cualquier cosao algún error.
Soy humana, cometo errores con facilidad.
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Le pedí a Uziel caminar un poco más dentro del bosque, aunque me dolieran los pies y mi familia estuviera preocupada por saber de mí. Él no se opuso a mi petición ya que después de todo haría lo que yo quisiera por una semana, no solté su mano en ningún momento.
Hace poco tiempo había escuchado de una casa abandonada por aquí, era pequeña y estaba destruida por el paso del tiempo, además que algunas personas lo habían utilizado para rituales y/o había sido habitado por alcohólicos y fumadores.
Esa casa tiene una historia al igual que todo lo que nos rodea, siempre he creído que las cosas materiales son puntos para poder recordar, por ejemplo: tengo un collar de oro en forma de un león, si algún día se pierde olvidaría que el mismo día en que mis padres me lo regalaron había visto por primera vez a la criatura de alas hechas de plumas con perlas incrustadas. Estábamos celebrando mi cumpleaños número seis.
-Es aquí- le digo deteniendo mis pies para observar la pequeña casa.
-Se parece a una de esas películas de terror- ríe sonoramente pero al poco tiempo deja de hacerlo al ver que yo no lo imito.- ¿Estas bromeando cierto? Tu...tu n-no eres una asesina ¿v-ver-d-ad?- el miedo se infundía en sus ojos. Sonrío, esta es una nueva faceta.- no, no por favor no. Aun soy muy joven y bello para morir- no pude evitarlo y ya que no estamos en una apuesta comienzo a reír tan fuerte que mi estómago duele.
¿Quién era ahora? ¿Por qué siempre pasaba esto a su lado? ¿Porque siempre me sentía bien y feliz a su lado? ¿Qué es este nuevo sentimiento formándose dentro de mi corazón?
-No te voy hacer daño Uziel- decía con dificultad por la falta de oxígeno en mis pulmones- pero si lo fuera hacer no sería aquí...- digo separándome mis dedos de los suyos para caminar hacia la casa, ignoro la pequeña necesidad de tenerlo de nuevo a mi lado.
Volteo a verlo, su postura no ha cambiado y aún sigue asustado, sonrío llamándole.
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-Ya volverá seño... digo Elena, después de todo no creo que este muy lejos.
-Debemos llamar a la policía Ruzel, ahora- el mencionado la ve preocupado y niega.
-No podemos, aún no han pasado las 48 horas nos ignorarían...
-¡Pero es nuestra bebé!- para este momento los invitados se habían ido, solo nos quedamos Ian y yo.
-Hare todo lo posible- dice el señor Korsakov besando la frente de su esposa y retirándose del gran salón.
-Yo puedo ir a buscarla por ahora Elena, iré con Ian porque sé que no me dejara ir sola ¿o me equivoco?- digo con fastidio frunciendo el ceño, él sonríe- bien, vamos.
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-¿Ósea que si quisieras asesinarme lo harías en la ciudad, en el edificio más alto que veas y a plena luz del día?- dice atemorizado entrando a la casa siguiéndome- sí, claro. Eso es algo que suelo escucho decir todos los días, no es nada fuera de lo normal.- habla sarcásticamente frunciendo el ceño al verme subir por las escaleras que crujen al ser pisadas por mis pies.
-Define normal.- entro por la segunda puerta a mi derecha, es la única que está cerrada.- Defínelo, según tu ¿Qué es lo normal en este mundo?- volteo a ver su reacción. Está pensando en las palabras que va a decir a continuación, pero muy seriamente ya que lo veo fruncir el ceño y tensionar su mandíbula.
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Esta es la historia de Niobe
RandomNiobe era diferente a las demás niñas de su edad, no era de socializar ni de jugar a las muñecas, cuando creció tampoco era de estarse maquillando ni hablar de chicos. Veía el mundo de una manera diferente y única, era feliz aunque no lo demostrara...