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Hacia tiempo no se veía la lluvia como aquella tarde. Poco me importo que lloviera torrencialmente en las calles de Buenos Aires. Yo necesitaba caminar. Con mis manos en los bolsillos de la camperita que llevaba puesta, mi pelo recogido y mi cartera colgada al hombro comencé a caminar por las calles. Buscaba algo paz en esa loca ciudad. La gente caminaba como loca refugiándose bajo algunos techos, otros sacaban sus paraguas de sus bolsos o mochilas para poder protegerse. Pude ver algunos nenes al pasar por una plaza como corrían en busca de sus padres y juntos se iban de aquel arenero, de la hamaca o del tobogán. Y yo...yo simplemente seguí caminando. No me importaba que todos me miraran, quizás pensaban que estaba loca por seguir caminando bajo la inmensa lluvia que se había desatado. Pero yo quería eso. 








Las gotas de agua me corrían por la cara corriéndome el maquillaje. Mi pelo mojado dejaba caer varias gotas que recorrían por la cara. Suspire, lentamente. Y recordé, como lo hacia en cada momento del día. Recordé como hace dos meses mi vida había dado un giro de 180 grados, marcándome un nuevo rumbo en mi vida y en la de mi hija. Si, en la de ella también porque de pasar a tener a sus padres juntos ahora los tenia separados, cada uno en dos vidas distintas pero que no seria tan ilógico pensar que a su vez eran dos vidas que seguían unidas. Y claro que lo estaban. Pocos días atrás me entere que dentro de mi vientre estaba naciendo una vida nueva, un hijo de los dos. Con la única persona que había estado era con el, nadie mas había logrado estar en mi vida como lo estuvo el. No era capaz ni tampoco lo seria.






Cuando me entere de la noticia pensé en la idea de correr a contárselo, como si eso fuera a cambiar algo en ese preciso momento. Pronto había desechado esa idea, creí que tendría la oportunidad para que nos juntemos a hablar y poder contarlo. La oportunidad de hablar estuvo, pero nunca de poder contárselo. En el momento que había tomado el coraje para contarle solo pude decirle que estaba insegura de si lo amaba o no lo suficiente como para poder comenzar devuelta. Y me odie, me había odiado a mi misma por no poder decirle que estábamos esperando un hijo. Juntos, otra vez. Este bebe era producto y un regalo que nos hizo la vida, o el amor que nos tenemos, antes de que pase toda esta tormenta de tristeza y desilusiones. Por ambas partes.






No dude en sentarme en un banco de la plaza que había visto minutos antes frente a mi. Coloque mis manos en mi panza y llore. Comenzaba a desahogarme por cada una de las cosas que estaba recordando en mi mente. Lloraba por mi, por Lula, por el bebe. Por Paio. Lloraba por cuanto lo extrañaba, por lo dolida que estaba y por lo que amaba a ese hombre con todo lo que era. Me desahogaba por cada mal momento vivido, por cada situación de angustia que estos dos meses me habían vuelto loca, quebrado. Suspire pesadamente. No se cuanto tiempo estuve en la plaza, cuanto estuve bajo la lluvia. Pero necesitaba volver.








-¿No entendes que no puede ser que desaparezca tanto tiempo? - Cuando entre a la casa de los hermanos senti unos  gritos que provenian de la cocina. Escuchaba varias voces, pero ninguna en concreto. Solo logre distinguir la voz de Nacho que hablaba con fuerza, como la de Gonzalo - ¿La podemos ir a buscar?





-Debe estar en algun bar esperando que pare de llover, no creo que este bajo la lluvia. No es tan tonta - Arquee una ceja. Micaela habia alzado la voz para, lo que supongo yo, ser escuchada - Es Bian chicos, esta bien. Debe estar esperando que pare para poder volver.





-¿Y porque no atiende el telefono? - A medida que caminaba hacia la cocina iba distinguiendo mejor las voces. A Ramiro se lo notaba molesto por el tono de su voz - La llamamos un monton de veces para saber donde esta, ¿Se olvida que tiene una hija?




-No me olvido de mi hija - Hable una vez que estuve parada en la puerta de la cocina - No atendi porque me quede sin bateria. Si, soy tan tonta como para caminar bajo la lluvia que hay afuera - me cruce de brazos - ¿Esta mal a veces irse para estar un tiempo a solas?





-Bian, te fuiste antes del mediodia y son casi las once de la noche - Abri los ojos sorprendida, no tenia nocion de la hora pero creia que eran alrededor de las nueve de la noche. ¿Habia pasado tanto tiempo afuera? Nacho se me acerco a mi lado y me tomo por los hombros - Nadie sabia nada de vos, no sabiamos donde estabas.




-Yo...estoy bien - Titubee, sentia un poco de frio - ¿Puedo ir a pegarme una ducha? Tengo frio.




-Yo te preparo algo calentito para que tomes - La voz de Florencia se hizo presente desde el fondo, tenia a Lula en brazos.




-Bian - Gonzalo me llamo antes de que salga de la cocina. Me gire para mirarlo - Paio esta arriba.







Y un volcan de emociones me chocaria devuelta.




•••

Ya les anticipo que vayan teniendo la idea de que no falta mucho para que termine. Solo unos capítulos, no se bien cuantos.

Buen domingo!
Tati.

Retazos de papel (Y de vida) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora