XIV

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  Imagina que no hay Cielo, 
es fácil si lo intentas. 
Sin infierno bajo nosotros, 
encima de nosotros, solo el cielo.  





-¿Para que vinieron? - Seguias plantada en la puerta. Habias cruzado tus brazos sobre tu pecho, mientras que mirabas en direccion a ellos.



-Necesitamos hablar, ¿No lo crees?



-Yo no necesito hablar nada con ustedes - Quisiste cerrar la puerta pero un pie aparecio para impedirlo - No me molesten.



-No seas chiquilina Bianca, ya tenes una hija. ¿Podrias madurar un poco y escucharnos aunque sea? - La voz gruesa de tu padre habia sonado bastante, Paio aparecio segundos despues detras tuyo - ¿Tenes guardaespaldas acaso?



-No, tiene un futuro marido - Pablo no era de esos que se quedaban atras cuando atacaban a alguien de los suyos, ni menos a el - Yo siempre fui una persona conciliadora pidiendole muchas veces que hable con ustedes, pero si van a venir con esa actitud yo mismo les voy a pedir que se retiren de la puerta de mi casa. Ahora, si desean hablar como corresponde entonces pueden pasar, sentarse y hablar como personas maduras - Siempre supiste de su caracter, sos participe de cada vez que se enoja o plantea sus ideas. Y te encantaba este Paio, el que te cuida y te sobreprotege para que nada te haga mal.



-Yo necesito hablar bien con vos enana, no quiero que siga estando todo tirante - Gaston aparecio desde un costado, dandose a escuchar - Quisiera poder compartir mas cosas con vos, conocer mas a mi sobrina - La mirada de Gaston se fijo en Lula quien jugaba con la cadenita de Paio - Por favor.

-Ay dios, esta bien - La voz de suplica de Gaston siempre te habia aflojado todos los sentidos, desde siempre habian sido completamente unidos - Pero a la primera de cambio se van y no quiero volver a escucharlos nunca mas - Los apuntaste con el dedo cuando estaban por pasar. Una vez que cerraste la puerta lo miraste a Paio. El mismo te sonrio para abrazarte con el brazo que le quedaba libre - ¿Estoy haciendo bien?



-Bien o mal pero lo estas haciendo, los cuatro necesitan escucharse y entenderse amor - Una pequeña sonrisa se escapo de los labios de Paio cuando asomaste un pequeño pucherito - Y no me pucherees, ahora tenes que ser la Bian valiente que tanto amo.



-¿Te quedas conmigo, ahi? - Te sentias completamente indefensa, saber que dentro de cinco minutos estarias enfrentando a las personas que por años te habian dejado y a tu hermano que te habia mentido.



-Siempre Bian - Paio dejo un corto beso en tus labios y caminaron los dos (o tres) hacia el living, donde los tres permanecian sentados esperando. Te sentaste en un sillon de un solo cuerpo, Paio dejo a Lula en tus brazos y fue hacia la cocina para buscar algo para poder beber. Tres minutos despues lo tenias sentado a tu lado, habia vuelto a agarrar a Lula y espero a que arrancaras a hablar.


- Ahora si, diganme. ¿Porque nos dejaron?





  Imagina a todo el mundo. 
viviendo el día a día... 
Imagina que no hay países, 
no es difícil hacerlo.  







-Nosotros eramos muy chicos cuando tuvimos a Gaston, todavia no comprendiamos como de pasar a tener unos besos bajo un arbol pasamos a tener un hijo. Ahi llegaron las presiones de nuestros padres, en ese momento practicamente nos obligaban a que nos casemos, sus abuelos siempre fueron demaciados chapados a la antigua. Teniamos miedo, no sabiamos si era lo correcto. Cuando Gaston nacio nosotros ya estabamos casados y viviamos juntos en mi casa, junto con mis padres. Cuando tu padre pudo conseguir trabajo empezamos a ahorrar y nos fuimos a vivir solos. Y despues viniste vos Bian, y ahi si comprendiamos de que eramos dos personas adultas que teniamos dos hijos a los cuales cuidar, a los cuales enseñarles - Vistes como tu madre tomo un sorbo de agua, se la veia nerviosa - Los dos comenzaban a crecer, nosotros cada vez nos distanciabamos mas. Tu padre trabajaba todo el dia, yo estaba todo el dia haciendo los quehaceres domesticos y a su vez cuidando de ustedes, y nos estabamos desgastando. Creiamos que nos estabamos muriendo por dentro los dos. 





-¿Y eso es excusa para dejarnos? - Hablaste rapidamente.



-Un dia sin pensarlo armamos las valijas, nos sacamos un pasaje y nos fuimos. Y nos fuimos asi, sin nada y la vez sabiendo que los habiamos dejado a ustedes. Necesitabamos encontrarnos nosotros, sabiendo que nosotros podriamos soportar todo lo que venga, que nos caeriamos.



-Eso no es una explicacion logica - Apretaste rapidamente tus puños - Ustedes tenian miedo de perderse ustedes, pero bien que no dudaron ni un minuto en irse para dejarnos solos a los dos - Unas lagrimas amenazaban con querer salir de sus ojos - Me dan asco, son dos basuras. Y despues de años deciden volver, como si nada hubiese pasado.



-Hija...



-Hija nada - los apuntaste con un dedo - ¿Saben cuantas veces los llore, las veces que pense que se habian ido porque no nos querian? ¿Tienen idea de cuanto los busque por todos lados, como me imagine la vida si ustedes no se hubiesen ido? ¿Saben cuantas veces los soñe que volvian y cuando me despertaba me encontraba sola porque no aparecian? No, no tienen la menor idea. No saben nada de mi, no saben lo que necesito, ni tampoco lo que tanto quiero. No saben nada - Dejaste que las lagrimas comenzaran a salir - Nos dejaron a los dos sin que nada les importara, prefirieron irse antes que poder "encontrarse" ustedes con nosotros presentes, porque eso hacen los padres, tienen a sus hijos presentes - Sentiste la mano de Paio sobre tu espalda rapidamente frotando la misma - Cuando volvieron creyeron que volveria a sus brazos, pero no, se volvieron a equivocar como cuando se fueron -Te paraste rapidamente y apuntaste con tu dedo hacia la puerta - Ahora si no les molesta les voy a pedir que se vayan de mi casa y nunca mas vuelvan.



-Bian...por favor



-Bian nada, Gaston - Lo miraste fijamente a los ojos - Vos podras perdonarlos, hacer como si nada paso. Yo no, me faltaron mucho tiempo por una estupida rebeldia de adolescentes que les agarro, creyendo que tenian que encontrarse como si fueran dos pendejos de quince años. Vos perdonalos, hace lo que quieras. Pero yo no los quiero en mi casa, no - Negaste rotundamente con la cabeza - Vayanse.



-Por favor hija



-¡Que se vayan! - Gritaste lo mas que pudiste. Sentiste el llanto de Lula rapidamente que estaba sobre las piernas de Paio. La tomaste en tus brazos dejando que su cabeza quede apoyada en tu pecho. Caminaste hacia la habitacion para encerrarte en la misma. 







  Nada por lo que matar o morir, 
ni tampoco religión. 
Imagina a toda el mundo, 
viviendo la vida en paz  







No sabes en que momento te quedaste dormida. Cuando empezaste a abrir los ojos lo viste a Paio al otro costado de la cama, llevaba una mano sobre tu cintura. Hiciste una mirada total por la habitacion, Lula no estaba por lo que supusiste que Paio la habia llevado a la suya. Te moviste apenas para no despertarlo, te estiraste para mirar la hora. Las once de la noche.



-Hola - Sentiste la voz ronca de Paio. Giraste la cabeza para mirarlo, llevaba sus ojos chinos. Habia puesto trompa para que beses sus labios - ¿Como te sentis?



-Bien, dormi mucho creo - Sentiste pequeñas puntadas en tu cabeza - Se me parte la cabeza - Giraste tu cuerpo para quedar enfrentada a el - ¿Lula?



-Ya comio y duerme en su habitacion - Te sonrio chiquito mientras acariciaba tu pelo - ¿Queres comer algo? Me compre una pizza, no te llame porque supuse que ibas a seguir durmiendo.



-No tengo hambre - Ladeaste un poco la cabeza y dejaste caer tu mano sobre su cintura. No te reprimiste a la idea de cruzar tus piernas con las suyas, como cada noche - Gracias.



-No me agradezcas tonta - Te sonrio nuevamente - Estoy para todo lo que necesites, lo sabes. ¿Dormimos cucharita?



-Siempre - Te encargaste de besar su trompa por un rato antes que el se encargue de envolverte con sus brazos dejando que tu cabeza se apoye en su pecho.





  Puedes decir que soy un soñador, 
pero no soy el único. 
Espero que algún día te unas a nosotros, 
y el mundo será uno solo  

  Imagina que no hay posesiones, 
me pregunto si puedes. 
Sin necesidad de gula o hambruna, 
una hermandad de hombres. 
Imagínate a todo el mundo, 
compartiendo el mundo.  









Retazos de papel (Y de vida) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora