El señor tenebroso ha caído y con él la situación de sus Mortifagos más leales es oscura, entre entregarse a los aurores, asumiendo las consecuencias de sus actos y muy probablemente pasando el resto de su vida en la temible prisión de los magos o p...
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Parece que en algún punto, después de que el hombre se fuera debí de haber perdido la conciencia, pues cuando abro los ojos parece ser que ha transcurrido un buen tiempo, dos platos se acumulan a un lado de la puerta para mi sorpresa desde mi posición también veo lo que parece ser poción curativa y vendas.
Con dificultad me arrastro hasta llegar a ellas, ver los suministros médicos me hace preguntarme si acaso los aurores que están por aquí saben e incluso con cómplices de la visita que tuve anoche por parte del Mortífago, con dificultad y una gran cantidad de dolor logro hacerme un vendaje decente antes de lanzarme cuál bestia sobre la horrible comida, solo dándome cuenta del hambre que tenía cuando la comida ya se ha terminado.
Una vez calmado, rememoro la noche anterior, casi devuelvo la comida al recordar la promesa de más torturas de parte del hombre, no podre soportar una noche como la pasada, no quiero volver a sentir esa sensación de terror absoluto, recorrer mi cuerpo. Si tan solo pudiera defenderme pelear con él como tantas otras veces lo hice con Weasley y Potter, pero hay algo en el que me hace encogerme nada más verle.
Trato de encontrar algo, lo que sea para evitarlo, debe haber algo, una manera de defenderme, pero en cuento lo pienso... no encuentro más que una única solución.
Terminar mi sufrimiento.
Tal vez pueda suicidarme con...
En cuando la idea llega a mi mente, paro mis pensamientos avergonzandome dé estos.
Soy mejor que eso, yo soy Draco Malfoy, un mago de sangre limpia, mi familia es de las más antiguas, somos lo mejor de los magos, somos puros, y yo soy un gran mago que aunque lucho del lado equivocado se arrepintió de sus actos, estoy tratando de ser mejor y esta no es la mejor solución.
Además...
¿Qué pensarían mis padres sobre esto?
No puedo romperles el corazón de esta manera, los destruiría.
¿Qué pensaría Granger?
¡Granger!
Ahí me golpea el peso de su sonrisa, sus hermosos ojos castaños, su voz de sabelotodo y su increíblemente amable corazón que ha luchado en las causas más perdidas, incluso está dispuesta a luchar por mí, y yo debo hacer lo mismo, luchar y seguir vivo hasta que ella consiga sacarme de aquí porque se que lo hará es demaciado terca para no lograrlo.
A pesar de que nunca lo admitiré en voz alta, su solo recuerdo hace que todo rastro de pensamiento suicida se vaya de golpe.
Aun con el dolor atravesando mi cuerpo, una convicción se ha instalado en mi mente, debo sobrevivir por ella, para asegurarme que sea feliz, al lado de Weasley, de Krum o de quien sea, pero yo veré su felicidad, así sea desde las sombras y pobre de aquel que la haga llorar, pues yo mismo me encargaré de devolverle esas lágrimas en forma de puñetazos.
Ese pensamiento me hace detenerme y analizar más a profundidad mis sentimientos hasta que doy con el meollo del asunto, valla. Parece que... ella me gusta más de ML que era conciente. No puedo evitar pensar en que momento paso, si fue en algún momento durante la guerra, cuando secretamente rogaba porque ella y sus amigos se dieran prisa y acabaran con el loco que se paseaba por los pasillos de la mansión de mi familia como si fuera el rey, o bien si fue de manera inconsciente en alguno de nuestros muchos años compartidos.
Con pocas fuerzas logro acostarme en el pequeño catre de mi celda, con su rostro y miles de pensamientos sobre ella hay uno que resuena con mayor guerza.
