II

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-No, eso no va ahí Nacho – escuchaste la voz de Micaela. Te diste vuelta para comprender porque el grito de la rubia. Nacho quería colocar unas cortinas rosas en el ventanal que daba al patio.

-Pero si quedan re lindo – Nacho nació para hacerle la contra.

-Son para la habitación de Lula, marmota – Florencia se unió al intercambio de palabras para arrebatarle el juego de cortinas de la mano y caminar hacía la habitación que le pertenecía a su sobrina, y del cual ella se estaba encargando de armar.

-Bueno, pero no se enojen – lo grito para que la otra rubia lo escuchara. Reíste por lo bajo, porque Nacho era un caso sin arreglo.

-No grites goma – Paio golpeo su cabeza cuando paso atrás suyo con una bolsa en mano – que está durmiendo Lula – quien descansaba en los brazos de Ramiro. Es que tiene un padrino muy baboso.

-Decile algo a ella también –se excuso señalando con el dedo a la rubia que permanecía dentro del living.

-No grites más Mica – la rubia asintió y Nacho corrió hasta su lado para sacarle la lengua y dar pequeños saltitos a su alrededor. Todo para molestarla – Nacho, no molestes y ayuda.

-No, prefiero dormir una siesta con Lula – se tumbo al lado de Ramiro en el sofá, a quien quiso sacársela de los brazos, pero fue en vano.

-Saca las manos, está conmigo – ¿Ya dije que en un padrino baboso? – Ya dormiste con ella y no ayudaste en nada, ahora te toca Nachito – la guerra sin fin entre hermanos que están acostumbrados a ver.

Imagina a toda la gente,

Viviendo el hoy.

-Amor, ¿Esto donde va? – Un Paio de veintidós aparece en la cocina mostrándote un cuadro para colgar, es una foto de ustedes dos y la panza de nueve meses. Sonreís al ver la foto. Cada vez que la miras sentís como un escalofrío recorre tu espalda.

-Yo decía colgarla en la pieza, ¿Vos que decís? – Estabas en dudas entre la pieza y el living, pero creías conveniente que la pieza era un mejor lugar.

-Que me parece bien – porque él te apoyaría en todas las decisiones. Camino hacia vos para apoyar el cuadro en la mesa ubicada en el centro de la cocina. La rodeo para pararse adelante tuyo - ¿Falta mucho?

-Un poco, igual los chicos nos están ayudando bastante – porque cada uno tenía una tarea diferente por hacer - ¿Por qué?

-¿Qué te parece si nos alejamos un ratito de esto? – Arqueaste una ceja sin entender.

-Amor, no nos podemos ir.

-Nadie hablo de irse.

-No entiendo entonces – cada vez entendías un poco menos.

-Mientras los chicos están haciendo cada uno algo yo me quedo acá con vos, dándote algunos besos – se apoyo en la mesada y te movió a vos, para que te pegues a él - ¿Qué me decís?

-Que unos besos no vienen nada mal – le sonreíste chiquito para tomarlo de la cara y besarlo por un rato. El aferro su agarre en tu cintura. Entre beso y beso reían.

Florencia caminaba de una punta a la otra en la habitación mientras Nicolás armaba la cuna.Gonzalo se había puesto a cortar el pasto, mientras que Nacho limpiaba la pileta. Micaela acomodaba los adornos del living. Bruno iba acomodando muebles en compañía de Pity. Azul y Cecilia se adueñaron de la pieza que sería de los dos para ambientarla. Ramiro seguía con Lula a upa, quien ahora había despertado y lo miraba. No lloraba. Es que Lula desde que llego al mundo es un sol. Duerme lo justo y necesario. ¿Y ustedes? Ustedes siguen en la cocina compartiendo besos mientras ríen, porque entre besos se hablan. Vos se supone que tenias que hacerte cargo de la cocina y Paio debería estar colgando cosas por toda la casa, pero están en otra ahora.

-Chicos, ¿Dónde hay una bol.. – Se separaron cuando sintieron la voz de Gonzalo cerca de ustedes – Nah, nosotros ayudando y ustedes chapando acá. ¿No podían esperar loco? – Pero más que un enojo era risas, porque a los segundos los tres empezaron a reír.

-Queria un momento a solas con mi mujer –para él ya sos su mujer - ¿Esta mal?

-Podian esperar a la noche, calentones – Ramiro se sumo a la charla con Lula en brazos – La nena necesita cambio de pañal papis.

-¿Y vos porque no la cambias? – Paio abandono tu cintura para ir a auparla.

-No cambio pañales yo – río por lo que bajo y ocasiono que vos te rieras - ¿Vos los cambias?

-Todos los días –y saco su lado paterno de adentro.

-Tampoco exageres, la cambias solo si hace pis – lo viste que tanteaba el pañal - ¿Qué haces?

-Es toda tuya amor – camino hacia vos para dejarla en tus brazos – la amo con toda mi alma pero este trabajo te corresponde a vos – dejo un beso corto en tus labios y salió de la cocina, con cuadro y martillo en mano.

-Que padre chanta que tenes – le hablabas a ella, mientras ibas en busca de las cosas para limpiarla – Ni un pañal con caca puede cambiarte. ¿A vos te parece? – Viste como una pequeña sonrisa salía de sus labios – Y si bebe, tu padre es un chanta. Pero un chanta lindo, ojo.

Noes difícil hacerlo. 



Capitulo del día.

Gracias eternas :)

Tatii

Retazos de papel (Y de vida) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora