Esta es la historia de Niobe

Capítulo 22: ¿Niobe Korsakova?

¿Han contemplado una estrella?

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Tomo un puñado de nieve que había en el suelo de mi balcón, observo como se derrite y se escurre por mis dedos mientras las llamas aun rodean mi mano.

-Hija, tu desayuno está servido.- asiento en su dirección, camino hasta estar al frente de ella-¿Qué hacías en el balcón? Está haciendo demasiado frio.

-Practicaba.

-Sé que falta poco para tu partida, tu padre y yo estamos preocupados a lo que te enfrentaras en ese lugar- acaricia mi mejilla suavemente- te extrañaremos Niobe.

-¿Los señores Petróv no vendrán?

-No, al parecer vieron como mejor opción quedarse en Moscú y abogar por nosotros el tiempo que sea necesario.

-¿Necesario?

-Hasta que tomes una decisión- asiento.

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Uziel

-¡Inna déjame en paz!

-¡No, hasta que me expliques quien es la chica!- está apunto de voltear el balde con pintura sobre mi chaqueta favorita.

-¡Inna no!

-Inna si...- sonríe de forma macabra- a menos que quieras contarme todo sobre aquella chica que te tiene loco hermanito.

-...Bien bien lo contaré.

-Así se habla.

Ella con una sonrisa en la cara se sienta en el borde de mi cama y me señala un espacio, resignado camino a paso lento y me siento a su lado.

-¿Entonces...- suspiro cansado.

-Se llama Niobe

-Espera ¿Su nombre es Niobe? ¿Niobe Korsakova?

-No lo sé, creo que sí.

-¡¿Cómo no vas a saber?! ¡Es tu novia!

-Si pero nadie sabe su apellido, ni siquiera lo escribe en alguna entrega de trabajos.

-Creo saber por qué, Niobe es conocida por la fama de sus padres pero se habló más de ella cuando desapareció de los medios de comunicación. Es posible que esté aquí para ocultarse.

-No entiendo nada ¿de que estas hablando?

-Ay hermanito, tu novia es Niobe Korsakova hija de Elena Ivanova y Ruzel Korsakov.

-¿La q-que tú siempre decías "la chica muda de ojos azules"?

-Así es.

-No puede ser

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Kristina

Frente al espejo no puedo mentir, es mi reflejo la que está ahí...soy esa vil persona que todos han llegado odiar. Todos menos Héctor, el conoce mi verdadera forma de ser y aun así está aquí a mi lado...molestándome.

-¿Entonces...a qué hora sales atender a los clientes?- su reflejo aparece en una esquina del espejo frente a mí.

-Aléjate- lo empujo y salgo del pequeño cuarto que utilizamos para dejar nuestras cosas antes de comenzar a trabajar.