El señor tenebroso ha caído y con él la situación de sus Mortifagos más leales es oscura, entre entregarse a los aurores, asumiendo las consecuencias de sus actos y muy probablemente pasando el resto de su vida en la temible prisión de los magos o p...
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Solo entrar a mi habitación me voy directo a la ducha, una vez hecho esto me envuelvo en una bata y empiezo a arreglarme. Con un movimiento de varita empiezo a secar mi cabello lentamente, al terminar tomo el cepillo y quito los enredos poco a poco.
Cuando está listo viene lo más difícil, yendo a mi baúl tomo una poción alisadora y vuelvo al tocador, lentamente empiezo a verterlo en mi cabello, mechón a mechón haciendo que mis rizos desaparezcan.
Cuando termino y ya sin aguantar la tentación me dirijo a la bolsa roja que descansa en mi cama, es hora de la verdad, con cuidado tomo el disfraz y en cuanto está afuera llevo una de mis manos a mi boca.
***Por Merlín es hermoso***
Es lo primero que pienso al tener entré mis manos el disfraz, es un vestido negro con miles de holanes en la falda, mientras que el corpiño está lleno de cuentas negras.
Sin embargo, no es hasta que saco un par de alas cuando me doy cuenta de que iré vestida de un ángel caído. Suelto una suave risa al imaginar el disfraz de Draco, si es pareja con el mío debe de ser un ángel blanco, puro en otras palabras. Niego ante lo que nos espera este día así que vuelvo al tocador y me maquilló en colores obscuros, para verme lo suficientemente mala como para haber sido expulsada feliz cielo.
Una vez he terminado me coloco el vestido y las alas, las cuales a pesar de ser bastante grandes son ligeras, con una sonrisa malvada en mi rostro tomo la varita y con un sencillo hechizo hago que las alas se muevan de forma como lo harían si fueran de verdad, además de otro hechizo de ilusión para que parezcan que salen realmente de mi espalda.
Finalmente, me coloco unos tacones negros altos y unos aretes, me veo en el espejo y frunzo el ceño, falta algo... busco entré los pocos accesorios que tengo, mis ojos se posan en un collar en particular, el mismo que Draco me regalo el día de mi cumpleaños, el cual decidí no usar hasta que mis sentimientos por él se aclararan.
Ya es hora.
Con movimientos cuidadosos tomo el collar entre mis manos, lo admiro unos minutos, aún encantada con su belleza antes de colocarlo en su lugar. Veo nuevamente mi reflejo y me sorprende mucho lo que veo, en verdad parezco un ángel, feliz veo la hora en el reloj que está junto a mi cama y me doy cuenta de que termine justo a tiempo, guardándome la varita emprendo el camino a la sala común donde encuentro a varias parejas ya en sus disfraces.
Esto se pone cada vez mejor.
Varias de las miradas de mis compañeros se posan en mí lo que me hace estar nerviosa hasta que una voz me hace relajarme.
—¿Mione eres tú? —Una voz a mi espalda me hace voltear y veo a Parvati con un traje de vampiresa de corsé ceñido, se ve increíble y aun así ella me observa confundida.
—Hola Parvati te ves muy bien —Respondo en su lugar, mi voz hace que cualquier duda en ella desaparezca.
—Por Merlín, estás increíble, casi no te reconozco —Admite abrazándome con entusiasmo.